Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo I (1900).pdf/167

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
159
QUO VADIS

Hoy has arreglado muy bien los pliegues de mi toga y estoy contento de tí, Eunice.

Ante aquel ligero contacto, los ojos de la joven parecieron al instante cubrirse como con leve niebla de felicidad, en tanto que su seno se agitaba en vivo y anheloso trepidar.

Petronio y Vinicio pasaron al atrium, donde aguardaba Chilo Chilonides. Cuando ésto los vió hizoles un profundo saludo. Una sonrisa vino á los labios de Petronio al pensar en la sospecha que el día anterior le asaltara, de que este hombre pudiera ser amante de Eunice. Porque el individuo que en su presencia se hallaba, no podía ser el amante de mujer alguna. En aquella estraña figura se adunaban á la vez lo repugnante y lo ridículo. No era viejo; en su desaseada barba y ensortijadas guedejas advertíase apenas uno que otro cabello cano. Tenía hundido el estómago é inclinados los hombros, de manera que al primer golpe de vista parecía jorobado. Por encima de la protuberancia así formada, se alzaba una cabeza larga, con cara á la vez de mono y zorro: la mirada era penetrante! En su cutis amarillento advertianse, como variantes, algunos barros y su nariz, totalmente cubierta de ellos, bien podía denunciar un amor algo desmesurado por la botella. Su descuidado traje compuesto de una obscura túnica de lana de cabra y un manto del mismo material, en el que se notaban algunos agujeros, era indicio de pobreza real ó simulada. A su vista, vino á la mente de Petronio la idea del Tersites (1) de Homero. Así, pues, contestando á su saludo con un movimiento de la mano, dijo: —¡Salud; divino Tersites! ¿Cómo está la jiba con que te obsequió Ulises en Troya y qué hace él ahora en los Eliseos?

—Noble señor, contestó Chilo Chilonides: —Ulises, el mássabio de los muertos, envía por mi conducto un saludo (1) Griego feísimo que, en el sitio de Troya, al hablar mal de Aquiles fué por éste muerto de una puñalada,