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Cómo nació "El Correo Español"

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Altísima misión fué la encomendada á EL CORREO ESPAÑOL, cuya fundación obedeció á imperiosa necesidad sentida por la Comunión Tradicionalista.

Atravesaba ésta por terrible crisis que ponía en peligro su vida, ocasionada por una dolorosa escisión de la Prensa tradicionalista madrileña, sobre cuyos hechos no hay para qué volver la vista.

Nuestro Augusto Caudillo acudió al remedio y comprendiendo con su clarísima inteligencia y los grandes dotes con que le había dotado la Divina Providencia, que no podía [buscarlo] en ninguno de los dos bandos que la habían provocado, designó como periódico oficioso de que se valdría en lo sucesivo para entenderse con nuestra Comunión, á El Correo Catalán de Barcelona, periódico dirigido por el lealísimo é ilustre periodista D. Luis María de Llauder y de Dalmases.

No consiguió con esto Carlos VII el fin que perseguía: el carácter oficioso de El Correo Catalán no satisfacía las necesidades ante[riormente] sentidas por el tradicionalismo, [entre otras] razones, por lo excéntrico de la [elección] de Barcelona, y entonces decidió [fundar] un periódico en Madrid, encomendando la misión al mismo D. Luis María de Llauder, que le merecía la más absoluta confianza.

Transmitidas las órdenes, el Sr. Llauder [se estableció] en Madrid, acompañado del administrador de El Correo Catalán, D. Juan Padrisa, para cumplir el mandato soberano, pero no ocultándosele lo difícil de la empresa, pues había de proceder con absoluta independencia y sin poder utilizar elemento alguno de los que formaban la Prensa carlista madrileña. No desmayó por ello, y auxiliado por D. Leandro Herrero, corresponsal de El Correo Catalán, y por el que esto escribe, que había sido durante algunos años redactor-jefe del mismo periódico, y en otro orden, como elementos administrativos, por D. Joaquín Medina y D. Miguel Candelas, emprendió sus trabajos, que fueron largos y penosos.

La busca de imprenta, el alquiler de casa, la compra de muebles y el formar Redacción, fué tarea que, si fácil cuando abunda el dinero y no hay que proceder con escrupulosa elección de elementos, resultó en la ocasión aquella difícil, porque los recursos de que el fundador disponía eran relativamente modestos, y aún más escasos los elementos personales. Pero la buena voluntad con que todos trabajamos dió el resultado apetecido. Súpose que en Zaragoza se había manifestado como hábil periodista un joven estudiante, D. Benigno Bolaños, y el Sr. Llauder lo trajo á la Redacción que se formaba, bien ajeno, sin duda, de la excelente adquisición que hacía y de que aquel modesto joven habría de llegar á ser un periodista de tal mérito como se registran pocos en la historia del periodismo.

Por fin, quedaron garantizadas Redacción y Administración, y se pudo empezar á publicar el nuevo periódico el 26 de Septiembre de 1888, con el título de EL CORREO ESPAÑOL, elegido por nuestro Augusto Caudillo.

La modestia con que nacía el periódico se comprenderá leyendo el personal que componía la Redacción y la Administración. Helo aquí:

REDACCION

Director, D. Luis María do Llauder.

Redactor jefe, D. Leandro Herrero, Tulio.

Redactores: D. Benigno Bolaños, Eneas, D. Santiago Arambilet, D. Joaquín Aranda y un anciano, cuyo nombre no recuerdo y que estuvo sólo algunos días.

ADMINISTRACION

Administrador, D. Juan Padrisa.

Empleados: D. Joaquín Medina, D. Miguel Canelas.

Conserje, D. Julián Ortega.

Con tan limitadísimo personal empezó la publicación de EL CORREO ESPAÑOL; pero Dios bendijo nuestros esfuerzos, pues no sólo ha satisfecho el periódico la necesidad que motivó su fundación, sino que ha prosperado y ha llevado la unión á toda la Comunión Tradicionalista, que puede vanagloriarse de ser modelo de consecuencia política y de unidad de miras, garantía de éxito para todas las empresas que acometa.

