Página:Quo vadis - Eduardo Poirier tr. - Tomo I (1900).pdf/33

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
29
QUO VADIS

habitantes de los desiertos de la Arabia, con su aspecto de hombres disecados, hasta el hueso; judíos de pechos enjutos; egipcios, con su eterna é impasible sonrisa en los labios: numidios y africanos; griegos de Tesalia, quienes, al igual de los romanos, eran dueños de la ciudad, pero en ella imperaban por la ciencia, el arte, la sabiduría y el engaño; griegos de las islas, del Asia Menor, de Egipto, de la Italia, de la galia narbonense. Entre la turbamulta de esclavos de orejas agujereadas, no faltaban los hombres libres,—población ociosa á la cual el César divertía, alimentaba y aun vestía,—y los visitantes de fuera, á quienes la vida fácil y las espectativas de hacer fortuna, atraían á la gigantesca ciudad. No escaseaban tampoco los mercenarios.

Había sacerdotes de Serapis, que llevaban ramos de palma en las manos; sacerdotes de Isis, á cuyos altares presentábanse mayor numero de ofrendas que al templo de Júpiter Capitolio; sacerdotes de Cibeles, conduciendo en las manos, doradas espigas de arroz; y sacerdotes de las divinidades nómadas; y danzarinas orientales, con sus tocados relucientes, y vendedores de amuletos, amansadores de culebras, y videntes, ó profetas de Caldea; y por último, individuos sin ocupación alguna, que semanalmente acudían en demanda de cereales á los graneros situados á orrillas del Tiber, que se batían por adquirir billetes de lotería para el Circo, que pasaban las noches en las casuchas desmedradas de los barrios transtiberinos y los días de sol bajo los pórtidos cubiertos, ó en los sucios figones del Subura, en el Puente Milvio, ó delante de las «insulas de los grandes, de donde se les arrojaba de cuando en cuando los sobrantes de la mesa de los esclavos.

Petronio era conocido de toda aquella multitud; en los oidos de Vinicio resonaban á cada paso estas palabras: «¡Es él!» Se le amaba por su liberalidad; y su fama habíase aumentado aun, desde el día en que intervino acerca del César, contra el decreto que condenaba á muerte á to-