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QUO VADIS

sacó una pieza de oro de su bolsa y poniéndola sobre la mesa, dijo: —Esporo: he trabajado hoy con Séneca desde el amanecer hasta el mediodía; y hé aquí lo que me dió mi amigo al separarnos.

Los saltados ojos de Esporo parecieron salir de sus órbitas á la vista del oro, y pronto estuvo el vino delante de Chilo. Este mojó en él los dedos, dibujó sobre la mesa un pescado, y dijo: —¿Sabes tú lo que significa eso?

—¿Un pescado? Pues, un pescado.... sí, eso es un pescado.

—Tú eres un zote, si bien pones tanta agua en tu vino, que bien pudieras encontrar un pescado en él. Esto es un símbolo que, en el lenguaje de los filósofos, quiere decir: «la sonrisa de la fortuna.» Si tú lo hubieras adivinado, tú también habrías podido hacer una fortuna. En verdad te digo: has de hacer honor á la filosofía, si no quieres que cambie de taberna, proceder que desde hace tiempo me ha venido recomendando mi personal amigo Petronio.

CAPÍTULO XIV

Por espacio de muchos días después de aquella entrevista, Chilo no se dejó ver en parte alguna. Vinicio, desde el momento en que por Actea supo que Ligia le amaba, sintióse poseído de cien veces mayor vehemencia por encontrarla, y él mismo salía personalmente en su busca.

No le era posible, ni tenía voluntad, de pedir la ayuda del César, quien á la sazón abrigaba serios temores por la salud de la infanta Augusta.

De nada habían servido ni los sacrificios en los templos, ni las plegarias, ni los ofrecimientos, ni la ciencia de los médicos, ni todas las artes de encantamiento á que habíase recurrido, como á recurso extremo. Al cabo de una semana la niña falleció. El duelo se hizo en la corte