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Amar por arte mayor/Jornada I

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Amar por arte mayor
de Tirso de Molina
Jornada I

Jornada I

Salen DON TELLO de camino
y DON MELENDO.

  

TELLO

Don Lope Iñíguez, biznieto
del primer rey que en Sobrarbe
constituyó, aunque entre riscos,
reinos que el cielo dilate,
primo de don Sancho Abarca, 5
descendiente de la sangre
del Estúñiga Primero,
a quien debe España altares,
privaba merecedor
de blasones inmortales 10
con su rey, siendo en la corte
sin segundo, primer grande,
dando causa a siglos de oro
su valor, pues los alfanges
del Africano oprimidos 15
procuraban conservarse,
sin atreverse a sus sierras,
porque de su peso Atlante,
pudiera don Lope ser
el Jove destos Titanes. 20
Un ivierno pues, Melendo,
cuando el cielo en vez de estambres
hilando nubes a copos
viste los cerros y valles,
puso los ojos don Lope 25
en una dama, que alzarse
pudiera a afectar diademas,
con los desdenes de Dafne.
¡Con cuánta hermosura mienten
los egipcios en sus Taide[s], 30
los griegos en sus Elena[s],
los persas en sus Alpaides,
en sus Elisas los frigios,
los libios en sus Onfales,
los romanos en sus Porcias, 35
los medos en sus Campaspes!
Amábala el joven rey,
mas como es tan arrogante
la belleza en las mujeres,
que no reconoce a nadie, 40
ensoberbeciola el verse
sobre esferas majestades,
Faetón de su presunción,
pues la obligó a despeñarse.
Desdeñó amores altezas 45
y antepuso calidades
vasallas a afectos reyes;
¡qué locas son las beldades!
Admitiendo pues servicios
de don Lope, señalarse 50
apeteció con él Venus
y con don Sancho Anajarte.
Paró el secreto amoroso
en necias publicidades,
que ocasionaron malicias 55
en corrillos populares.
Hasta que su rey lo supo,
y si celos son gigantes
en pretendientes humildes,
¿qué serán en pechos reales? 60
Llamó a don Lope su primo
y de[c]larándole aparte
sentimientos de su ofensa,
más que severo, amigable,
le pidió que desistiese 65
de deseos principiantes,
sin competir con coronas
jubiladas de rivales.
Propúsole otros empleos,
pero ya llegaron tarde, 70
que vive amor de imposibles,
mayor cuanto ellos más graves.
Con todo eso prometió
resistencias de diamante,
que se quebraron de vidrio 75
a los primeros combates.
Porque quejosa Isabela,
así se llama la fácil
ocasión destas desdichas,
de que más el poder mande 80
que la belleza en don Lope,
le notificó pesares,
que en sus ojos hechiceros
humedecieron corales.
Creció con la resistencia 85
el amor y así una tarde
le escribió Isabela hiciesen
atrevimientos; alarde
de que amor solo tributa
a hermosuras que adelanten 90
su jurisdición rebeldes,
más a más dificultades.
Fuela a ver favorecido
de tinieblas, que las partes
hacen siempre a amantes robos, 95
porque el sol no las declare;
y con una escala aleve,
cuyos pasos en el aire
de tantas honras bellidos
dieron muerte a tantos padres, 100
profanar osó balcones,
al tiempo que su rey sale
notificando desvelos
al silencio de una calle.
Vio que la escala tercera 105
admitida, su estandarte
iba a enarbolar amor
sobre el más alto homenaje
de la fama, que es la honra.
Y a los primeros umbrales 110
de la ofensa el pie atrevido
del determinado amante,
llegó el rey, volcán de celos
y cortando el cordel frágil
de aquel insulto ministro, 115
a don Lope prender hace
por la guarda que convoca.
Bien pudiera retirarse
o a no estar su rey presente
vestir de nuevos esmaltes 120
el siempre tímido acero,
porque la experiencia sabe
que a sus filos generosos
la misma muerte es cobarde.
No lo hizo por leal, 125
ni lo otro por turbarse,
ocasionando tragedias
y sirviéndole de cárcel
la fuerza más enriscada
que en la cerviz arrogante 130
de aquellos ásperos montes
cierra el paso a Roncesvalles.
Preso en efeto y huyendo
la dama a Francia, amistades
vio don Lope quebradizas, 135
que juzgaba incontrastables.
Y faltaron a la prueba,
que a tiro de adversidades,
no hay Zopiros Babilonios,
Sinones son los Acates, 140
aumentaron lisonjeros
indignaciones mortales,
en el rey, que los dio oídos.
Porque en fee de ser cobardes,
las desdichas nunca vienen 145
una a una, que los males
se precian de acometer
en cuadrillas como alardes.
Aplaudioles el enojo
de don Sancho y porque acaben 150
de una vez celos y envidias,
resolviéndose en matarle,
lo hiciera, a no darle aviso
amigos, que por librarle
de aquel riesgo, le descuelgan 155
por el muro y pisa el margen
deseado de su foso,
donde acudiendo parciales
para el caso prevenidos,
los obliga a que le saquen 160
de aquel sitio y de aquel reino.
Vengose el rey con quitarle
los estados y opinión,
y hay en León quien se alabe
haberle visto en Asturias, 165
puesto que en toscos disfraces,
como los dos sois tan deudos
y tan amigos, añaden
a los primeros indicios
estotros y son bastantes, 170
a que Ordoño agora intente
venir a certificarse,
si es verdad, porque desea
con el navarro hacer paces;
entregándole a don Lope, 175
y yo porque libre os halle
del riesgo destas sospechas,
quise conde, adelantarme.
Consideraldo ahora bien
y si es justo que amistades 180
se favorezcan por vos,
que ofenden dos majestades.

