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A una dama burlada

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A una dama burlada
de José de Espronceda

 Dueña de rubios cabellos,
        Tan altiva,
 Que creéis que basta el vellos
 Para que un amante viva
        Preso en ellos
 El tiempo que vos queréis;
 Si tanto ingenio tenéis
 Que entretenéis tres galanes,
 ¿Cómo salieron mal hora,
        Mi señora,
        Tus afanes?
    
 Pusiste gesto amoroso
        Al primero;
 Al segundo el rostro hermoso
 Le volviste placentero,
    
        Y con doloso
 Sortilegio en tu prisión
 Entró un tercer corazón;
 Viste a tus pies tres galanes,
 Y diste, al verlos rendidos,
        Por cumplidos
        Tus afanes.
    
 ¡De cuántas mañas usabas
        Diligente!
 Ya tu voz al viento dabas,
 Ya mirabas dulcemente,
        O ya hablabas
 De amor, o dabas enojos;
 Y en tus engañosos ojos
 A un tiempo los tres galanes,
 Sin saberlo tú, leían
        Que mentían
        Tus afanes.
    
 Ellos de ti se burlaban;
        Tú reías;
 Ellos a ti te engañaban,
 Y tú, mintiendo, creías
        Que te amaban:
 Decid, ¿quién aquí engañó?
    
 ¿Quién aquí ganó o perdió?
 Sus deseos tus galanes
 Al fin miraron cumplidos,
        Tú, fallidos,
        Tus afanes.