Bien fue de acero y bronce aquel primero
Apariencia
- Soneto 27
Bien fue de acero y bronce aquel primero, que en cuatro tablas confió su vida al mar, a un lienzo y a una cuerda asida, y todo junto al viento lisonjero; ¿Quien no temió del Orïón severo la espada en agua de la mar teñida, el arca doble al Austro, y la ceñida obtusa luna, de nublado fiero? El que fió mil vidas de una lengua de imán tocada, al Ártico mirando, y en líneas treinta y dos, tres mil mudanzas. pero más duro fue para su lengua, quien puso (las que tienen contemplando) en mar de una mujer sus esperanza[s].