MELENDO

Puesto que estimo en mucho
los avisos, don Tello, que os escucho,
os juro que engañado 185
puede venir el rey mal informado,
que le desirvo en eso.
Porque ni de don Lope, ni su exceso
hasta agora he sabido,
ni tanto en su amistad he merecido, 190
con más breve distancia
que las Asturias se divide Francia,
de Navarra y Pamplona,
que a semejantes fugas ocasiona.


TELLO

No logra la mentira 195
máquinas maliciosas.


MELENDO

Doña Elvira
sentirá justamente,
que sin verla os volváis. El inocente
desprecia disparates
de la envidia; no temo sus combates. 200
Venid a visitalla,
que la verdad responde cuando calla.
  
(Vanse.)

(De camino bizarra DOÑA BLANCA,
infanta, DOÑA SANCHA,
su dama, y acompañamiento.)

  

BLANCA

¿Cuánto dista de aquí Oviedo?


[ACOMPAÑANTE] 1.º

Ocho leguas peñascosas,
si a la vista deleitosas, 205
gigantes que ponen miedo.
A los pies para subillas
y al tiento para bajallas.


BLANCA

La costumbre de cursallas,
facilita el admitillas. 210
Este valle es apacible,
si mal acondicionado,
aquel monte que elevado
se ensoberbece imposible.
Mientras da el calor licencia, 215
que sus faldas rodeemos,
sus privilegios gocemos,
huyendo la residencia
del sol, que pesquisidor,
todo lo asuela y abrasa, 220
buscad sombras mientras pasa,
que os libren de su rigor
y avisad cuando os parezca,
que se templa su osadía
y la senectud del día, 225
rayos mengüe y sombras crezca.

(Quedan solas.)

  

SANCHA

Si el favor con que me ampara
vuestra alteza, se atreviera
a exceder hoy de su esfera,
no sé si la preguntara. 230


BLANCA

¿Qué, doña Sancha?


SANCHA

¿A qué efeto,
si al rey su hermano aguardamos
y en León nos alegramos,
de que a pesar del secreto,
que amor hasta aquí ha tenido, 235
si es posible que en él le haya,
viene el duque de Vizcaya,
de vuestra alteza escogido
y de nuestro rey llamado?
Digo, ¿a qué efeto se pone 240
en camino y no dispone
el alma que le ha entregado
a que en León le reciba?,
que juzgará a disfavor
los retiros de su amor, 245
si ausente el verle le priva.

BLANCA

¡Qué de cosas has mentido
entre las que has preguntado!
Cuando el duque sea llamado,
sabes, ni que es admitido. 250
Bien pudo llamarle el rey
mi hermano y señor, bien pudo
un consentimiento mudo
quejarse en mí de la ley
que introdujo la costumbre 255
en las de mi calidad,
pues contra la libertad
dan al alma pesadumbre.
Mas no sé si podré yo
acabar, Sancha, conmigo, 260
admitirle, aunque me obligo
a lo que el rey prometió.
¡Triste cosa que hayan dado
las coronas inhumanas
en desterrar sus hermanas, 265
por sola razón de estado!
Sancha, el duque viene y yo
como sé que en las Asturias
contra violencias injurias,
la inocencia amparo halló. 270
Imploro su antigua ley
y busco, no sé si en vano,
a Ordoño, aquí como hermano,
que en León le tiemblo rey.
Mas oye, en aquella mata 275
al tronco de aquel aliso,
que en ese arroyo Narciso,
envidias de sí retrata.
Un nido de ruiseñores,
amoroso se querella, 280
fundando capilla en ella
de naturales cantores,
Orfeos son destas selvas,
sus padres están con ellos,
¡ay si pudieses cogellos!

SANCHA

Yo voy.

(Vase.)


