Algo sobre la pluralidad de mundos

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​Almanaque de espiritismo​ (1873)
Algo sobre la pluralidad de mundos
 de Arnaldo Matros.

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

ALGO SOBRE LA PLURALIDAD DE MUNDOS.
——

Orgulloso mortal, eleva tu mirada
hacia la bóveda estrellada y contempla
esos innumerables brillantes que bordan
ricamente el carro imperial de la
noche. Los telescopios te demostrarán
que son tan numerosos como las arenas
de los mares. Cada uno de estos
pequeños luminares es el gran manantial
de luz, el sol central alrededor
del cual viaja fraternalmente una
familia de planetas, y cada uno de esos
mundos está habitado por otros semejantes a ti.


Kirke-White.

La cuestion de la pluralidad de mundos y de sus condiciones de habitabilidad está ya resuelta de un modo tan satisfactorio, con tal número de datos, y estos de tanto valor, que es imposible abrigar la menor duda respecto de semejante punto.

Es muy cierto que los datos positivos recogidos por los hombres de ciencia se refieren sólo á los mundos que componen el sistema solar; pero seria un absurdo suponer, que sólo esa pequeña estrella que nosotros llamamos Sol, perdido en un rincon de la Via-láctea, tuviera alrededor suyo un cortejo de mundos, y las demás, los millones de estrellas que constelan el firmamento. solos explendorosas, irradiaran sin objeto su fecundante luz, por los vacíos desiertos del espacio. Nó: esto no es lógico. Si nuestra estrella central alimenta con tus vivificantes fuegos ocho mundos—conocidos hasta hoy—¿por qué las demas no serian acreedoras á lo mismo?

Mundos desconocidos gravitan en torno de esos soles lejanos; tanto de los que son perceptibles á nuestros ojos, como de aquellos que por la inconmensurable distancia que de aquí los separa, no son visibles ni aun con los más potentes telescopios. El espacio infinito está sembrado de un número tambien infinito de nebulosas; cada nebulosa está compuesta de millones de soles; alrededor de cada sol, se agrupa cierto número de mundos

Todo es vida y movimiento en el espacio. Los satélites giran en torno de sus planetas; los planetas con sus satélites en torno de sus soles; los soles con su brillante cortejo de planetas, satélites y cometas recorren tambien una órbita que nos es desconocida; y quizá las nebulosas, esas agrupaciones inmensas de sistemas planetarios, ruedan tambien en el espacio, trazando una órbita que sólo Dios conoce.

La mente se confunde al considerar tanta grandeza.

Reduzcamos el cuadro, da lo infinito a lo limitado

El telescopio pone de manifiesto los mundos que gravitan alrededor de nuestro Sol. Desde aquí se divisan las montañas de que están erizados; se distinguen los mares que bañan su suelo; las nieves que cubren sus polos; las gruesas masas de nubes que surcan sus atmósferas. Se conoce la densidad de la materia que los compone; su volumen, el tiempo que emplean en efectuar sus dos movimientos, el de rotacion el de revolucion; la excentricidad de una órbitas respectivas, la inclinacion del plano de los mismas; la del eje de rotacion de cada planeta; el número de satélites que cada uno tiene.

Nada falta en esos mundos para que la vida se realice en ellos, como se realiza aquí en la tierra; luz, calor, atmósfera, elementos necesarios para el desarrollo de la vida orgánica; todo lo poseen. Es muy cierto que la vida se manifestará en ellos en condiciones distintas á las nuestras, porque hay diferencias muy notables entre los planetas que componen el sistema solar, ya por la distancia que cada uno ocupa respecto del Sol, ya por la diferencia de densidades entre ellos, ya por los elementos atmosféricos que pueden ser distintos.

Mercurio es el planeta más próximo al Sol; su distancia no es mas que de 14.783.400 leguas. Ese pequeño mundo, cuyo volúmen es casi diez y siete veces menor que el de la tierra, esta rodeado de una atmosfera sumamente densa y muy elevada, circunstancia que puede modificar la luz y el calor que profusamente derrama sobre él, el astro del dia. Las montañas de Mercurio son muy elevadas; la duracion de su dia es á poca diferencia la del dia terrestre; en cambio, el año en aquel planeta no dura tres meses.

Vénus, el bellísimo lucero del alba, es un mundo casi del mismo tamaño que el que hoy habitamos. La duracion del año en Venus es de unos siete meses; la del dia lleva solo 35 minutos de diferencia á la del dia terrestre. Lo mismo que a Mercurio, le envuelve una densa y elevada atmósfera; su suelo está accidentado por elevadas cordilleras de montañas.

Marte, más alejado ya que la tierra, del centro del sistema, es el planeta que se presenta en mejores condiciones para ser observado desde aqui. Sobre su superficie se distinguen grandes manchas de un color azulado verdoso, que todos los astrónomos están conformes en que son los mares del planeta; sus polos se ven cubiertos por una sustancia, de un blanco muy vivo y brillante; notándose, que la extension de esos manchas polares, aumenta y disminuye en las época que corresponden al invierno y al verano de cada hemisferio. Además, se han notado algunas veces, otras manchitas pequeñas y movibles, que cambian de forma, aparecen y desaparecen; los cuales segun los datos que se han podido recoger, parece que no son otra cosa que las nubes que cruzan la atmósfera del planeta. El volumen de Marte es menor que el de la Tierra; su año es más largo que el nuestro, el dia lo es tambien, con corta diferencia.

