Carta de Javiera Carrera a Pedro Díaz de Valdés (31 de mayo de 1810)

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Santiago, mayo último de 1810.

Hasta la fecha, mi Valdés, ignoro con grande dolor mío cual sea el resultado de tu viaje, la única noticia que tengo es dada por un mozo que dice acompañó al correo y que cuando volvió te encontró principiando a bajar la cumbre con toda felicidad, yendo tú muy guapo, lo propio el niño y Tollo, pero que Cárdenas era el que se fatigaba en extremo. Yo he tenido este pequeño consuelo, pero ya sabes que la incertidumbre en todas las cosas atormenta infinito.

Yo padezco de todos modos. El lunes a las doce de el día, de un modo el más violento entraron a casa, diciéndome que mi padre estaba agonizando, de resultas de un insulto que le había originado una purga, que yo aún ignoraba había tomado. Salí en carrera, como puedes imaginar, y en realidad me encontré con que ya mi amado padre sólo tenía una corta respiración y en la mayor soledad. Tuve que tomarlo en brazos y reclinado en mi pecho, rocándole la olla, las quijadas caídas y con la palidez de la muerte. Estando yo como tu puedes imaginar, lo sostuve así tres cuartos de hora. En fin Dios, por un efecto de su misericordia, me lo conserva habiendo resistido seis horas de este insulto y tengo la gloria de que después de la voluntad de Dios acaso los prontisimos auxilios que le proporcioné lo volvieron a la vida. Doy incesantes gracias y mantuve en casa cuatro médicos diez horas, estando en junta constante y el famoso Chaparro trabajó infinito; de que volvió se confesó y sigue hoy libre de todo riesgo, pero con mucha debilidad; desde esta novedad no he aportado por casa, y tengo aquí a Pío; los otros chicos están cuidados, vienen todos los días.

Padre me encarga te dé mil memorias, y que contribuye a su reposición el gusto de que tú fueses sin novedad, lo que deseo es ver letra tuya cuanto antes.

Esta ciudad está muy trastornada de resultas de haber Carrasco mandado prender a don José Antonio Rojas, al maestro Ovalle, Vera, que dice él Carrasco trataban de independencia; y les formó su causa secreta con testigos. Los pobres reos fueron sorprendidos hacen ocho días a oraciones, habiéndolos hallado a las tres en casa de Rojas, les dijo Sessé que el Presidente los llamaba, salieron, y al llegar a la plaza se vieron rodeados de Dragones, que les intimaron la orden de que fuesen arrestados a San Pablo. Obedecieron y al instante hizo Carrasco llamar a todos los oidores, les mostró una Real Orden de la Junta Central, que dice que a todo sujeto que hable de que la España está en mal estado o quieran criticar al Gobierno, habiendo dos testigos les echen garras y los remitan bajo partida de registro. Luego manifestó que las causas estaban la que menos con diez testigos en contra; en esto comisionó a Concha para el reconocimiento de (los) papeles de Rojas, a Aldunate, para Vera y Baso, por enfermedad de Irigoyen; a casa de Ovalle; pero nada hallaron en contra de ellos. Esa propia noche los sacaron a las 2 de la mañana para Valparaíso. El pueblo estuvo muy revuelto, pero aquí al fin todo se tolera. Han habido mil recursos, la Audiencia y el Cabildo han pedido que oigan a los reos que debían salir en la "Astrea" con destino a Lima; el pueblo ha presentado doscientas firmas afianzándolos, con el propio fin de que se les oiga, y han mandado que queden en Valparaíso. Ayer ha venido un propio avisando que allí se han robado ocho barriles de pólvora, que a esta maniobra fueron 25 hombres que amarraron a tres soldados que eran los únicos que habían de resultas de este robo, creen alguna sublevación y el C. (arrasco) hizo junta de Coroneles, para que salgan de patrullas la caballería a extramuros y la infantería en la ciudad.

Hoy dan principio y el tambor descansará. Si tú te hubieras mantenido aquí padecerías mucho más por la variedad de opiniones y poco carácter de mis paisanos. Romero te escribió hoy, y sólo te dice que tus papeles caminan pronto para Cádiz, en un buque que está para dar la vela, que han gustado de los informes y que los ha mostrado con oportunidad; habla de que no hay noticias de España, y que las funestas que corren no las creas, que éstas son esparcidas por los portugueses e ingleses para sus fines particulares y ver nuestras intenciones cuales son.

No te mando la carta porque no pagues más sin asunto que interese; te remito el duplicado que pides, y las cartas que te he ofrecido, serán remitidas por el otro correo; el tiempo está escaso con el enfermo y las gentes que con este motivo vienen en lo largo que te escribo no se conoce porque quisiera hablar contigo a cada instante. A Tollo y Cárdenas mil memorias, con un abrazo a Manuel muy expresivo. Dile que a cada instante me acuerdo de él.

Recibe tu memoria de todos los de la casa. Dolores lleva hoy seis días de matrimonio y el novio quiere infinito a Pío. Nada más ocurre por ahora que avisarte. A Dios, a quien pido te dé mil felicidades, aunque carezca yo de ellas hasta que el señor me conceda el gusto de verte como quiere tu amantísima de corazón.

Francisca Javiera de Carrera.

P.D. Hijo: Irigoyen dice que va el duplicado de el último informe firmado por los oidores y el triplicado de todo el expediente. Para ser el asunto de papeles, me parece no lo he hecho mal por la prontitud con que se han copiado. Adiós, el borrón que lleva la carta tiene el mérito de haberlo hecho Pío.