BLANCA

Ojalá no vuelvas.
¡Ay amigas soledades
que al paso que más incultas,
desvanecéis por ocultas
rústicas severidades! 290
Libertades
os da el escondido suelo,
solo sujetas al cielo
en el ivierno y verano,
sin favor del hortolano, 295
gozáis ya el sol, ya la nieve,
no se atreve
a ofenderos tosca mano.
¡Qué ventura,
que solo el tiempo os destroce, 300
cuando el sol solo os conoce
y en esta selva segura,
lo que vuestra vida dura,
libres siempre, nadie os goce!
¡Quién imitaros pudiera!, 305
¡de ajena jurisdición,
por más grave, más severa!
No pechera
vuestra amenidad al susto,
della hoz en brazo robusto, 310
por vuestra cuenta corréis,
remozáis, si envejecéis
y a nadie favor pedís.
Si os vestís,
a vosotras os debéis 315
hoja y flores,
vuestro mismo amor os cría,
de vosotras monarquía,
libres de ajenos rigores,
feliz Narciso en amores, 320
que no admitió compañía.
Feliz el fénix también,
que privilegia desvelos
y jubilado de celos,
solo a sí se quiere bien. 325
No el desdén,
no la sospecha inconstante
teme de sí mismo amante,
burla al tiempo y la fortuna.
Siempre pira, siempre cuna, 330
en nidos de aromas samios,
epitalamios
solo, a sí solo se canta.
Y amoroso
padre, hermano, dueño, esposo, 335
para sí, como en sí reina,
nácar y oro en plumas peina.
¿Qué mucho que en dicha tanta
envidie a un ave una infanta,
esta esclava, aquella reina? 340

(DON LOPE y BERMUDO.)

  

BERMUDO

O embarcarnos o perdernos,
porque Ordoño en tu demanda
no a caza de gangas anda,
sino a caza de cogernos.
Es un Herodes Ordoño 345
y tú y yo como inocentes,
sino escusas accidentes,
o nos vuelven en madroño
vive Dios.


LOPE

Calla Bermudo.


BERMUDO

Que demos venganza cruel 350
de ti y de doña Isabel,
a los aprietos de un ñudo,
¿qué tenemos que esperar?
Gijón es fin de la tierra,
de Europa y de Ing[a]laterra. 355
Güele el puerto y besa el mar,
una nave de Plemúa
aguarda las vergas altas,
si su plaza de armas saltas
y calles de golfos rúa, 360
trocando españolas cortes,
sus soplones desmentimos
y si aquí príncipes fuimos,
seremos allá Milortes.

LOPE

¡Ay Bermudo, sino hubiera 365
en el mundo doña Elvira!


BERMUDO

Cantáramos tararira
y echáramos el mal fuera.


LOPE

Siguiera yo tus consejos,
¿mas cómo saldré de aquí, 370
amándola más que a mí?


BERMUDO

Huyen liebres y conejos
del rey, con no perseguillos,
los lobos y osos también
se esconden cuando los ven. 375
Hasta lagartos y grillos,
temiendo que no los tope,
y tú que al tuyo ofendiste
cuando con él competiste
y por matar a un don Lope, 380
diera a Ordoño cien hermanas
y Ordoño que adora en ella,
treinta don Lopes por ella.
¿En bellezas asturianas
embobado, de tu vida 385
pródigo pretendes ser?


LOPE

¿Qué no acaba una mujer?

BERMUDO

¿Y un mudable qué no olvida?
A doña Isabel navarra
adorabas de tal modo, 390
que diste en tierra con todo:
discreta, noble y bizarra,
y cuando de su constancia
ejemplos a Francia ha dado,
dirás aquí enamorado, 395
que esos son pueblos en Francia.
Lleve el diablo a doña Elvira,
causa de tu amor bisoño,
si por ella el rey Ordoño
los medios jemes nos tira. 400


BLANCA

[Aparte.]
 
¡Qué escucho, válgame Dios!
Don Lope Iñíguez es este,
para que se manifieste,
harto me han dicho los dos.
El rey navarro le busca 405
y le persigue el leonés,
amor es el interés,
que sus méritos ofusca.
Conocerle deseaba,
que me refieren mil cosas, 410
en su abono prodigiosas,
la misma envidia le alaba.
Desde aquí pu[e]do escondida,
escuchar en lo que para
esta aventura, que es rara. 415


LOPE

Débole a Elvira la vida.
Con su hermano don Melendo
facilitó el ampararme,
sola ella pudo ocultarme
de riesgos que estoy temiendo, 420
¿he de dejarla y partirme?

BERMUDO

No sino el alba que andaba
entre las coles, acaba,
que ya es necedad ser firme.
O irásenos con el flete 425
la hermana nave.


LOPE

Ahora bien,
quien de veras quiere bien
no es justo que se sujete
a dos bellezas. Elvira
mis potencias usurpó. 430
Ya Isabela se murió,
su hermosura fue mentira,
que imitando la beldad
de Elvira vice-ejercía
su amor mientras no la vía. 435
Ya en esta amó la verdad,
de aquella mentira leve
y no es bien que en mis amores
se estimen los borradores,
ni que conmigo los lleve. 440
Cuando Elvira es el traslado,
que de aquel amor primero,
saqué limpio y verdadero
este vivo, aquel pintado.
El retrato suyo arrojo, 445

(Arroja todo esto.)
 
las memorias de Isabela
destierro porque recela
mi amor, que causen enojo
a su nueva opositora,
cintas, papeles, cabellos, 450
también, que estoy mal cabe ellos,
cuando mi amor se mejora.

