Celos aun del aire matan/Acto I

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Celos aun del aire matan
de Pedro Calderón de la Barca
Acto I

Acto I

Sale por una parte un CORO DE NINFAS, y POCRIS, trayendo en medio de todas a AURA, cubierto el rostro, y por otra parte DIANA, con venablo, y las demás, con flechas.
POCRIS

Esta, hermosa Diana,
cuya incauta belleza
baldón es de tus montes
y oprobio de tus selvas,
es Aura, a quien tus ninfas,
al sacro culto atentas,
del puro amor que ensalzas,
del torpe que desprecias,
presentan ante ti.

CORO

Y en forma de querella
de su amante delito
te piden la sentencia.

AURA

¡Ay, infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien de amor muera!

POCRIS

Eróstrato, un pastor
a quien por su soberbia
todos los moradores
destos confines tiemblan,
de noche, tras sus ansias,
de día, tras sus fieras,
por ella de tus cotos
la línea sale y entra
disfamando de todas.

CORO

La votada pureza
con que tu templo sirven
tus aras reverencian.

AURA

¡Ay, infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien de amor muera!

POCRIS

Anoche, cuando en sombras
la luz del sol envuelta
dejó la de la luna
bañada en nubes densas,
porque también tuviese
Prometeo su esfera,
que sus rayos robase
entre sus flores bellas,
hurtos de amor lograba.

CORO

Y como a él no puedan
seguirle nuestras plantas,
prendimos solo a ella.

AURA

¡Ay, infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien de amor muera!

DIANA

Descubridla la cara,
que quiero que me vea,
porque antes que mi ira
la mate su vergüenza.
Sacrílega hermosura
que torpemente ciega,
de mi deidad no solo
el sacro honor desdeñas,
pero de mi enemiga,
Venus, el triunfo aumentas,
haciendo que mis aras
sirvan a tus ofensas.
¿Cómo, atrevida, intentas
que reine amor donde el olvido reina?

AURA

¿Yo? Si cuando...

DIANA

Suspende
la voz, el labio sella,
que hay delitos que crecen
la culpa con la enmienda.
A ese tronco la atad,
las manos atrás vueltas,
y pues es de mis ritos
establecida pena,
quien flechas del amor
indignamente sienta,
sienta no indignamente
de mi rencor las flechas,
examine las vuestras,
y al impulso que vive, al mismo muera.

POCRIS

Ven, fiera.

CORO

Ven, tirana.

AURA

¿Tú, Pocris, que antes eras
mi más amiga, más
contraria te me muestras?

POCRIS

Sí, que por más amiga
me toca más tu ofensa.

AURA

O plegue a Amor o plegue
a Venus que padezcas
lo que padezco, en ti
vengadas sus ofensas,
la primera de todas.

POCRIS

Yo le doy la licencia
de ser, como me vea
Amor amar, su indignación primera.

DIANA

¡Atadla! ¿Qué esperáis?

(Atan a AURA al tronco.)
AURA

¡Soberanas esferas!
¡Poderosas deidades!
¡Cielo, sol, luna, estrellas,
fuentes, arroyos, mares,
montañas, cumbres, peñas,
árboles, flores, plantas,
aves, peces y fieras!
¡Compadeceos de mí!
¡Tened de mí clemencia!
No permitáis que digan
aire, agua, fuego y tierra:
«¡Ay, infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien de amor muera!»

(Dentro, CÉFALO y CLARÍN.)
CÉFALO

Gemido es de mujer,
que afligida lamenta.

CLARÍN

Si ella obró noramala,
quéjese norabuena
y sigue tu camino.

CÉFALO

¿Cómo, oyendo sus quejas,
podrá el valor de un noble
no ir a favorecerla?

CLARÍN

Yendo por otra parte.

CÉFALO

Conmigo, Clarín, llega.

CLARÍN

Pues fue de todas sombra.

(Sale CÉFALO y CLARÍN.)
CÉFALO

¿Qué villana violencia
se atreve a hacer a una mujer ofensa?
¿Pero qué es lo que miro?

CLARÍN

Una banda de bellas
señoras cupidillas,
que están en bandas puestas
contra una, a un tronco atada.

