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QUO VADIS

perfumada, estatuas de dioses y diosas, y jaulas de oro y de plata, llenas de aves de múltiples colores.

En el centro de la balsa elevábase una inmensa tienda, ó mejor dicho, para no substraer á los festejados á las miradas de los demás, sólo el pabellón de una tienda, hecho de púrpura siria, y que descansaba sobre columnas de plata.

Debajo de él veíanse, brillando como soles, las mesas preparadas para los invitados, llenas de cristalería de Alejandría y ostentando una vajilla de valor inestimable, botín recogido en Italia, Grecia y el Asia Menor.

A la balsa que, por la gran acumulación de plantas que sobre ella había, semejaba a la vez una isla y un jardin, hallábanse amarrados con cuerdas de púrpura y oro, sendos botes que afectaban la forma de cisnes, peces, gaviotas y fenicópteros, y dentro de los cuales había sentados junto a los pintados remos, desnudos bogadores de ambos sexos, cuyas facciones y formas eran de maravillosa hermosura y que llevaban el peinado al estilo oriental ó recogido en redes de oro.

Cuando Nerón llegó á la balsa principal, acompañado de Popea y los augustianos, y apenas se hubo sentado bajo el pabellón purpúreo de la tienda, hendieron el agua los remos, pusiéronse en movimiento los botes, desprendiéronse las cuerdas de oro y la balsa con todos los invitados dentro, empezó á moverse y á describir círculos en la piscina.

Otros botes la rodearon, y también otras balsas de menor tamaño, llenas de mujeres que pulsaban arpas y citaras y cuyos rosados cuerpos, que por marco tenían el horizonte azul del firmamento y de las aguas, y los reflejos de los áureos instrumentos, parecían absorber ese azul y esos reflejos y reventar como yemas de lozanas flores cambiantes.

Y en los arbolados de las riberas y desde el interior de fantásticos edificios levantados expresamente para ese día