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A una rosa (Aguirre)

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A una rosa
de Juan Bautista Aguirre


En catre de esmeraldas nace altiva   
la bella rosa, vanidad de Flora,   
y cuanto en perlas le bebió a la aurora   
cobra en rubís del sol la luz altiva.   
 

De nacarado incendio es llama viva  
que al prado ilustra en fe de que la adora;   
la luz la enciende, el sol sus hojas dora   
con bello nácar de que al fin la priva.   
 

Rosas, escarmentad: no presurosas   
anheléis a este ardor, que si autoriza,  
aniquila también el sol, ¡oh rosas!   
 

Naced y vivir lentas; no en la prisa   
os confundáis, floridas mariposas,   
que es anhelar arder, buscar ceniza.   



II

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De púrpura vestida ha madrugado   
con presunción de sol la rosa bella,   
siendo sólo una luz, purpúrea huella   
del matutino pie de astro nevado.   
 

Más y más se enrojece con cuidado  
de brillar más que la encendió su estrella,   
y esto la eclipsa, sin ser ya centella   
que golfo de la luz inundó al prado.   
 

¿No te bastaba, oh rosa, tu hermosura?   
Pague eclipsada, pues, tu gentileza  
el mendigarle al sol la llama pura;   


y escarmienta la humana en tu belleza,   
que si el nativo resplandor se apura,   
la que luz deslumbró para en pavesa.