Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo I (1900).pdf/142

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
134
QUO VADIS

Supo asimismo entonces apreciar por primera vez, cuánta era la intensidad de su amor á ella. Así como por la mente de un hombre que se está ahogando, pasan con fugacidad de relámpagos los cuadros palpitantes de su vida toda, desfilaban ahora por su memoria todas aquellas escenas en que había figurado Ligia. Veiala, escuchaba hasta la última de sus palabras, contemplábala en la fuente, en la casa de Aulio, en la fiesta; sentiala á su lado, percibía el perfume de sus cabellos, el tibio aroma de su cuerpo, la delicia de los besos que imprimiera sobre los labios de la inocente doncella. Parecíale ahora cien veces más dulce, más hermosa, más deseada que nunca, cien veces más, la única, la sola escogida entre todos los mortales y las divinidades. Y cuando pensaba que todo esto, que había llegado á grabarse tan indeleblemente en su corazón, que había llegado á convertirse en sangre y vida suya, pudiera ser poseido por Nerón, apoderábase de él una angustia, puramente física, pero tan penetrante, que por momentos casi le impelía á dar con su cabeza en el muro del atrium hasta destrozarla.

Temía volverse loco, y así hubiera indudablemente su cedido, á no restarle como supremo refugio la venganza.

Porque, así como hasta entonces había pensado que no podría vivir sin que Ligia fuera suya, antojábasele ahora que no podría morir sin haberla vengado. Y esto le infundió una especie de consuelo.

—Seré tu Casio Queroneol (1)—se dijo á sí mismo pensando en Nerón.

Y momentos después tomó en sus manos un puñado de tierra de una de las macetas de flores que rodeaban el impluvium, é hizo un terrible voto de venganza á Erebo (el infierno), á Hecate (2) y á sus propios domésticos lares.

(1) El matador de Caligula.

(2) Hija de Júpiter y Latona, á quien llaman los postas Luna en el cielo, Diana y Lucina en la tierra y Proserpina en el infierno; preside & los hechizos y la pintan con tres cabezas: la derecha de caballo; la izquierda de perro y de jabalí la del medio.