CÉFALO

No sé cómo obre cuerda
acción, que ofendo a muchas
en una que defienda.

DIANA

¡Oh tú, estranjero joven,
que quiero creer las señas
del traje, por no hacer
tu culpa más grosera
en haberte atrevido
a penetrar la senda,
que este sagrado guarda,
que este sitio reserva,
tanto que nadie a él llega
que no escriba su muerte con su huella.
Sin que más examines
y sin que más entiendas
del duelo en que nos hallas,
trance en que nos encuentras,
vuelve atrás y agradece
a la deidad suprema
que estos montes habita,
que quiere que se sepan
sus iras, y por esto,
sin que cómplice seas
de errores que castiga,
permite que te vuelvas.
Vete pues, si no esperas
que la voz del indulto se arrepienta.

CÉFALO

En cuanto a que, estranjero,
no sé qué estancia es esta.
Lo que el traje te dijo,
no desdirá la lengua,
pero en cuanto a que oí
míseras voces tiernas
de mujer, cuyo acento
a discurrir me empeña
lo inculto destos montes,
¿cómo, llegando a verla,
della llamado, puedo
dejar de socorrerla?

DIANA

Viendo que más arriesgas
en que me enoje yo, que en
morir ella.

CÉFALO

Reconozco el peligro
de tu ceño, mas piensa
que nobles culpas hacen
amigas las ofensas.
Pues aunque ahora te enojes,
podrá ser que agradezcas
tú mesma mi despecho,
después contra ti mesma
que hidalgos procederes
tienen tal encomienda
en lo ilustre de un alma,
que obligan, aunque ofendan.

DIANA

Según eso, ¿aun intentas
contra mí proseguir en su defensa?

CÉFALO

En su defensa sí,
contra ti no.

DIANA

¿No echas
de ver que es imposible
mantener la propuesta?
Porque, ¿cómo, si a darla
la muerte estoy resuelta,
y tú a darla la vida,
quieres que se convengan
dos acciones que están
tan cara a cara opuestas?

CÉFALO

No sé, si no me vale
una industria.

DIANA

¿Qué es?

CÉFALO

Esta:
(Pónese CÉFALO delante de AURA.)
La templada cuchilla,
que blandida en tu diestra,
a tus ojos les pide
para matar licencia,
contra mí arbola, y todas
vosotras, ninfas bellas,
tremolad contra mí
las embebidas cuerdas,
que de su vida escudo
mi vida, a esos pies puesta,
muriendo yo primero
que a ella morir la vea.
Cumpliré entrambas deudas,
pues ni me opongo a ti, ni falto a ella.

DIANA

Por más que generoso
facilitar intentas,
o rendido mi saña,
o altivo tu soberbia,
no has de poder. Aparta.

CÉFALO

Advierte, considera,
que no es querer que viva
pedirte yo que muera.

CLARÍN

Apártate, señor,
y que la tiren deja.
Tendrás un lindo rato.

CÉFALO

¿Eso, vil, me aconsejas?

CLARÍN

Pues dime: ¿Hubiera fiesta
como ver asaetear todas las hembras,
cuanto más una?

DIANA

Aparta,
digo otra vez.

CÉFALO

Espera.

POCRIS y el CORO

¿Qué hay que esperar?

AURA

Los dioses
mi vida favorezcan.

DIANA

¿Cuál podrá contra mí?

AURA

El que, al ver mi tragedia,
porque tú no blasones
que contra Amor hay fuerza,
no bastando la humana
que trajo a socorrerla,
usó de la divina.

CORO

¿Cómo?

CORO 2º

(Dentro.)
Desta manera.

(Vuela el tronco con AURA.)
AURA

¡Ay infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien amor muera!

CORO

En aire convertida,
desvanecida vuela
los diáfanos espacios.

DIANA

¿Quién duda que las ciegas
fantasías de Amor,
cuando más se defiendan,
en aire se consuman
y en humo se conviertan?

POCRIS

Como Venus del agua,
nació para que sea
fuego el amor, y el aire
de agua y fuego mezcla.
Los imperios de Venus,
que ambos estremos median,
el aire son, y así,
la trasladó a su esfera,
para que sin que tú
la mates, viva eterna
ninfa del aire Aura,
diciendo lisonjera...

