A secreto agravio, secreta venganzaA secreto agravio, secreta venganzaPedro Calderón de la BarcaJornada 2: Escena XVIII
Jornada segunda
Escena XVIII
DOÑA LEONOR, SIRENA; después DON LOPE.
DOÑA LEONOR
Aún mejor ha sucedido,
Sirena, que yo esperaba.
Sola una vez sino el mal
menor que el que se esperaba.
Ya puedo hablar, y ya puedo
mover las heladas plantas.
¡Ay, Sirena, en qué me vi!
Vuelva a respirar el alma.
(Vuelve Don Lope.)
DON LOPE
Leonor.
DOÑA LEONOR
Señor, pues ¿qué intentas?
¿Ya no supiste la causa
con que él entró? Ya supiste
que yo no he sido culpada.
DON LOPE
¿Tal pudiera imaginar
quien te estima y quien te ama?
No, Leonor, sólo te digo
que ya aquí se declara
con nosotros...
DOÑA LEONOR
¿Ya él no dijo
que aquí de Castilla estaba
ausente por una muerte?
Pues yo, señor, no sé nada.
DON LOPE
No te disculpes, Leonor.
Mira. . . , mira que me matas.
Tú, Leonor pues ¿de qué habías
de saberlo? Pero basta
que él se fie de nosotros,
para que de aquí no salga.
Y tú, Sirena, no digas
lo que entre los tres nos pasa
a ninguno, ni a don Juan.