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Baladas españolas/El bautismo

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A D. Antonio Arnao

En el fondo una ciudad romana, bulliciosa como en día de fiesta. -Ruinas magestuosas bañadas por un río. -A la orilla, en una fragosidad, una gruta, a cuya puerta se ve un patriarca de luengas canas, arrodillado tristemente. -Por detrás de las ruinas serpentea una magnífica vía o camino real, por donde salen y entran en la ciudad los gentiles, ora soldados, ora esclavos, ora labradores, ora doncellas. -Empieza a amanecer.

Los CRISTIANOS, saliendo en procesión de las ruinas, precedidos del NEÓFITO, con palmas en las manos.

De tu mortal levadura
del pecado de Satán,
purifícate, criatura,
en las aguas del Jordán.
Para vencer en el rudo
combate que aquí te espera
sólo puede ser tu escudo
la religión verdadera.

CORO DE SOLDADOS, dentro de la ciudad.
Ya se abrió el templo de Jano:
Marte el clarín toca ya;
al Capitolio romano,
¿quién en triunfo subirá?

EL PATRIARCA, en éxtasis.
Tu trono se desploma,
¡oh déspota perverso!
¡Oh Roma!

CORO DE LABRADORES, entrando en la ciudad.
¡Gloria a Roma,
al sol del universo!

LOS CRISTIANOS
Allí es la santa morada
del piadoso cenobita,
por sus manos socavada
bajo la ciudad maldita.
Ése es nuestro templo, hollado
por un pueblo envilecido;
pueblo que será humillado,
cuando el templo engrandecido.

EL NEÓFITO, adelantándose a sus compañeros en dirección a la gruta.
Tú, que habitas entre rocas,
lejos del mundano afán
y sus vanidades locas,
ven, condúceme al Jordán.
Patriarca solitario
que entre silicios y abrojos
riegas la flor del Calvario
con la sangre de tus ojos;
tú, que pasas noche y día
en cristiana adoración,
purifica el alma mía
con agua de redención.
Llévame a beberla: ven;
sediento mi labio está.

CORO DE DONCELLAS, dentro de la ciudad.
Al templo de Venus ¿quién
no vendrá? ¿quién no vendrá?

EL PATRIARCA
Tu mano ¡oh Dios! resplandece
que trueca en blasón la cruz.
Allí noche, aquí amanece...
de nuevo caos, nueva luz.
(Le abraza y da el ósculo de paz.)
El martirio ¿no te espanta?
¿no temes la muerte, hermano?

LOS CRISTIANOS
Con el hierro a la garganta,
adora a Dios el cristiano.

EL PATRIARCA
Cristiano s piden las fieras;
¿no te asustan sus rugidos?

LOS CRISTIANOS
En vano probar esperas
la fe de los elegidos.

EL PATRIARCA
(Elevando los brazos al cielo.)
¿Qué fuego divino es
el que nos abrasa así?
¿Es el que abrasó a Moisés
en el monte Sinaí?
Lozano y fragante lirio
abierto al sol en Belén
tu corona de martirio
sea la nuestra también.
Aunque su cuchilla infame
Roma afila sin cesar,
nunca impide que te ame
el alma que sabe amar.

CORO DE DONCELLAS, en la ciudad.
La vida es el placer;
el alma es una flor
que gozase en beber
las auras del amor.

EL PATRIARCA
Roma, el vicio, que es tu encanto
pudre esa flor en tu suelo;
con nosotros mora el llanto
que abre las puertas del cielo.
Triunfos vanos, vanagloria,
para tu sien, viles palmas...
para nosotros la gloria
de regenerar las almas.
¿Cómo solazarte puedes
en ese impuro festín,
cuando brilla en las paredes
mañana será tu fin?
Todos los vicios pasaron
por tus mejillas enjutas,
y los surcos te dejaron
de las torpes prostitutas.
Más vil que Sodoma eres,
que ves a tu emperador
usurpar a las mujeres
de los hombres el amor.

LOS CRISTIANOS
Tu trono se desploma,
¡oh déspota perverso!
¡Oh Roma!

CORO DE GENTILES, a lo lejos.
¡Gloria, a Roma
al sol del universo!

EL PATRIARCA
En vano afirmarse quiere
en sus ejes inseguros:
Roma con sus vicios muere:
nosotros nacemos puros.
Desde que Dios en Judea
tuvo un pesebre por solio,
vacila y se bambolea
el altivo Capitolio.
Gentes feroces, del Rhin
intentan romper la valla,
y ábreles camino al fin
la mano de Caracalla.
Ellas traen un bautismo
de sangre a este cuerpo inmundo
nosotros... el cristianismo
que da un alma nueva al mundo.
(Suena en las ruinas la campana bautismal.)

LOS CRISTIANOS
De tu mortal levadura,
del pecado de Satán,
purificate, criatura,
en las aguas del Jordán.
(Van bajando al río precedidos del PATRIARCA.)

EL PATRIARCA
Ondas del sagrado río
que el mismo Dios consagró,
lavad al hermano mío
del pecado que heredó.
(Al Catecúmeno.)
El rostro vuelvo a Occidente
adonde el Tíber murmura
allí noche solamente,
tiniebla de horror impura.

EL NEÓFITO, vuelto a Occidente.
Yo abjuro del mundo vano
pompa y poder infecundo
por el nombre de cristiano
trocara el cetro del mundo.

EL PATRIARCA
Los ojos a Oriente lanza,
en donde brilla la cruz,
símbolo de tu alianza
con el sol de toda luz.

EL NEÓFITO, vuelto a Oriente.
Pues haces de noche umbría
el alba que perlas llora,
Señor, haz del alma mía una
purísima aurora.

CORO DE CRISTIANOS
Ya se alza el estandarte
donde la cruz campea.

CORO DE SOLDADOS
Romanos ¡gloria a Marte!

CORO DE DONCELLAS
A Venus Citerea.

EL PATRIARCA, estendiendo las manos sobre las aguas.
En el sacrosanto nombre
del Dios que aman los cristianos,
te convierten para el hombre
en fuente del bien mis manos.
(Hace la señal de la cruz.)
Baña en fuego, baila en luz
a aquel que en tus ondas dejo,
por la señal de la cruz
que se retrata en tu espejo.
(Los cristianos suspenden al NEÓFITO sobre las aguas.)
Sumergidle, hermanos míos,
tres veces: la Trinidad
dele sus tres dones píos:
fe, esperanza y caridad.
Fe, escudo de la razón;
esperanza, luz bendita,
que abrase su corazón,
y en deseos lo derrita;
caridad, capullo tierno
que toda virtud encierra;
por caridad, el Eterno
dio al hombre cielos y tierra.
La fe alumbre su destino;
la esperanza le sonría;
la caridad el camino
le enseñe que al cielo guía.
Dadme la túnica blanca
para cubrir su inocencia,
que al reino del mal arranca
la bendita penitencia.
(Le ciñe la túnica.)
Hermano, ya eres cristiano;
El martirio no te espante.

EL NEÓFITO
Para ser de Dios hermano,
¿es el martirio bastante?

EL PATRIARCA
Los dolores que aquí esperas
laureles eternos son.

SOLDADOS GENTILES, apareciendo de repente.
¡Cristianos!... ¡hola! a las fieras,
que hay en el circo función.
(Maniátanlos, béfanlos, y se dirigen al circo por la vía, cantando unos y otros, LOS GENTILES con algazara, LOS CRISTIANOS, con mística dulzura:)

LOS SOLDADOS
Ya rugen los leones
de hambre y de placer.

LOS CRISTIANOS
Alzad los corazones
a Dios que nos dio el ser.