AURA

(Dentro.)
No ya infeliz de aquella
que hizo verdad haber quien de amor muera.

DIANA

Este aleve estranjero,
que a tan mal punto llega
a embarazar mis iras,
que da aliento a que puedan
volar a ella sus voces,
de mi cólera fiera
será despojo.

CÉFALO

En vano
temor ponerme intentas,
que heroicos pechos no
matan sin resistencia.

DIANA

No es matar ventajosa
el castigar severa,
y así, de mi violenta
saña tu vida el desempeño sea.
 (Cáesele el venablo de la mano, al ejecutar el golpe.)
¿Pero qué es esto? ¡El dardo
que acerado cometa
tan siempre fue del bosque,
que despedido apenas
de mi mano salió,
cuando a mis plantas puestas
vio tantas brutas ruinas,
sin que sañuda fiera,
o ya la garra armada,
o ya la armada testa,
por veloz se redima,
por feroz se defienda,
me falta! ¡Qué tristeza!
¡Qué asombro, qué terror,
qué ansia, qué pena!

(Vanse DIANA y las ninfas, dejándose el venablo; cógele CÉFALO, y POCRIS se le quiere quitar, y luchan los dos.)
CÉFALO

De tanto misterioso
pasmo, testigo sea
en el templo de Marte
este venablo.

POCRIS

Suelta,
que prenda de Dïana
es tan sagrada prenda,
que aun dejada, no hay
mortal que la merezca.

CÉFALO

¡Diana!

POCRIS

Sí.

CÉFALO

Aunque oír
su nombre me estremezca,
para llevarle, más
que me impides, me alientas.
¿A quién, beldad divina,
despojo de tan nueva
lid toca, sino a quien
con la campaña queda?

POCRIS

A quien debe cobrarlos,
por de su dueño.

CÉFALO

Deja,
ya que vuelvo dichoso,
que honrado también vuelva.

POCRIS

No en vano lo pretendas.

CÉFALO

No en vano tú quitarme el honor quieras.

POCRIS

No has de llevarle.

CÉFALO

No hagas
que tan alta presea
aventure el respeto
ajado de la fuerza.

POCRIS

¿Qué es ajado? Primero
que por tuyo le tengas,
con él has de quitarme
la vida.

CÉFALO

Advierte.

POCRIS

Suelta.
 (Hiérese con el venablo.)
Mas, ¡ay de mí, infelice!

CÉFALO

¿Qué has hecho?

POCRIS

Con la ciega
cólera, no advertí
que en la cuchilla puesta
la mano tenía, y tanto
al herirme con ella
la púrpura del rojo
coral que la ensangrienta,
me estremece, me yela,
me desmaya, me aflige y me atormenta,
que ni aliento, ni vivo,
y en ofuscada idea
de sombras que me asaltan,
de horrores que me cercan,
no sé, no sé de mí.
¡Detente, aguarda, espera!
No, no me mates.

CÉFALO

Yo...
Cuando... si...

POCRIS

Cesa, cesa.
¿Pero qué es lo que digo?
¿Yo a un acaso sujeta?
¿Yo a un delirio postrada?
¿Yo a un frenesí suspensa?
¡Qué fantasía tan necia!
¡Qué ilusión! ¡Qué delirio! ¡Qué quimera!

(Vase.)
CÉFALO

Bello prodigio aguarda,
hermoso asombro espera.

CLARÍN

Pues va muy bien servida
para que se detenga.

CÉFALO

No quiero más, ¡ay, triste!,
sino solo que sepa
que el nácar que, purpúreo,
manchó la nieve tersa,
al ver que los jazmines
en claveles se vuelvan,
herido el corazón
en el pecho me deja,
como diciendo en muestras
de mi dolor...

[GENTE]

(Dentro.)
¡Al monte, a la ribera!

CLARÍN

Ruido de cazadores
a estotra parte suena,
y pues no has de seguirla,
busquemos por la selva
los caballos, que sueltos
se quedaron en ella,
y vamos donde vamos.