BERMUDO

¡Oh si también arrojaras
un pedazo de bobuna,
que vinculó la fortuna 455
entre las virtudes raras
con que la fama te estima!
¿Habemos de irnos o no?


LOPE

Siempre el amor despreció
la suerte que no le anima 460
partirme, mas primero
si la vida aventurase,
si a los dos reyes vengase,
celoso uno, otro severo.
He de hablar a quien adoro. 465


BERMUDO

Si en eso das, voy a ver,
cómo podré detener
nuestra urca, puesto que el oro
es rémora allá te espero.


LOPE

Presto volveré a buscarte. 470


BERMUDO

Sino llegan a embargarte,
el gargarismo primero.
  
(Vanse los dos.)

BLANCA

¿Basta que este es el opuesto
que el rey don Sancho persigue,
por más que gallardo obligue, 475
temor su trato me ha puesto,
enamorado tan presto
de nueva prenda? ¿Ofendida
Isabela, cuya vida
llora ausencias desterrada? 480
¿Por firme en Francia olvidada,
y Elvira aquí apetecida?
¡Qué mal pagados empeños!
Si los hombres cuando amantes,
son cielos tan inconstantes, 485
¿qué serán cuando sean dueños?
Hipérboles halagüeños.
Que al paso que encarecidos,
os desvanecéis salidos,
escarmentad mis temores, 490
pues los que hoy venden amores,
mañana ferian olvidos.

(Alza el retrato y lo demás.)
 
Mal retrato os ha pagado
vuestro mudable señor;
pero solo estáis mejor, 495
que tan mal acompañado.
Prendas si os han desechado,
no mi lástima a lo menos,
para ejemplos seréis buenos,
de voluntades perjuras. 500
Venid, que hasta en las pinturas
lloran Olimpas Virenos;
la obligación que atropella
don Lope, a Isabela ingrato,
siento de suerte, retrato, 505
que tengo celos por ella.
Vengarla será ofendella,
que quiere bien no querida
y casi voy persuadida,
que celosa provocada, 510
me lastima la olvidada
y envidio la pretendida.

(Vase.)

(De caza DOÑA ELVIRA,
a lo asturiano noble,
y, por otra puerta,
de caza el rey ORDOÑO.)

  

ORDOÑO

A vuelo la derribé,
en esta mata ha de estar.


ELVIRA

¿Qué te aprovechó volar 515
si tu castigo fue
  
(Ella con arco y flechas,
y él con ballesta,
arrojan al tablado una perdiz medio muerta
y vanla a coger los dos.)
  
la flecha mi ejecutora?
Aquí pienso que cayó.
Hallela.


ORDOÑO

Aquí se abatió.


ELVIRA

¿Qué es esto?


ORDOÑO

Si sois la aurora, 520
que a imitación del planeta,
que con pasos de oro os sigue.
Porque su amor os obligue,
cazáis, dichosa saeta,
la que del puro cristal 525
de vuestras manos se emplea
en lance que el sol desea,
aunque con riesgo mortal,
¿quién lo duda? Yo a lo menos,
sospechaba que había sido 530
ejecutor presumido
de empleos que envidió ajenos.
¡Oh quién la avecilla fuera,
que por vos muriendo vive!

ELVIRA

Quien lisonjas apercibe, 535
engaños en premio espera,
hidalgo, la adulación
no halla en la sierra hospedaje,
seréis según vuestro traje,
cortesano de León. 540
Yo en la sencillez de Asturias
criada, ni responderos
sabré cortés, ni creeros,
que por acá son injurias,
palabras ponderativas. 545
Soltad la presa y adiós.


ORDOÑO

Presa un alma tenéis vos,
cuyas potencias cautivas,
no ha un instante que pensaban,
que pudiera su poder 550
no ser preso, mas prender
aves que libres volaban,
ya mi ignorancia confieso.


ELVIRA

¡Oh!, en dando en desvariar,
soltad.


ORDOÑO

Mal podrá soltar 555
a su juez, quien vive preso,
multiplicaréis enojos,
al paso que en mis sospechas,
si abatís aves con flechas,
si rendís almas con ojos. 560
Pero yo os quiero feriar
la presente.

ELVIRA

¿Tenéis vos
con qué pagarla?


ORDOÑO

Por Dios
que os llegue por ella a dar
toda un alma.


ELVIRA

Ya dais muestra 565
de que estáis desacordado,
¿si yo el alma os he usurpado,
podréis vos no siendo vuestra
ofrecérmela?


ORDOÑO

Sospecho
que sí.


ELVIRA

¿Cómo?


ORDOÑO

Sin acción 570
gozáis vos la posesión,
pero fáltaos el derecho,
si es mío y dárosle trato,
¿no será lance feliz,
por una alma una perdiz? 575

ELVIRA

Comprado hubiera barato,
a haberla yo menester,
pero es aposento estrecho
para tanta alma, mi pecho,
mal podrá dentro caber 580
quien finge amar con cautela.
Recebid vuestra alma vos,
hidalgo y andad con Dios.


