Éxtasis sonambúlico
Nota: Se ha conservado la ortografía original.
Madrid 14 Noviembre 1873.—Medíum.
¿Para qué buscais en las leyes de la materia lo que teneis en vuestro espíritu? Qué bien dijo el Christo: ¡Tienen ojos y no ven; tienen oídos y no oyen! No hay efecto sin musa, decís, y sin embargo veis al moto y negais la causo. Eso mismo deseo de llegar hasta los más oscuros é impenetrables arcanos do la ciencia, si el orgullo no os cegara, veriais que es el libro divino en cuyas páginas leemos y leaís constantemente esta palabra: ¡INMORTALIDAD!
No hay nada en el mundo, no hay tratado de filosofía más exacto que el deseo innato de llegar a conocer la vida futura: honoras y glorias mundanas, todo desaparece en medio de este mar de amarguras que os rodea; sólo se conserva más acentuado que nunca en vosotros la idea del más allá; todo muere, todo acaba y cuando todo se ha perdido, sentis en vosotros más vivo y más latente el deseo del más ALLÁ.
¿Para que buscais lo que en vosotros teneis! Decid a un confinado qué es lo que más anhela, cuál es su idea dominante y os contestará: «¡La libertad que por mi culpa perdi!» Colmadle de honores y de placeres: todo es en vano, si no le arrancais el grillete que le sujeta. Asi sois vosotros. ¿Qué os importan los bienes? ¿Qué os importa la gloria mundana si no veis la luz, si envueltos entre los pliegues de la materia, morís lentamente en esa cárcel lóbrega que se llama tierra?
Dios, en su infinita bondad, os dejó como rayo de luz y de esperanza el deseo del más ALLA, único recuerdo de vuestro estado anterior. Es la estrella que os dejó para que os sirva de guia en el áspero camino de vuestra vida y en la cual hay escritas con caracteres índelebles estas palabras: «AMOR. CIENCIA Y CARIDAD, ACERCAN A DIOS.)