Carta de Lenin al Comité Central Bolchevique (fragmento)
Camaradas: Escribo estas líneas el 24 por la tarde. La situación es crítica en extremo. Es claro como la luz del día que hoy todo lo que sea aplazar la insurrección significará verdaderamente la muerte (...).
La Korniloviada inspirada por la burguesía, la destitución de Verjovski demuestran que no se puede esperar. Es necesario, a todo trance, detener el gobierno esta tarde, esta noche, desarmando previamente a los cadetes (...).
Es necesario que todos los distritos, todos los regimientos, todas las fuerzas sean inmediatamente movilizadas y que envíen sin demora delegaciones al Comité Militar Revolucionario, al CC del Partido Bolchevique, exigiendo insistentemente: no dejar en modo alguno el Poder en manos de Kerenski y Cía. hasta el 25; en modo alguno. Es menester que la cosa se decida a todo trance esta tarde o esta noche.
La historia no perdonará ninguna dilación a los revolucionarios que hoy pueden triunfar (y que triunfarán hoy con toda seguridad) y que mañana correrán el riesgo de perder mucho, tal vez de perderlo todo.
Si hoy nos adueñamos del Poder, no nos adueñamos de él contra los Soviets, sino para ellos.
La toma del poder debe ser obra de la insurrección; su meta política se verá clara despues de que hallamos tomado el poder.
Aguardar a la votación incierta del 25 de octubre sería echarlo todo a perder, sería un puro formalismo; el pueblo tiene el derecho y el deber de decidir estas cuestiones no mediante votación sino por la fuerza; tiene, en momentos críticos de la revolución, el derecho y el deber de enseñar el camino a sus representantes, incluso a sus mejores representantes, sin detenerse a esperar por ellos.
Así lo ha demostrado la historia de todas la revoluciones, y los revolucionarios cometerían el mayor de los crímenes, si dejasen pasar el momento, sabiendo que de ellos depende la salvación de la revolución, la propuesta de paz, la salvación de Petrogrado, la salida del hambre, la entrega de tierra a los campesinos.
El gobierno vacila ¡Hay que acabar con él, cueste lo que cueste!
Demorar la acción equivaldría a la muerte.