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QUO VADIS

Aquí se detuvo, porque la respiración le faltaba. Crispo le dijo entonces.

—No hemos de emplear ningún género de violencia contra tí, señor: deseamos tan sólo salvar nuestras cabezas.

A estas palabras el joven, que no estaba habituado á las objeciones, frunció el ceño y dijo: —Permitidme tomar aliento.

Y después de algunos instantes, repuso: —Por Croton, á quien mató Ursus, nadie ha de preguntar. Debía ir hoy á Benevento, á donde había sido llamado por Vatinio; por consiguiente, creerán todos que ha partido. Cuando entré á esta casa en compañía de Croton, nadie nos vió, á excepción de un griego que con nosotros estuvo en Ostrianum. Os indicaré dónde vive ese hombre; hacedle venir aquí. Comunicaré en carta á mi casa que yo también he partido para Benevento. Si el griego hubiese dado algún aviso al prefecto, declararé que fuí yo quien mató á Croton, y él quien me rompió el brazo. Esto haré, os lo juro por las sombras de mi padre y de mi madre. Podéis permanecer aquí, con la seguridad de que no se tocará un solo cabello de vuestras cabezas.

Haced, pues, que aqui venga, y pronto, ese griego, cuyo nombre es Chilo Chilonides.

—Entonces, Glauco se quedará contigo,—dijo Crispo,y te atenderá la viuda.

—Fijate, anciano, en lo que te estoy diciendo,—replicó Vinicio frunciendo más el ceño.—Yo te debo gratitud y tú me pareces bueno y honrado; mas no me dices lo que hay en el fondo de tu alma. Tienes miedo de que yo haga venir mis esclavos y les ordene lleven á Ligia. ¿No es ver dad?

—Si tal,—dijo Crispo con severo acento.

—Entonces, ten presento este: hablaré á Chilo delante de todos vosotros y escribiré á casa una carta en que anuncié mi viaje á Benevento. No me valdré en lo sucesivo de