A las niñas de Alcorcón
Apariencia
A las niñas de Alcorcón le cantaba Paracuellos, mientras se juntan al bayle debaxo el olmo, estos versos: Fuérame yo por la puente, que lo es, sin encantamiento, en diziembre, de Madrid, y en agosto, de Ríoseco. La que haziéndose ojos toda por ver su amante pigmeo se quexa dél porque ingrato le da con la arena en ellos. La que la vez que se asoma a mirar su rostro bello es, a fuer de dama pobre, en sólo un casco de espejo. La pretina de jubón que estando de ojetes lleno cual pícaro, no trae más que una cinta en los gregüescos. Por esta puente de anillo pasé un disanto, en efecto, aunque pudiera a pie enjuto vadear su mar Bermejo. Reíme de ver su río, y sobre los antepechos de su puente titular no sé si le dixe aquesto: No os corráis, el Manzanares; mas ¿cómo podréis correros, si llegáis tan despeado y de gota andáis enfermo? Según arenas criáis, y estáis ya caduco y viejo, moriréis de mal de orina como no os remedie el cielo. Y en fe de aquesta verdad, azadones veraniegos abriendo en vos sepulturas pronostican vuestro entierro. Postilando vais vuestra agua, y por esta causa creo que con Jarama intentó Filipo, datos comento. No lo executó por ser en daño de tantos pueblos, mas como os vio tan quebrado de piedra os puso el braguero. Título de venerable merecéis, aunque pequeño, pues no es bien viéndoos tan calvo que os perdamos el respeto. Como Alcalá y Salamanca, tenéis (y no sois Colegio) vacaciones en verano y curso sólo en invierno. Mas, como estudiante floxo, por andaros en floreos, del Sotillo mil corrales afrentan vuestros cuadernos... Pero dexando las burlas hablemos un rato en seso, si no ya que os tienen loco sequedades del cerebro: ¿cómo, decid, Manzanares, tan poco medrado os vemos, pretendiente en esta Corte y en palacio lisonjero? Un siglo y más ha que andáis, hipócrita y macilento, saliendo al paso a los reyes, que tienen gusto de veros. Alegar podéis servicios; díganlo los que habéis hecho en esa Casa del Campo, sus laberintos y enredos. Su Troya burlesca os llama hombre sutil y de ingenio, sin que su artificio envidie los del Tajo y su Juanelo. En azafates de mayo presentáis a vuestro dueño flores pancayas que en frutas convierte después el tiempo. ¿Qué es la causa, pues, mi río, que tantos años sirviendo no os den siquiera un estado que os pague en agua alimentos? Filipo os quiso hacer grande después de haberos cubierto delante de él con la puente, y él mismo os puso el sombrero. Pedidle al Cuarto mercedes, que otros han servido menos y gozan ya más estados que cuatro pozos manchegos. No soy (diréis) ambicioso; mas a fe, aunque os lo confieso, que andáis siempre murmurando por más que os llamen risueño. ¡Ánimo, cobarde río, quebrantad vuestro destierro, y pues rondáis a Palacio entraos una noche dentro! Fuentes tenéis que imitar, que han ganado con sus cuerpos (como damas cortesanas) sitios en Madrid soberbios. Adornadas de oro y piedras, visitan plazas y templos, y ya son dos escribanos, ¡que aquí hasta el agua anda en pleitos! No sé yo por qué se entonan, que no ha mucho que se vieron por las calles de Madrid a la vergüenza, en jumentos. Más dixera, a no llegar con dos cargas de pucheros Bertol, y ansí por los propios dexo cuidados ajenos. (De "Los Cigarrales de Toledo")