Júpiter es el coloso del sistema. Mas de 1.400 veces mayor que la Tierra, es el mundo que presenta las condiciones más favorables para la estabilidad. El eje de rotacion de Júpiter esta casi perpendicular sobre el plano de su órbita; lo que dá por resultado, que allí no se conocen los cambios de temperatura á consecuencia de las estaciones; una primavera ó un verano perpetuo, reinan constantemente en una misma zona. El día es muy corto en Júpiter; apenas median cinco horas entre la salida y la puesta del sol; cuatro lunas alumbran sus brevísimas noches. El año tiene allí una duracion como doce de nuestros años terrestres. Las regiones intertropicales del planeta se presentan casi siempre ocultas por anchas fajas de nubes, suspendidas en su atmósfera.

Saturno es 734 veces mayor que la Tierra. Ese inmenso globo se halla rodeado por dos anillos planos, que giran alrededor suyo. Los efectos de luz que esos anillos producirán sobre el planeta, cuando el Sol derrama sus tibios rayos sabre ellos, deben ser sorprendentes. Ocho lunas describen á su vez su órbita alrededor de ese mundo; ocho lumbreras suspendidas en los cielos, que vierten su dulce luz sobre el inmenso esferóide y los anillos, que cual brillante corona le ciñen. La duracion de los dias en Saturno, es de diez horas, diez y seis minutos; a poca diferencia la misma que en Júpiter; pero el año es igual á 29 años 6 meses de los nuestros.

Aun no hace un siglo que se sabe que más allá de Saturno, á 732.752.400 leguas del Sol, se halla otro planeta que forma tambien parte del sistema solar. Este planeta es Urano. Atendida la enorme distancia que de nosotros le separa, los datos que se tienen sobre él, no son tan completos como los que se poseen respecto de los demás mundos del sistema. No obstante, hace muy poco tiempo que el P. Sechi ha descubierto, no tan sólo que Urano se halla como los demás planetas rodeado de su correspondiente atmósfera, sino que esta, difiere bastante en sus elementos ó en su composicion de las que envuelven los demás mundos. El volúmen de Urano es casi 82 veces mayor que el de la Tierra; ocho lunas le acompañan en su larga peregrinacion alrededor del Sol; el año de Urano es igual a 84 años 3 meses de los nuestros. Aun no está bien determinado el tiempo que emplea en su movimiento de rotacion y por consiguiente se ignora cuál es la duracion de su dia.

El descubrimiento de Neptuno es muy reciente; data sólo del año 1815, y es una demostracion patente del grado de adelanto á que han llegado las ciencias exactas. El notarse nlgunas perturbacioncs en el movimiento de Urano, dió lugar á que se sospechara, que más allá de este planeta debia hallarse otro, que era le causa productora de esas perturbaciones. Un geómetra francés. M. Le Verrier, con el auxilio de los datos que se le proporcionaron, y por medio del calculo, señaló el lugar que debia ocupar entónces el astro desconocido, y en efecto, pocos dias despues, un astrónomo prusiano le descubrió precisamente en el lugar señalado por el geómetra francés. La distancia de Neptuno al Sol, se eleva a la considerable cifra de 1.147.528.000 leguas; el volúmen de ese mundo tan poco conocido hoy, es ciento cinco veces mayor que el de la Tierra. Hasta ahora no se ha podido comprobar mas que la existencia de un satélite, perteneciente a ese apartado planeta.

¿Hay aún otros mundos mas alla de Neptuno, pertenecientes tambien al sistema solar? No se sabe; pero si no hay más no es por falta de espacio; porque desde Neptuno hasta la estrella más próxima, hay aún la enorme distancia de 32 mil millones de leguas; y esta distancia es 7.500 veces mayor que la que existe desde el Sol á Neptuno.

Nuestra pequeña Tierra sólo puede ser vista desde Mercurio, Venus, Marte y Júpiter; y aun los habitantes de este último, sólo podrán divisarla algunas veces y por cortos momentos, pocos minutos despues que el Sol ha descendido a su ocaso y en otras ocasiones, por la mañana, ántes de su aparicion. Desde esos mundos la descubrirán como una blanca estrella cuyo fulgor estará en relacion a la distancia. Desde Saturno, Urano y Neptuno, la Tierra es completamente invisible.

Si tantas magniflcencias encierra el sistema solar, ¡cuántas no se desplegarán en otros sistemas más ricos que el nuestro!.... ¡Qué diremos de aquellos en que dos o más soles de colores distintos, derraman y aun combinan su luz sobre los mundos que en torno de ellos se agrupan! ¡Cuán bello no será el espectáculo que ofrecerán alli los dias, unos alumbrados por un sol rojo. o azul, otros por un sol verde, o amarillo! Y esos reflectores celestes, las lunas, ¡qué claridad verterán sobre los planetas, segun sea el color de la luz que las híera!....

Estas maravillas de que apenas podemos formarnos una idea, existen; son varias las estrellas que examinadas con un anteojo de bastante potencia, se las ve descompuestas en dos ó más, y de colores diferentes. Los habitantes de aquellos mundos, gozarán, pues, de espectáculos que son completamente desconocidos de nuestra vista, y de la vista de los que moran en los demás planetas del sistema solar.

La creencia en la pluralidad de los mundos y en la consiguiente habitabilidad de éstos, está ya muy generalizada: lo que nos toca a nosotros ahora, con nuestra doctrina. sintesis de todos los conocimientos humanos, es demostrar la solidaridad que existe entre los seres que viven en todos los mundos; es demostrar que nada hay aislado en la obra de Dios; que es una sola y única humanidad, una sola y única familia la que mora en todos ellos. Demostremos que nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos; en fin, nuestras más caras afecciones, pueden vivir en esos radiantes globos que se mecen en el espacio; que nosotros podemos habitarlos tambien un dia, y que no son solamente los lazos de la atraccion material de los cuerpos los que unen los mundos; sino que existen además los de la simpatía, los del amor, que son los lazos de la atraccion moral de los Espíritus.

Arnaldo Matros.

Barcelona, Noviembre de 1872.


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