Acta del Cabildo de Santiago (5 de mayo de 1813)

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Sesión de 5 de mayo de 1813

Delación de una revolución.

Habiendo en la mañana de este día juntádose en su sala capitular extraordinariamente el Muy Ilustre Cabildo y Tribunales con el objeto de evacuar los muchos y graves asuntos que ocurren en las presentes circunstancias y de arbitrar los medios más oportunos para asegurar la tranquilidad del pueblo en un tiempo en que por todas partes se considera en peligro la patria, y aún todo el reino, no sólo por los piratas invasores a la ciudad de Concepción, sino también por los enemigos interiores de nuestra causa, después de haberse leído y firmado la [sic] acta anterior, se presentó a este Ilustre Cuerpo don José Matías Díaz de Alderete y le denunció que, entre las diez y once de la noche del día, anterior, yendo por la calle de la Compañía y hacía el frente de la Aduana caminaban dos hombres, que por el eco de su voz presumió eran europeos españoles, y oyó clara y distintamente y sin la menor equivocación que el uno le dijo al otro las siguientes palabras: “Que con las armas que tenían podrían asaltar los cuarteles y hacerse fuertes, que ya veía que el pueblo se hallaba sin fuerzas y sin armas, y que lo que convenía era tratar de unirse”. Que el delator, sorprendido al oír esta trama que podía combinarse y realizarse, aprovechándose de la presente revolución los enemigos interiores de nuestro sistema, no advirtió el seguirlos y descubrirles su paradero, sino sólo en ver si de casualidad se presentaba alguna ronda cívica que los aprehendiese. El Ilustre Cuerpo y Tribunales, confirmando con estos datos más y más el inminente peligro y riesgo en que se veía la patria, acordó que inmediatamente fuese una diputación al Excelentísimo Gobierno, siendo nombrados los señores regidores don Isidoro Errázuriz y el doctor don Timoteo de Bustamante, que pusiesen en consideración de Su Excelencia y de boca del mismo denunciante este acontecimiento para que sin pérdida de tiempo diese las providencias que exigía el caso: quienes lo verificaron representando al Excelentísimo Gobierno el riesgo que amenazaba al pueblo, y de cuya comisión dieron cuenta al Ayuntamiento, que Su Excelencia quedaba encargado de tomar las más activas providencias sobre seguridad pública. Con lo que se cerró el acuerdo, firmándolo los señores que a él asistieron, en su sala capitular, a 5 de mayo de 1813. Joaquín de Trucíos.- Jorge Godoy.- Isidoro de Errázuriz.- Pedro Nolasco Valdés.- Doctor José Ureta.- Marcelino Cañas.- José María de Rozas.- José Antonio de Rojas.- Anselmo de la Cruz.- Timoteo de Bustamante, Regidor secretario.