ORDOÑO

Dádmela pues.


ELVIRA

Buscarela,
que hasta agora no sé dónde 585
se puede haber ocultado.


ORDOÑO

Miralda en vuestro cuidado.


ELVIRA

Hay otro que en él se esconde
y no admite compañía.


ORDOÑO

Por muerta podréis llorarla. 590


ELVIRA

Yo no puedo en fin hallarla,
soltad la perdiz, que es mía.


ORDOÑO

¿Cómo sino destrocamos?


ELVIRA

¿Pues qué tengo vuestro yo?


ORDOÑO

El alma.


ELVIRA

No la hallo.


ORDOÑO

¿No? 595
Pues tengamos y tengamos.


ELVIRA

Estraño sois.

ORDOÑO

Ya lo veo,
que a tenerme yo por propio
cuando vuestra imagen copio,
siendo el pincel mi deseo 600
y el lienzo mi voluntad,
no tratárades ansí
las potencias que os rendí.


ELVIRA

Si sois caballero, usad
de la cortesía agora 605
que a las mujeres debéis,
mirad que me detenéis,
acabemos.


ORDOÑO

Quien ignora
en los principios de veros,
su fin dejándoos de amar, 610
el morir será acabar
y acabaré con perderos.


ELVIRA

¿Pues qué intentáis?


ORDOÑO

Obligaros.


ELVIRA

Nunca obliga quien ofende.


ORDOÑO

Siempre ruega el que pretende. 615


ELVIRA

¿Pues qué pretendéis?


ORDOÑO

Amaros.


ELVIRA

¿Amarme? No os lo aconsejo,
soltad y no me enojéis.


ORDOÑO

Eso no, que volaréis
si con las plumas os dejo. 620


ELVIRA

Quedaos con ellas.


ORDOÑO

Tampoco.

ELVIRA

¿Por qué?


ORDOÑO

Se las lleva el viento.


ELVIRA

¿Qué importa?


ORDOÑO

Ser libre intento.


ELVIRA

Pesado estáis.


ORDOÑO

Estoy loco.


ELVIRA

Del loco huir.


ORDOÑO

Ya estoy cuerdo 625


ELVIRA

¿Tan presto?


ORDOÑO

De mí me admiro.


ELVIRA

¿Cómo?


ORDOÑO

Sosiego si os miro.


ELVIRA

Milagro.


ORDOÑO

Enfermo si os pierdo.


ELVIRA

Pues qué remedio.


ORDOÑO

Curarme.


ELVIRA

¿De qué suerte?


ORDOÑO


Con oírme. 630


ELVIRA

¿Si no puedo?


ORDOÑO

Es consumirme.


ELVIRA

¿Y si me ausento?


ORDOÑO

Es matarme.

ELVIRA

Dios os perdone.


ORDOÑO

Es crueldad.


ELVIRA

¿Pues yo déboos algo?


ORDOÑO

Sí.


ELVIRA

Niego la deuda.


ORDOÑO

¡Ay de mí! 635


ELVIRA

¿Qué os debo?


ORDOÑO

La libertad.


ELVIRA

¿Téngola yo?


ORDOÑO

¿En eso estamos?


ELVIRA

Soltad.


ORDOÑO

Mi alma os pido yo.


ELVIRA

No la hallo hidalgo.


ORDOÑO

¿No?
Pues tengamos y tengamos. 640

(DON MELENDO, DON TELLO y DON GARCÍA.)

  

MELENDO

¿Aquí decís que quedaba
su alteza cazando?


GARCÍA

Aquí
le dejamos.


MELENDO

Conseguí
la ventura que esperaba.
Gran señor, ¿por nuestra sierra 645
vuestra alteza honrando valles?
No envidien desde hoy sus calles
las que vuestra corte encierra.
Dadme estos invictos pies.
  
(Quédese ELVIRA con la perdiz
y cuando sabe que es el REY,
arrójela en el vestuario.)
  

ORDOÑO

¿Conde don Melendo? Alzad. 650


ELVIRA

Jesús, ¿el rey?


ORDOÑO

Levantad.


ELVIRA

Siempre fue poco cortés,
gran señor, la rustiqueza
de una sierra en la distancia
de la corte y la ignorancia 655
atrevida. Vuestra alteza
mi poco conocimiento
perdone.

ORDOÑO

A estar yo ofendido
de vos, que testigo he sido
de que sagrados del viento 660
no se atreven a amparar,
aves que en él abatís,
el perdón que me pedís
pretendiera yo alcanzar.
De vos que os temo inhumana, 665
cuando os reverencio hermosa.


MELENDO

A lo menos de dichosa
puede blasonar mi hermana,
haciéndola vuestra alteza
tanta merced y favor. 670


ORDOÑO

¿Vuestra hermana?


MELENDO

Sí señor.


ELVIRA

Y esclava vuestra.


ORDOÑO

Belleza
tanta, puesto que se esconde,
por no oprimir libertades
entre aquestas soledades, 675
a estar yo advertido conde,
bien pudiera colegir,
que era generoso fruto
de vuestra casa.

