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QUO VADIS

Entonces ofrece en su honor una hecatombe,—replicó Petronio con aire impaciente;—pero no le pidas que te la salve por segunda vez. ¿Recuerdas cómo Eolo recibió á Ulises cuando volvió éste á pedirle vientos favorables por segunda vez? Las deidades no gustan de repetirse á sí mismas.—Cuando ella recobre la salud, la llevaré á casa de Pomponia Groecina,—dijo Vinicio.

—Y en ello harás muy bien, con tanta mayor razón cuanto que Pomponia está enterma; un pariente de Aulio, Antistio, me lo ha dicho, Entretanto, aquí han de pasar sucesos que hagan que se te olvide; y en estos tiempos los olvidados son los más felices. Quiera la Fortuna en adelante ser tu sol en invierno y tu sombra en verano.

Y dicho esto, dejó á Vinicio entregado á su ventura; pero en seguida fué á pedir informes á Teocles la vida y la salud de Ligiaca de Ya no amenazaba á la joven el menor peligro.

Demacrada como se hallaba en la prisión á causa de la fiebre, el aire viciado y la falta de comodidades le habría causado allí la muerte seguramente; pero ahora la situación había cambiado y hallábase rodeada, no solo de los más tiernos cuidados y atenciones, sino de la comodidad, la abundancia y el refinamiento..

Por orden de Teocles la llevaron al cabo de dos días á los jardines de la casa de campo; en ellos pasaba la joven horas enteras.

Vinicio había decorado su litera con anémones y especialmente con gladiolos, á fin de traer á la mente de la joven el atrium de la casa de Aulio.

Más de una vez, á la sombra de árboles frondosos, hablaban, tomados de las manos, de sus pasados sufrimientos y temores.

Y Ligia decíale que Cristo le había llevado expresamente por un sendero de sufrimientos, á fin de transformar su alma y elevarla hasta El.