Pronto se vió privado EL CORREO ESPAÑOL del Sr. Llauder, quien hubo de marchar á Barcelona, donde le reclamaba su Correo Catalán, y aunque siguió desde allí trabajando en nuestro periódico, carecimos de su dirección personal, siendo sustituido en ella por D. Leandro Herrero.

También D. Juan Padrisa, fundamentada la Administración, hubo de volver á su cargo de Barcelona, viniendo á reemplazarle otro activo é inteligente administrador, D. Gervasio Puiggros, entusiasta y meritísimo carlista, en quien el Sr. Llauder tenía depositada toda su confianza. Bien lo demostró cuando, prematuramente fallecido D. Juan Padrisa, necesitó administrador para sus periódicos El Correo Catalán y La Hormiga de Oro, llamando á Barcelona al Sr. Puiggros para dicho cargo. La administración de nuestro periódico quedó entonces encomendada á D. Joaquín Medina y D. Miguel Ruiz, y fallecido éste, sólo al Sr. Medina, á quien sucedió el actual administrador, D. Gustavo Sánchez.

La dirección pasó de D. Leandro Herrero á D. Juan Vázquez de Mella, de quien no he de hacer elogio alguno, porque por grande que fuere, en mis labios ó en mi pluma resultaría inferior en grado máximo á sus merecimientos, no porque yo no lo admire, sino porque lo torpe de la palabra y lo medriocre de la pluma, no acertarían con la verdadera expresión: ¡siente mi alma más que expresan mis palabras!

Tras de Mella, Bolaños: las dos glorias de nuestra Comunión en los tiempos modernos; el príncipe de la oratoria y el maestro de la pluma. Ambos son bien conocidodos; ambos, admirados; el uno nos queda aún, y Dios haga que sea por muchos años, para orgullo y provecho de la Comunión Tradicionalista; el otro, Eneas, nos dejó ya, quedando con su muerte un vacío muy difícil de llenar en la Prensa católica y legitimista.

Del actual director, D. Salvador Morales, soy el menos indicado para hablar; una larga vida periodística, una no desmentida consecuencia, una hoja de meritísimos servicios, son garantía de acierto en el alto cargo que le está confiado, y los lectores podrán apreciar cómo cumple en él, saboreando sus escritos, los escritos de Loresma, trazados por la pluma más veterana de cuantas hoy escriben para la Prensa.

.Desde el momento de la fundación de EL CORREO ESPAÑOL hasta el presente, durante veinticuatro años, ¡cuánta labor se ha hecho, ¡cuán fructífera ha sido! ¡Con qué satisfacción contempla quien no ha dejado de escribir en él desde el primer número, el desarrollo y la prosperidad que ha alcanzado! Pero, ¡ay!, ¡cuántas vidas lleva agostadas y desaparecidas tan ímproba labor! La lista de los que han trabajado en EL CORREO ESPAÑOL y fallecido es larga, y como tributo de un compañero es larga, y como tributo nombres á nuestros lectores:

Directores: D. Luis María de Llauder, don Leandro Herrero, D. Benigno Bolaños.

Redactores: D. Santiago Somoza, D. Mariano Jamardo, D. Félix Vázquez Megino, D. José María del Castillo, D. Gabino Gutiérrez y D. Mariano Perni.

Administradores: D. Juan Padrisa, D. Miguel Ruiz, D. Joaquín Medina.

Empleados de Administración: D. Miguel Candelas, D. José Lubelza y D. Julián Ortega.

De las modestas Redacción y Administración con que se fundó EL CORREO ESPAÑOL, sólo queda uno: el que pide á los lectores un piadoso recuerdo para los que fueron sus superiores y sus compañeros.

Joaquín Aranda


Fuente

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