Abrojo XVII (Rubén Darío)

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Cuando la vio pasar el pobre mozo

y oyó que le dijeron: -¡Es tu amada!...

lanzó una carcajada,

pidió una copa y se bajó el embozo.

-¡Que improvise el poeta!

Y habló luego

del amor, del placer, de su destino

Y al aplaudirle la embriagada tropa,

se le rodó una lágrima de fuego,

que fue a caer al vaso cristalino.

Después, tomó su copa

¡y se bebió la lágrima y el vino!...