Abrojo LV (Rubén Darío)
Joven, acérquese acá:─ ¿Estima usted su pellejo? Pues escúcheme un consejo que me lo agradecerá. Arroje esa timidez al cajón de ropa sucia, y por un poco de argucia dé usted toda su honradez. Salude á cualquier pelmazo de valer, y al saludar, acostúmbrese a doblar con frecuencia el espinazo. Diga usted sin ton ni són y mil veces, si es preciso, al feo que es un Narciso, u al zopenco, un Salomón; que le que tenga el juicio leso ó sea mal encarado, téngalo usted de contado que no se enoja por eso. Al torpe déjela hablar, sus torpezas disimule, y adule, adule y adule sin cansarse de adular. Como algo no le acomode, chitón, y tragar saliva; y en el pantano en el viva, arrástrese, aunque se enlode. Y con que befe al que baje, y con que al que suba inciense, el día en que menos piense será usted un personaje.