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QUO VADIS

auxiliar útil, aun cuando diez individuos como Ursus estuvieran de parte de la doncella. No te dejes saquear por Chilo, pero tampoco economices dinero tratándose de Croton. De todos los consejos que pudiera yo darte, éste es el mejor.

»Aquí han dejado ya de hablar de la infanta Augusta ó de sostener que pereció por causa de maleficio. Popea la recuerda á veces todavía; pero el ánimo del César se halla como atascado en otras cosas. Por otra parte, si es cierto que la divina Augusta ha vuelto á sufrir una transformación en su estado, la memoria de la niña se borrará luego sin dejar la menor huella.

»Hemos pasado algunos días en Nápoles, mejor dicho, en Bayas. Si eres todavía susceptible de pensamiento, estoy cierto que á tus oidos habrán llegado los ecos de la vida que aquí llevamos, porque es seguro que en Roma no han de hablar hoy de otra cosa.

»Nos trasladamos directamente á Bayas, en donde al principio nos vimos atacados por los recuerdos de la madre y los remordimientos de la conciencia. Pero, ¿sabes tú hasta dónde ha llegado Enobarbo ya? Pues, hasta esto: que aun el asesinato de su madre antójasele hoy tan sólo un tema para hacer versos y un motivo para escenas trágico—bufas. Anteriormente sentía verdaderos remordimientos y les temía, como cobarde que es; pero ahora, cuando se halla convencido de que la tierra sigue como antes ba jo sus pies, y de que ningún dios se prepara á tomar venganza, finge esos remordimientos tan sólo á efecto de interesar á las gentes en su suerte. A veces, por la noche, salta de su cama declarando que las Furias le persiguen; nos despierta, mira á su alrededor, toma las actitudes de un actor que hiciera el papel de Orestes, pero actitudes malas, declama versos griegos y nos observa para ver si le admiramos. Y le admiramos al parecer, y en vez de gritarle: «¡ Vete á dormir, truhán!» nos elevamos también hasta el diapasón de la trajedia y nos consagramos á pro-