Anarda, corres en vano

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Anarda, corres en vano
de Manuel Botelho de Oliveira

Anarda, corres en vano,
Que cuando el alma me llevas,
Aunque vueles, no te apartas,
Aunque corras no me dejas.

Mis males, y quejas oye;
Mas no, que si oyes mis penas,
Ya dejarán de ser males,
Ya dejarán de ser quejas.

Y si solo por matarme,
Dulce enemiga, te alejas,
Espera, no te apresures,
Que me matarás, si esperas.

Oye la peña mis voces,
Párase el Tigre con ellas;
Para, Anarda, si eres tigre,
Oye Anarda, si eres peña.

Mira estas blandas corrientes
De llanto, que Amor las echa
Para aprisionar tu planta,
Para estorbar tu carrera.

Oh si la Diosa de Chipre
Dorados pomos me diera,
Para ver si pies de plata
Con pomos de oro se enfrenan.

No por mí quiero que escuches,
Sino por ver que en las hierbas
Fatigas tu cuerpo hermoso,
Ofendes tus plantas tiernas.

Si ahora te convirtieses
Sacro laurel, ya tuviera
El verdor en mi esperanza,
La corona en mi firmeza.

Lo tierno de estas razones
No escuchas, Anarda bella,
Que Áspid eres, cuando sorda,
Que Áspid eres, cuando fiera.


Esta poesía forma parte del libro Música de el Parnaso (1705)