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QUO VADIS

ser una fuerza ofensiva y conquistadora para convertirse como en una especie de niño indefenso, entregado por completo á la merced y á los cuidados de la joven.

Para su indole altiva y dominadora semejantes relaciones respecto de cualquiera otra persona hubiéralas conceptuado humillantes; y sin embargo ahora no solamente no experimentaba tal humillación, sino reconocimiento para con Ligia, considerándola como una especie de soberana.

En él eran esos nuevos sentimientos algo del todo insó lito, algo que el día anterior habría conceptuado como absolutamente incomprensible y que ahora mismo, en ese propio día, le hubiese llenado de admiración, á encontrarse en aptitud de analizarlo con calma y claridad.

Mas, en estos instantes no se detuvo en tales análisis psicológicos, cual si fuera su situación perfectamente natural: bastaba á sus anhelos del momento sentirse dichoso porque se encontraba en aquel recinto.

Y deseaba manifestarla su gratitud desde el fondo del corazón, movido por un intimo sentimiento inexplicable á la sazón para él, en tal manera que no habría sabido qué nombre darle, pues era simplemente una especie de vasallaje.

La anterior sobrescitación le había de tal modo extenuado, que no le era posible hablar ahora; le agradeció, pues, tan sólo con los ojos, en los cuales había fulgores jubilosos, porque iba á permanecer á su lado, porque podría verla... verla hoy, mañana, el día siguiente, acaso por espacio de largo tiempo... Y ese júbilo vióse atenuado tan sólo por el temor de perder más tarde lo que acababa de conquistar por fin.

Tales proporciones fué asumiendo ese temor, que cuando Ligia se acercó por segunda vez á ofrecerle agua y le sobrevino el deseo de cogerla una mano, detúvose atemorizado.

¡Atemorizado, él, Vinicio, que en la fiesta del César habiala besado los labios á viva fuerza! ¡El, Vinicio, que des-