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QUO VADIS

Hablaban asimismo del barco que deseaba conocer el César y que era portador de un cargamento de trigo bastante para el consumo de dos años, sin contar á cuatrocientos pasajeros, otros tantos soldados y una multitud de bestias feroces destinadas á los juegos estivales. Esto producía en general una impresión favorable á Nerón, que se preocupaba no tan sólo de alimentar al pueblo, sino también de divertirlo. De ahí que le guardara una acogida llena de entusiasmo.

Entretanto, presentóse un destacamento de caballería númida, perteneciente á la guardia pretoriana. Llevaban uniformes amarillos, fajas rojas y grandes aretes, que daban reflejos dorados sobre sus caras negras. Las puntas de sus lanzas de bambú destellaban al sol como llamas.

Una vez que hubieron pasado, advirtióse una especie de movimiento procesional. La multitud se estrechó vivamente para verlo más de cerca; pero se encontraron con divisiones de pretorianos á pie, quienes formando filas á ambos lados de la puerta, impedían el acceso al camino.

Pusiéronse primero en movimiento innumerables carros que contenían tiendas de color de púrpura, rojo y violeta y de fino lienzo egipcio, tejido de hilo blanquísimo como la nieve, y tapices orientales, y mesas de madera de cedro, y piezas de mosaico, y utensilios de cocina, y jaulas con aves procedentes de oriente, del norte y occidente, aves cuyos sesos y lenguas estaban destinados á la mesa del César, y vasijas de vino, y canastas de fruta. Pero los objetos que no debían ser expuestos á los golpes ó quebraduras que pudieran sufrir yendo en aquellos vehículos, eran llevados á mano por esclavos. De ahí que se viese á centenares de individuos á pie conduciendo vasos y estatuas de brońce corintio. Había compañías de hombres expresamente designados para el transporte de los vasos etruscos; otras para los griegos, otras para los vasos de oro de plata ó los de cristal de Alejandriay Estas compañías, iban custodiadas por pequeños desta-