MELENDO

Es tributo
con que os pretende servir. 680
Y yo que en esto la heredo,
he juzgado gran señor,
a especie de disfavor,
que cuando volvéis de Oviedo,
pasando por nuestra casa, 685
de ilustrarla os desdeñéis,
que el sol y el rey, ya sabéis,
que da luz por donde pasa.


ORDOÑO

Alabado me han la quinta
que aquí habéis mandado hacer. 690


MELENDO

Una casa es de placer,
no como la fama pinta.
Mas en fin para en montaña
tan áspera, entretenida
y labrada a la medida 695
del dueño que la acompaña.
Ya enmendará cortedades
con los favores que espera
de vuestra alteza.


ORDOÑO

Si esfera
viene a ser destas beldades 700
primero que entre en León,
más gusto en ella intereso,
que en todo mi reino.

MELENDO

Beso
estos reales pies, blasón
de la dicha que sublima, 705
quien tal merced considera,
el bien que menos se espera,
si viene es de más estima.
Vos gran señor, no esperado
y hacernos merced, venido 710
por nuestro bien recebido,
si cortamente hospedado,
escasezas perdonad
y deseos admitid.


ORDOÑO

(A ella aparte.)
 
Doña Elvira despedid 715
al que en vuestra voluntad
huésped honráis satisfecha,
que no cabremos los dos,
siendo como decís vos
para más que un alma estrecha. 720


ELVIRA

Aún no sé si en ella cabe,
quien su dueño intenta ser,
mire ¿cómo ha de caber
un rey? Que tengo con llave
señor mi alma, dije yo. 725


ORDOÑO

¿Y abrirla un rey no podría?


ELVIRA

A no ser descortesía,
os respondiera que no.

(Esto la dice el REY al entrarse
y ella le responde con una gran reverencia.
Quédase sola ELVIRA y sale DON LOPE.)

  

LOPE

Salgo a darte parabienes
doña Elvira, soy grosero, 730
que hablar por diminutivos,
a quien tiene pensamientos
coronados por amantes,
es profanar el respeto
de un alma ya entronizada, 735
que ofrece a un rey aposento.

(Quitado el sombrero.)
 
Salgo a dar a vuestra alteza
parabienes del empleo
en esta caza adquirido,
hallado en este desierto. 740
Goce mil años sus lances,
que quien diestra tira al vuelo
a una perdiz transformada
en una águila, abatiendo
blasones majestuosos, 745
gananciosa con tal trueco,
ya dedicará al amor
arco y flechas en su templo.
Gran huésped, la casa os honra,
gran rey os consagra afectos, 750
gran amante os solicita,
gran príncipe os llama dueño,
¿tanta dicha y toda grande?
Pobre de quien por pequeño
despedido y perdidoso, 755
será desde hoy forastero,
donde ayer fue natural.
De mi fortuna me quejo,
no de vuestra alteza, no,
que lo más priva a lo menos, 760
entre esas matas oculto,
por presumido soberbio,
llegué acecharos Diana,
cuando Ordoño os halló Venus.
¡Qué cortés le recebistes, 765
sin conocerle y qué tierno
dispuso ponderaciones
con que cohecharos deseos!
¿No os pareció muy bizarro?
¿Pero qué príncipe hay feo? 770
¿No es su discreción notable?
¿Pero cuándo un rey fue necio?
No hay llaves que no falseen
coronas y según esto,
poco importa el advertirle, 775
tenerle cerrado el pecho.
Alojábame en él yo,
confiado y indiscreto.
Hallele en mi compañía,
es rey, túvele respeto, 780
despejele la posada,
porque en lugar tan estrecho
no saliendo el uno, ¿cómo
un vasallo y rey cabremos?
Por lo rico apetecible, 785
admitido por lo nuevo,
por el sitio ocasionado,
por lo interesable bello.
Y ya en vuestro corazón,
huésped, fuera desacierto 790
volverle la libertad
que os pidió, yo os lo confieso.
¿No os dijo, volvedme el alma
que me usurpáis? ¿No os oyeron
mis penas, que respondistes, 795
no la hallo, caballero?
No la hallastes, por hallaros
bien con ella, pues es cierto,
que si niego lo que usurpo,
doy muestras que lo apetezco. 800
Él en efeto esta noche,
es dos veces huésped vuestro,
vos le aposentáis el alma,
vuestra alegre quinta el cuerpo.
Yo de entrambas despedido, 805
ya que a Navarra me vuelvo,
por desocupar posadas,
sacar las prendas intento.
Que os deposite ignorante,
que en fin peca de grosero 810
quien aguarda que le digan
que se vaya. Pensamientos
y memorias tengo vuestras,
pobre de mí si las llevo,
que mala vida han de darme, 815
tomaldas y destroquemos.
Dadme mis sentidos vos,
que ya como esclavos viejos,
os estorbarán el gusto,
volvedme a dar mis deseos. 820
¿Qué va que no me decís
no los hallo? Ni yo pienso,
cuando engañado os lo oyera,
como Ordoño responderos.
Pues tengamos y tengamos, 825
porque en fin el pago tengo
que merecen confianzas
en los mares y en los vientos.
Hoy en efeto me parto,
cuando os quedaren recuerdos 830
de servicios, que no harán,
si apetecéis de aquel reino
algo para vuestras bodas,
escribidme. ¡Mas qué necio
soy! No me acordaba ya 835
que un rey era vuestro empleo,
¿qué os puede faltar con él?
Guárdeosle Dios, mas no quiero
irme sin pagar hospicios.