CÉFALO

Dices bien. ¡Quién pudiera
siguiendo ir su belleza!

(Vase.)
[GENTE]

(Dentro.)
¡Al monte, al prado, al valle, a la ribera!

(Sale ERÓSTRATO.)
[ERÓSTRATO]

Ya que dejo esparcida
por toda la campaña la batida,
cuyas confusas voces,
que son mi seña, es fuerza que veloces
hayan la soberana
esfera penetrado de Dïana,
en el inculto soto
que desta línea a su vedado coto
divide el linde, quiero
recatado esperar al jardinero,
de quien mi amor fiado
sus términos rompió, porque el cuidado
de que anoche sentido
fuese de alguna gente, cuyo ruido
me obligó a que saliese
veloz, porque con Aura no me viese,
me tiene con recelo
de si fui visto o no.

(Sale RÚSTICO.)
[RÚSTICO] Válgame el cielo,

en que cosas se mete
el que se mete. Consonante, vete,
pues nombre es más pulido,
agente de negocios de Cupido.
Dígalo yo, testigo
de tantos sustos, pues.

ERÓSTRATO

¡Rústico, amigo,
muy bien venido seas!

RÚSTICO

Y tú muy mal hallado.

ERÓSTRATO

Si deseas
sacarme de un cuidado,
dime de anoche acá lo que ha pasado.

RÚSTICO

Aunque la historia es mucha,
toda la he de decir.

ERÓSTRATO

Empieza.

RÚSTICO

Escucha:
Persiguiendo fieras,
dicen que un día
con un coro encontraste
de hermosas ninfas.
Viste entre ellas a Aura,
y el que te incline
es razón, pues la estrella
ni da, ni pide.
De explicarte buscamos
medios y fuimos,
si ella la paraninfa,
yo el paraninfo.
Dejo aparte billetes,
jardines, noches,
ingredientes comunes
de otros amores,
y voy solo a que todas
sus compañeras
la acusaron, quejosas
de no ser ella.
Viéronte, y aunque fueron
razones tales,
si siempre muy civiles,
hoy criminales,
porque a Aura acusaron,
de cuyo enojo
resultó que doña Ana
la atase a un tronco.

RÚSTICO

Pocris, su más amiga,
fue la primera
que la diera la muerte,
si no viniera
no sé quién a ampararla;
mas sin efeto,
porque solo quien pudo,
diz que fue Venus,
que mostrando que aquestas
son cosas graves
en doña Ana, y en ella
son cosas de aire,
convertida en aire
se llevó a Aura,
adonde...

ERÓSTRATO

No prosigas,
villano, calla.
Calla, que no quiero oír
que con piadosas crueldades,
a mí me convierta en estragos de fuego
quien a ella convierte en halagos de aire.

RÚSTICO

¿Pues tengo la culpa yo,
di, para que te lo pague?

ERÓSTRATO

Tampoco la tengo yo, y tengo la pena.
 

RÚSTICO

¡Agentes de amor, veis aquí vuestros gajes!

ERÓSTRATO

Desvanecida hermosura,
que vagamente constante,
dejando de ser lisonja a las flores,
a ser te trasladas lisonja a las aves.
A llorarte voy perdida,
y no me atrevo a llorarte,
porque a la tierra las lágrimas corren,
y no está en la tierra aun caduca tu imagen.
Y así, en suspiros presumo,
que mejor mi fee te halle,
puesto que el aire merece tu sombra,
y son los suspiros alhajas del aire.
¿Mas cómo en lástima, cielos,
se convierten mis pesares?
¿Desde cuándo en Eróstrato ha sido
o dócil la queja, o la lágrima fácil?
¿Habiendo iras y rigores,
apelan a las piedades
mis sañas, mis penas, mis ansias, mis furias?
¡Mal haya el dolor que me hizo cobarde!
¡Viven los cielos, villano...!

RÚSTICO

Vivan, sin que a mí me mates.

