¡Ea!, aprisa subamos de la vida
¡Ea!, ¡aprisa subamos de la vida
La cada vez más empinada cuesta!
Empújame dolor, y hálleme luego
En su cima fantástica y desierta.
No, ni amante, ni amigo,
Allí podrá seguirme;
¡Avancemos!... ¡Yo ansio de la muerte
La soledad terrible!
Mas ¿para qué subir?; fatiga inútil
Cuando es la vida fatigosa llama,
Y podemos, ¡poder desventurado!,
Con un soplo levísimo apagarla.
Ruge a mis pies el mar, ¡soberbia tumba!
La onda encrespada estréllase imponente
Contra la roca, y triste muere el día
Como en el hombre la esperanza muere.
¡Morir!; esto es lo cierto;
Y todo lo demás mentira y humo;
Y del abismo inmenso,
Un cuerpo sepultóse en lo profundo.
Lo que encontró después posible y cierto
El suicida infeliz, ¿quién lo adivina?
¡Dichoso aquel que espera
Tras de esta vida hallarse en mejor vida!