(Hace que se vuelve.)
 
Que aunque despedido os debo, 840
tengo agradecida el alma
y para sus desempeños,
tributo ha echado en los ojos.

(Enjúgaselos.)
 
Admitid el caudal dellos,
que aunque desestimaréis 845
lágrimas de poco precio,
tal vez para derramarlas
hay agua que paga censos.

(Hace que se va.)

ELVIRA

¿Don Lope Iñíguez, don Lope?
Volved acá, deteneos, 850
que combatir con ventajas,
más es temor, que no esfuerzo.
Ya que argüís, aguardad
respuesta y ausentaos luego,
más para desagraviarme, 855
que para satisfaceros.
Yo soy doña Elvira Osorio,
esperad o vive el cielo,
  
(Quiere irse y ella flecha el arco contra él.)
  
que descaminen agravios,
castigos a atrevimientos, 860
doña Elvira Osorio soy
y de la estirpe deciendo
del infante don Pelayo,
rey en Asturias primero.
Albar Pérez fue mi padre 865
y mi hermano es don Melendo,
cuyas hazañas bastaron
a constitüirles reino.
En los llanos de León,
a príncipes, que en Oviedo, 870
entre riscos parecían,
más que reyes, bandoleros.
Siendo pues mis ascendientes
reyes y sus herederos
triunfadores de coronas, 875
que africanos les rindieron.
Cuando Ordoño pretendiese
lazos del tálamo honestos,
que a su silla me igualasen,
coronándome en su asiento, 880
¿qué quilates perdería?
O yo a su estado ascendiendo,
¿qué grados podré añadir
a los ilustres que heredo?
¿Tan grande me viene Ordoño?, 885
¿tan poco es lo que merezco?,
¿tan humilde mi fortuna?,
¿tan dilatado su imperio?
¿Que culpándome ambiciosa,
juzguéis que me desvanezco 890
con ofertas majestades,
que alteren mis pensamientos?
Pues desengañaos, don Lope,
que para merecimientos
de mi presunción altiva, 895
me viene el rey tan pequeño,
que a su lado soy gigante
y que es tan alto mi vuelo,
que me perderán de vista
las águilas de un imperio. 900
Reine Ordoño allá, que yo
dentro de mí misma reino,
tanto más majestüosa,
cuanto mayor considero
la jurisdición de un alma, 905
cuyas potencias gobierno,
mejor que él aduladores,
ya nobles o ya plebeyos.
Si pensáis, desvanecido,
que en ella, don Lope, os dieron 910
permisiones amorosas,
entrada, que lo sospecho,
según habláis confiado,
engañaisos. O a lo menos
cuando sucediera así, 915
ya por fácil y indiscreto
merecéis perder su hospicio,
que aunque en maliciar los celos
sean villanos, tal vez nobles
se desmienten a sí mesmos. 920
Dos meses ha que llegastes
a nuestra quinta fingiendo
romerías al sepulcro
del apóstol patrón nuestro.
Generoso os recibió 925
mi hermano como a su deudo,
si corto en agasajaros,
cortés en entreteneros.
Supimos en fin, que el rey
don Sancho Abarca, severo 930
con vos, aunque vuestro primo,
quiso en Navarra prenderos.
Ordoño viene a buscaros
y menospreciando riesgos,
mi hermano intenta a mi instancia, 935
o aplacarle o esconderos.
De vos me compadecí
y aunque no amante, sospecho
que hay entre la compasión
y amor algún parentesco. 940
Pues a lograr vos principios,
que en mi voluntad pudieron,
sino admitiros del todo,
casi amotinar desvelos.
Lo que Ordoño no ha alcanzado, 945
ni alcanzará, estad en esto,
ni cuantos blasones reales
combate a hermosuras dieron,
quizá alcanzárades vos.
Porque influencias del cielo, 950
frecuencias ocasionadas
y padrinos pensamientos,
vencen tal vez imposibles.
Don Lope, los desacuerdos
de vuestra templanza poca, 955
en un instante perdieron,
lo que en dos meses ganaron.
Teniéndoos a vos en menos,
en poco me habéis tenido,
en poco desde hoy os tengo, 960
quien de mi fe juzgó mal,
digno es de mi menosprecio.
Esto os llevad de camino,
que agora que ha satisfecho
mi fama y vuestra malicia, 965
podréis, si gustáis, volveros.

