Carta a la Comandancia de Armas de Tarapacá. N° 161
Comandancia de Armas de Tarapacá. N° 161. Iquique, 22 de Diciembre de 1907.
Señor Intendente de la Provincia.
Presente.
Ayer inmediatamente que recibí en la plaza Arturo Prat, á la 1.3/4 P.M. i en circunstancias de revistar las tropas de la guarnición i de marina, la orden de concentrar en el Club Hípico á los huelguistas, haciendo que evacuasen la Plaza Manuel Montt i Escuela Santa María, donde se sabía estaba la gran masa de huelguistas constituida en asamblea permanente presidida por los directores del movimiento, dirijí la infantería hasta dicha plaza i calles adyacentes de manera de poder cumplir la disposición U.S. en las mejores condiciones de orden, sin dispersión de huelguistas, encauzando la turba por la calle de Barros Arana, hácia el Club Hípico.
Cumpliendo el movimiento por la infantería del ejército i marina, me dirijí a la plaza Manuel Montt con cien granaderos, acompañado por el coronel Ledesma i mis ayudantes. Al llegar á dicho sitio, vi que la escuela Santa María que ocupa toda la manzana Sur de la plaza estaba repleta de huelguistas presididos por el titulado Consejo Directivo de la huelga, instalado en la azotea con frente á la plaza y en medio de banderas de los diversos gremios i naciones. Desde adentro hacia el centro de la plaza, rebozaba una turba de huelguistas que no cabían en el interior de la escuela i que en apretada masa cubría su entrada i frente.
Calculé que en el interior de la escuela habría 5.000 individuos y afuera 3.000 que constituían ciertamente la parte más decidida i exaltada. Aglomerados así oían los discursos i arengas de sus oradores que se sucedían sin cesar en medio de los toques de cornetas, vivas i gritos de la multitud.
Como U.S. comprenderá los oradores no hacían otra cosa que repetir los lugares comunes de guerra al capital al orden social existente.
Observada bien la situación i tomando las medidas para circunscribir en el menor radio posible la acción de la fuerza pública, comisioné al Coronel Ledesma para acercarse al Comité que presidía el movimiento i comunicarla la orden de U.S. de evacuar la Escuela i Plaza i dirigirse al Club Hípico con la jente. A los cinco minutos volvió el Coronel diciéndome que el Comité se negaba a cumplir la orden i que habían sido infructuosas sus palabras primero pacíficas i conciliadoras i después enérjicas i severas, para obtener el acatamiento de la órden.
En vista de esto tomé nuevas disposiciones para imponer a los huelguistas el respeto i sumisión.
Hice avanzar las dos ametralladoras del "Esmeralda" i las coloqué al frente de la Escuela con puntería fija á la azotea donde estaba reunido el Comité Directivo. Coloqué un piquete del Rejimiento O'Higgins a la izquierda de las ametralladoras para hacer fuego oblícuo á la azotea por encima de la muchedumbre aglomerada al lado de afuera.
En estos instantes se me agregaron los Capitanes de Navío señores Arturo Wilson i Miguel Aguirre que espontáneamente se ofrecieron para ayudarme en mi delicada i grave misión. Cada uno conferenció con los huelguistas sin obtener mejor éxito. Quise agotar hasta lo último los recursos pacíficos. Pasando por entre la turba, llegué á la puerta de la Escuela i llamé al Comité. Este decendió de la azotea i rodeado de banderas se presentó en el patio esterior, ante la apiñada muchedumbre.
El, estaba compuesto por los individuos Olea, Briggs, Aguirre i demás cuyos nombres no recuerdo, pero son conocidos por U.S.
Ahí les comuniqué la órden de U.S. i les rogué, mejor dicho, les supliqué con toda clase de razones evitasen al Ejército i Marina el uso de las armas para hacerla cumplir.
Todo fue inútil. Durante media hora les hablé en todos los tonos, son obtener otra cosa que declamaciones sobre las injusticias de que eran víctimas como trabajadores i siempre defraudados en sus jornales por los patrones i capitalistas.
Viendo que eran inútiles todos mis esfuerzos pacíficos y persuasivos me retiré haciéndoles saber que iba á emplear la fuerza.
Reuní a los jefes que me acompañaban i estudie con ellos la posibilidad de obtener la sumisión con las armas blancas, introduciendo infantería con bayoneta armada que con un ataque vigoroso hácia el interior aprehendiese á todo el comité ó haciendo cargar á la caballería la turba aglomerada en el exterior. Se constató que estas operaciones no darían resultados por lo apretada i compacta que se manteía la muchedumbre del exterior para cargarla con éxito i se vio, por el contrario, que un ataque de arma blanca ó caballeria podía dejar á la infantería i jinetes en el peligro de ser copados por los huelguistas, complicándose la situación para las operaciones siguientes.
Se vió, por lo tanto, que no había más recursos que el empleo de las armas de fuego, para obtener un resultado eficaz i ordenado.
El capitán de navío señor Aguirre volvió a dirigirse á los huelguistas i lo mismo hico el comandante señor Almarza, haciéndoles saber que se iba á hacer fuego i que la jente pacífica debía retirarse hácia la calle Barros Arana i yo volví nuevamente á decírselo, logrando que unos doscientes se apartasen i colocasen en la calle indicada, no sin ser insultados por la muchedumbre rebelde, que momento á momento se iba exaltando más con la inacción de la tropa durante hora i media ocupada en parlamentar con los huelguistas.
Convencido de que no era posible esperar más tiempo sin comprometer el respeto i prestijio de las autoridades i fuerza pública i penetrado también de la necesidad de dominar la rebelión antes de que terminase el día ordené á las 3.3/4 P.M. una descarga por el piquete del O'Higgins hacia la azotea ya mencionada i por el piquete de la marinería situado en la calle de Latorre hacia la puerta de la Escuela, donde estaban los huelguistas mas rebeldes i exaltados. A esta descarga se respondió con tiros de revólver i aún de rifle que hirieron á tres soldados i dos marineros, matando dos caballos de Granaderos.
Entonces ordené dos descargas más fuego á las ametralladoras con puntería fija hacia la azotea donde vociferaba el Comité entre banderas que se ajitaban i toques de cornetas. Hechas las descargas i este fuego de ametralladora que no duraría sino treinta segundos la muchedumbre se rindió. Hice evacuar la Escuela, i todos los huelguistas en número de 6,000 a 7,000 rodeados por las tropas fueron conducidos por la calle Barros Arana al Club Hípico.
En la mañana fue disuelta esta masa enviando á la Pampa salitrera por los trenes que U.S. puso á mi disposición de 5 á 6,000; el resto compuesto en su mayor parte de jente de Iquique fue entregado á la Policía para su identificación incluso 200 individuos que manifestaron el deseo de irse al Sur.
Esta es la relación exacta de los luctuosos sucesos ocurridos ayer en los cuales han perdido la vida i salido heridos cerca de 140 ciudadanos. El infrascrito lamenta este doloroso resultado del cual son responsables únicamente los ajitadores que ambiciosos de popularidad i dominio arrastran al pueblo a situaciones violentas, contrarias al orden social que por la majestad de la lei la fuerza pública debe amparar por severa que sea su misión.
Dios guarde a U.S.
La orden de la Intendencia
En bien del orden i de la salubridad públicos, he acordado i decreto: Los huelguistas concentrados en la Escuela Santa María, se trasladarán al local del Club de Sport. Comuníquese al Jefe Militar de la Plaza para su inmediato cumplimiento.
Eastman - Julio Guzmán García.
Iquique, 21 de Diciembre de 1907.
R.Silva Renard.