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Armonías de la Pampa/VI

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1. Esta composición pertenece a un género que puede llamarse nuevo, no tanto por el asunto cuanto por el estilo. Las costumbres primitivas y originales de la pampa han tenido entre nosotros muchos cantores, pero casi todos ellos se han limitado a copiarlas toscamente, en vez de poetizarlas poniendo en juego sus pasiones modificadas por la vida del desierto, y sacar partido de sus tradiciones y aun de sus preocupaciones. Así es que, para hacer hablar a los gauchos, los poetas han empleado todos los modismos guachos, han aceptado todos sus barbarismos, elevando al rango de poesia una jerga, muy enérgica, muy pintoresca y muy graciosa, para lo que conocen las costumbres de nuestros campesinos, pero que por sí no constituye lo que propiamente puede llamarse poesia. La poesia no es la copia servil, sino la interpretación poética de la naturaleza moral y material, tanto en la pintura de un paisaje, como en el desarrollo lógico de una pasión o de una situación dada. Así como en pintura o en estatuaria la verdad artística no es la verdad material, puesto que no es el mejor retrato el que más exactamente copia los defectos, así también la verdad poética es muy distinta de la realidad concreta, es decir, que sin ser precisamente el trasunto de la vida de todos los días, es sin embargo hasta cierto punto su idealización que sin perder de vista el original, lo ilumina con los colores de las imaginación, agrupa en torno suyo los elementos que no se encuentran reunidos en un solo individuo, y que no obstante existen dispersos, y que reunidos forman lo que se llama un tipo. Así es como he comprendido la poesia, y así la han comprendido todos los grandes maestros, si estudiamos con atención sus obras. La elegía a Santos Vega no es sino la aplicación ingenua de esta teoría: en ella he procuarado elevarme un poco sobre la vida real, sin olvidar el colorido local y sin dejar de mantenerme a la altura de la inteligencia del pueblo. Por lo demás, ella se funda en la tradición popular que ha hecho de Santos Vega una especie de mito: que vive en la memoria de todos, envuelto en las nubes prestigiosas del misterio, sin haber dejado otra cosa que la tradición de sus versos improvisados, que el viento de la pampa se ha llevado.

2. Histórico. Santos Vega murió de pesar, según tradición, por haber sido vencido por un joven desconocido, en el canto que los gauchos llaman de contrapunto, o sea réplicas improvisadas en verso, al son de la guitarra que pulsa cada uno de los cantores. Cuando la inspiración del improvisador faltó a su mente, su vida se apagó. La tradición popular agrega que aquel cantor desconocido era el diablo, pues sólo él podía haber vencido a Santos Vega.

3. Los gauchos dan el nombre de vela (encendida) a los fuegos fatuos que se levantan de los sepulcros, y que suponen son el alma en pena de los muertos.

4. Lo mismo que improvisado.

5. Reminiscencia de un pensamiento de Thomas Grey, que, aunque lejana, tuve presente al escribir estos versos.

6. Esta composición pertenece también al género gaucho, tal como lo había concebido en la época en que me ocupaba en escribir poesias. Es un cuadro de costumbres bajo una forma dramática, en el cual, evitando la monotonía del género descriptivo, he procurado desenvolver una acción sencilla en torno del juego que forma el verdadero asunto. El juego del pato no existe ya en nuestras costumbres: es un recuerdo lejano. Prohibido bajo penas severas, a consecuencia de las desgracias a que daba origen, el pueblo lo ha ido dejando poco a poco, pero sin olvidarlo del todo. En su origen, este juego homérico, que tiene mucha semejanza con algunos de los que Ercilla descibe en la Araucana, se efectuaba retobando un pato dentro de una fuerte piel, a la cual se adaptaba varias manijas de cuero también. De estas manijas se asían los jinetes para disputarse la presa del combate que generalmente tenía por arena toda la pampa, pues el que lograba arrebatar el pato procuraba ponerse en salvo, y la persecución que con este motivo se hacía, era la parte más interesante del juego. Posteriormente se ha dado el nombre de pato a todo ejercicio en que dos jinetes, asidos de las manos o ligados por medio de un lazo atado a la cintura, procuran derribarse de sus respectivos caballos. Después de haber descrito el paso primitivo, creí que el cuadro no quedaría completo si no presentaba al mismo tiempo una pintura del modo de jugarlo por medio del lazo, y tal es el objeto de la lucha que tiene lugar entre Obando y Zamora.

7. La proclama, que se pone en boca de Castelli, es la traducción casi literal de la que él dirigió a los pueblos, en el momento de levantar el estandarte de la revolución del sud.

8. Crámer, que era el segundo de Castelli, murió en la batalla de Chascomús. Nacido en Alemania, se había distinguido en la guerra de la Independencia, y en la batalla de Chacabuco mandaba un batallón de infantería con el cual contribuyó al éxito de la victoria.

9. Según algunos, Castelli murió insensato, como el rey Lear, sintiendo las angustias de un corazón magnánimo devastado por el infortunio. Esta situación sublime, poetizada por Shakespeare, hubiera podido explotarse en este poema, al apagar en el héroe de la revolución del sud la luz de la razón, y poner en su boca palabras delirantes de patria y libertad, pero dejando intacto su corazón para sentir. Tal era, sin duda, la situación que adopte el poeta futuro que cante ese hecho, digno de la epopeya, aun cuando no fue coronado por la victoria. Por lo que a mí respecta, cantor de circunstancias, teniendo en vista producir un poema patriótico dedicado a mis contemporáneos he preferido la situación más vulgar, y por consecuencia la menos poética, a trueque de llegar más directamente al objeto que me proponía, que era exaltar el sentimiento grandioso del sacrificio deliberado.