LOPE

Ojalá fuera posible
volverme, que yo os prometo
si vueltas dicen mudanzas
que os las feriara a este tiempo. 970
Partir sí, volverme no,
será fuerza, aunque os prometo
que me han convencido poco
vuestros leves argumentos.
No estimaréis, ¿quién lo duda?, 975
coronas que ya os las dieron,
la hermosura y el donaire,
la sangre y entendimiento.
Pero no me negaréis,
que quien ocasiona ruegos 980
con palabras que eslabona,
no se entretiene con ellos.
Tanta pregunta y respuesta,
si quiero bien, sino quiero,
si hallo el alma, sino la hallo, 985
si estáis loco, si sois cuerdo.
Partiéndole las razones,
respondiendo a medios versos,
ya apacible, ya enojada,
¿risa y desdenes a un tiempo? 990
Eso que rústico ignora,
¿qué es despedir detiniendo?,
¿favorecer desdeñando?,
¿menospreciar admitiendo?
Quien pregunta ingrata Elvira, 995
respuesta aguarda. Esto es cierto,
solo un no tiene el desdén,
al rigor pintó un discreto.
Vueltas a amor las espaldas,
a la ocasión con cabellos. 1000
Sin alas al apetito,
con dos caras al deseo.
Amor el vuestro mejore,
que yo ignorante, soberbio,
si atrevido me juzgaba, 1005
en vuestra alma dueño vuestro.
Pues decís que no lo estuve,
libre de tales empeños,
cuanto más desobligado,
tendré que pagaros menos. 1010
Mil años gocéis a Ordoño.
Adiós.

ELVIRA

Desengañe el cielo
don Lope al rey que os persigue.
Id con Dios. Pero en efeto
de todo punto os partís. 1015


LOPE

Totalmente.


ELVIRA

Sin intento
de volver más a estos montes.


LOPE

¿A estos montes?, ¿a qué?


ELVIRA

A vernos.


LOPE

¿También me fue en la posada?


ELVIRA

¿Tan mal pasaje os hicieron? 1020


LOPE

Juzgaldo vos.


ELVIRA

Si lo juzgo,
don Lope, tendréis mal pleito.


LOPE

Qué maravilla si el juez
admite reales cohechos.


ELVIRA

Vive Dios si me injuriáis 1025
segunda vez. Idos.


LOPE

Temo
sentencias que me amenazan.
Adiós.


ELVIRA

Despedíos primero
de mi hermano.

LOPE

Está ocupado
y si Ordoño me ve, arriesgo 1030
la vida.


ELVIRA No decís mal,

que hay quien pueda conoceros.


LOPE

Disculpadme con él vos.


ELVIRA

Sí haré, andad. Pero recelo
que os atajen el camino, 1035
los que intentan ofenderos.


LOPE

¿Cómo, si ignoran que aquí
fui vuestro huésped?

ELVIRA


suelen revelar agravios,
por castigar desaciertos. 1040


LOPE

¿Y esos quién los sabe?


ELVIRA

Yo.


LOPE

¿Para decirlos?


ELVIRA

¿No puedo?


LOPE

Sois noble.


ELVIRA

Pero injuriada.


LOPE

Por daros gusto me ausento.
No habéis de dar mal por bien. 1045


ELVIRA

¿Y es el gusto?


LOPE

Ver que os dejo
libre el alma para Ordoño.


ELVIRA

Sereisle estorbo molesto.

(Enojada.)
 
Idos, andad.

LOPE

Dios os guarde.


ELVIRA

¿Pues sin decirme más de eso 1050
os partid?


LOPE

¿Qué he de deciros?


ELVIRA

Ese os guarde, es algo seco.
Sazonad la despedida
con más agrado.


LOPE

No tengo
sino se los hurto a Ordoño 1055
más süaves los conceptos.
Mas ya que un rey os sublima,
por reina la mano os beso,

(De rodillas.)
 
no por dama.


ELVIRA

Agora sí
que os vais enmendando, al cuello 1060
esta cadena os echad,
no para favoreceros.


LOPE

¿Pues para qué?


ELVIRA

¿Qué sé yo?


LOPE

¿Y he de partirme con esto?


ELVIRA

¿Queréis vos?


LOPE

De ningún modo. 1065


ELVIRA

Pues yo, ni por pensamiento.


LOPE

Fin de enojos apacible.
Si fueran almas los celos
ninguna se condenara.

ELVIRA

¿Por qué?


LOPE

Si son verdaderos 1070
como mártires de amor
fundan sus merecimientos
en atormentarse vivos
y su muerte para en cielos.


ELVIRA

Este es mi hermano don Lope, 1075
basten desalumbramientos,
estimadme y estimaos,
seré firme, si sois cuerdo.
Mirad que pende la mía
de vuestra vida, escondeos 1080
mientras el rey esté en casa.


LOPE

¿Amareisle?


ELVIRA

¿A eso volvemos?


LOPE

Es incrédulo el temor.


ELVIRA

De diamante el alma tengo.


LOPE

¿A quién queréis?


ELVIRA

A don Lope. 1085


LOPE

Vos sois mi bien.


ELVIRA

Vos mi dueño.