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QUO VADIS

cuando cesó ya de observarse el orden en que se hallaban todos sentados á la mesa.

El César dió el ejemplo, levantándose y ordenando á Vinicio que dejara el asiento que ocupaba al lado de Rubria.

Nerón tomólo entonces, y aproximándose a la vestal empezó á hablar á su otdo.

Vinicio llegó así á encontrarse próximo á Popea, quien extendió el brazo hacia el joven y le pidió que asegurara el brazalete que se le había desprendido. Y al hacerlo así Vinicio, con mano un tanto temblorosa, dejó caer Popea sobre él, abriéndose paso por entre sus largas pestañas, una lánguida mirada, fingidamente pudorosa, y movió la gentil cabeza rubia con mudo ademán de resistencia.

Entre tanto el sol, aumentando la extensión y la rubicundez de su esfera, se hundía lentamente por detrás de las copas de los árboles. Los invitados, en su mayor parte, se hallaban ya ébrios. La gran balsa efectuaba ahora su evolución circular dentro de un radio más extenso y por lo tanto más cercano á la orilla, en la cual, por entre los arbustos y las flores, velanse grupos de individuos, disfrazados de faunos ó sátiros, tocando flautas, gaitas y tambores, junto á otros grupos de doncellas que representaban ninfas, dríades (1) y amadriadas.

La obscuridad llegó por fin, entre los gritos y las aclamaciones vinolentas que en honor de la Luna hacían los ocupantes de la tienda.

Al mismo tiempo la luz de un millar de lámparas difundióse por los arbolados. Y desde los lupanares esparcidos sobre la ribera irradiaba á la vez otro como enjambre de innumerables luces; y sobre las azoteas destacábanse nuevos grupos de mujeres desnudas, grupos formados por las esposas y las hijas de las más nobles casas romanas. Y con veces y ademanes libres incitaban a los hombres á que fuesen á reunirseles.

(1) Ninfa de los bosques, cuya vida duraba lo que la del árbol á que se supone unida.