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QUO VADIS

Cuando hubo llegado esto á su conocimiento, no experimentó la menor inquietud ni alarma, y dijo con una sonrisa á los augustanos á quienes había recibido en su espléndida casa de campo de Cumas: —Enobarbo es enemigo de las interpelaciones directas; ya veréis su confusión cuando le pregunte yo si ha sido él quien ha ordenado la prsión de «mi familia» en la capital.

Y les invitó en seguida á una fiesta para antes del «más largo de los viajes;» y acababa de hacer los preparativos del caso, cuando llegó la carta de Vinicio.

Al recibirla, Petronio púsose algo pensativo, pero al cabo de algunos momentos volvió su rostro á su compostura habitual, y esa misma noche contestó lo siguiente: «Pláceme vuestra felicidad y admiro vuestros corazones, porque yo no había pensado que dos amantes pudieran recordar á una tercera persona que se halla lejos.

«Y vosotros no solo no me habéis olvidado, sino que intentáis persuadirme de que vaya á Sicilia á fin de compartir vuestro pan y vuestro Cristo, quien, según tú me escribes, os ha dado una felicidad tan completa.

»Si ello es así, honor á El. Empero, á mi juicio, Ursus tuvo algo que hacer con la salvación de Ligia, y el pueblo romano tuvo también que ver un poco en ella. Mas, ya que tú cres que Cristo realizó la hazaña, no te he de contradecir. No economices las ofrendas en su honor. Prometeo también se sacrificó por el hombre; pero, jay! Prometeo, al parecer, solo es una invención de los poetas, al paso que gentes dignas de fe me han dicho que ellas vieron á Cristo con sus propios ojos. Convengo contigo en que es el más digno de todos los dioses.

»Recuerdo bien la pregunta de Pablo de Tarso, y creo que si Enobarbo viviera con arreglo á las enseñanzas de Cristo, tendría yo tiempo de visitaros en Sicilia. En ese caso podríamos conversar, á la sombra de los árboles y cerca de las fuentes de todos los dioses y de todas las verdades