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QUO VADIS

Y la he proclamado en la Judea, en la Grecia, en las Islas y en esta ciudad atea, en la cual mi primera morada fué una prisión.

Y ahora, llamado por de Pedro, mi superior, vengo á esta casa con la misión de doblegar una altiva cabeza é inclinarla hasta los pies de Cristo, de arrojar un grano de la simiente del bien en ese terreno pedregoso que el Señor ha de fertilizar, á fin de que rinda una cosecha abundante.

Y se levanto.

A Crispo aquel diminuto jorobado le pareció en ese momento lo que era en realidad: un gigante que debía sacudir el orbe desde sus cimientos y unir en un solo haz á diferentes razas, pueblos y naciones.

CAPÍTULO XXVIII

Petronio á Vinicio.

«Por favor, caríssime: no imites en tus cartas á los lacedemonios, ó á Julio Césarl Pudieras tú, como Julio, escribir: Veni, vidi vici (vine, ví. vencí), y ya seriame dable comprender y explicarme, tu laconismo. Más tu carta significa simplemente Veni, vidi, fugi (vine, vi, escapé) Y puesto que semejante desenlace del asunto se halla en completa oposición á tu indole, puesto que te encuentras herido, y finalmente, puesto que están sucediéndote cosas estupendas, tu carta necesita explicación. No me fué posible dar crédito á mis ojos cuando leí que ese gigante ligur había matado á Croton con tanta facilidad como podría matar un perro calidonio á un l bo en los desfiladeros de Hibernia. Ese hombre vale tanto oro como el que pesa, y de él solo depende el que llegue á ser un favorito del César.

»Cuando vuelva yo á la he de conocer más de cerca á ese ligur, y haré fundir para mí una estatua suya.

Enobarbo ha de reventar de curiosidad cuando yo le diga