Belisa en el baile
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Cual rosa sobresale entre las flores, o cual la luna en la mitad del cielo a las estrellas todas señorea; cual entre chozas de pajiza aldea se levanta del suelo el erguido palacio; así Belisa abrasando de amor a mil pastores entre las zagalejas sobresales, y todos los zagales la danza y las pastoras descuidando absortos a Belisa están mirando... Los sus ojos de fuego que de un azul brillante el Amor ha pintado doquiera que los pone abrasa luego; ni hay corazón helado que su mirar no encienda en un instante. El rubio y rizo pelo en ondas mil de oro al aire dado por el cuello nevado desciende en largas trenzas hasta el suelo. Cual se ve entre celajes Febo en Abril sereno ya cerca de Ocidente, tal por entre las gasas y plumajes se columbra tal vez el blanco seno y su pecho que late blandamente. Mas ella a danzar sale: las zagalas le ceden envidiosas el puesto: avergonzadas la maldicen llorosas con su belleza airadas; mas la pastora amable desarma su furor con risa afable. ¡Cuán concertadas son sus cabriolas! ¡Cuán muelle el paso! ¡Qué animado el gesto! ¡Qué viveza en la acción! ¡Cuánta finura del cuerpo en el contorno delicado! Las Gracias y el Amor la han maestrado y a rendir corazones la han dispuesto. ¡Oh fatal condición! ¡Oh pena dura! Belisa, que los Cielos han formado para inspirar amor a los mortales, de amorosos cuidados exenta y libre su poder ignora. Amor; tu harpón dorado asesta y hiere de Belisa el pecho; yo besaré gustoso mis cadenas; voluntario me echo el dogal apretado, y de hoy más tu cautivo me confieso, si tus grillos de lirios y azucenas a mi Belisa echases y en una misma cárcel nos juntases.