ERÓSTRATO

Que hoy han de ver mi venganza, no solo
los troncos, los riscos, los montes, los mares,
pero Diana y sus ninfas,
padeciendo los ultrajes
del abrasado despecho de un loco,
que ya para serlo bastó el ser amante.
Y esa Pocris, esa fiera
que más amiga mostrarse
debiera, verá que si un elemento
de aquella hermosura la pompa deshace,
otro elemento la venga.
Y pues tan presto se abren
las puertas del templo, y en su sacrificio
a todos es dado tocar sus altares,
yo... Mas el tiempo lo diga.
Ea, Eróstrato, si grande
tu fama no puede hacerte, hoy eterno,
veamos si eterno hoy tu infamia te hace.
(Vase.)

RÚSTICO

Furioso va, y no sé cierto
por qué, que muchos galanes,
aun no convertirá en aire su dama,
por solo adorarla, adoran el aire.
Mas como vivo me deje,
por aquí pienso quedarme,
y así, la deshecha haciendo de que
en cuanto ha pasado estoy ignorante,
me volveré al jardín, pero
mi mujer con Diana sale.
De aquí he de escuchar el intento que lleva,
y ver lo que a solas al campo la trae.

(Retírase RÚSTICO al bastidor, y salen DIANA y FLORETA.)
DIANA

Tú, Floreta, has de decirme
la verdad, pues tú la sabes.

RÚSTICO

[Aparte.]
Será la primera que ha dicho en su vida.

FLORETA

Sí haré, que soy boca de muchas verdades.

DIANA

¿Quién es el que en los jardines
a deshora cierra y abre?

RÚSTICO

[Aparte.]
Seguro estoy que lo sepa, si es fuerza
que porque no diga verdad se lo calle.

DIANA

¿No respondes?

FLORETA

[Aparte.]
¿Qué diré?

RÚSTICO

[Aparte.]
¿Mas, que echa la culpa a alguien?

DIANA

¿Qué esperas, pues? Prosigue.

RÚSTICO

[Aparte.]
Ella está
pensando un embuste con que disculparme.

FLORETA

Yo, señor... Cuando... Si...

DIANA

¿Qué te turbas?

FLORETA

No te espantes,
porque decirte que Rústico ha sido
el vil, el traidor, el pícaro infame,
que por interés o miedo
a Eróstrato espaldas hace.
No lo he de decir, porque es mi marido,
y no has de saberlo de mí, aunque me mates.

RÚSTICO

[Aparte.]
¡Oh, mujer mía!, mintió
contigo la más constante,
con el valor que resiste el decirlo.

DIANA

No me lo digas, que hoy he de vengarme
de un villano con su muerte,
mas darle muerte es desaire,
que no merece castigo tan noble
el rústico objeto de un pecho cobarde.
A Acteón mudé la forma
en venganza de otro ultraje,
y a aqueste he de hacer que nadie le vea,
que en forma distinta de bruto no le halle.
Padezca lo que es, pues es
ocasión que Venus cause
este rencor, que entre muertas cenizas
parece que yela, y no es sino que arde.

(Vase.)
FLORETA

Ella pensó que era boba,
y que había de sacarme
que Rústico fue quien tuvo la culpa;
pues no, que no soy de engañar yo tan fácil.

(Sale RÚSTICO del bastidor, con una cabeza de cuatro caras diferentes, y vestido de pieles.)
RÚSTICO

Ya que Diana se fue,
hermosa Floreta, dame
los brazos.

FLORETA

¡Ay triste! ¿Qué es esto que miro?

RÚSTICO

¿Por qué te retiras?

FLORETA

Cruel león, no me mates.

RÚSTICO

¿Yo león? ¿Estás borracha,
mujer? ¿Cuando a que te pague
mi amor la fineza de no haber contado
que fui el agresor de culpa tan grande
vengo como un corderito,
león te parezco?

FLORETA

¡Amparadme,
cielos!

RÚSTICO

Espera.

FLORETA

¡Ay qué garras, qué dientes!

RÚSTICO

¿Pues qué hay que yo muerda, ni que hay que yo arañe?

(Sale POCRIS.)
POCRIS

¿De qué, Floreta, das voces?
Mas, ¿qué mucho que te espantes,
mirando, ¡ay de mí!, un oso tan fiero?

RÚSTICO

Pues ella por león me tenía de antes.

LAS DOS

¿No hay quien de tan bruta fiera
nos favorezca, y ampare?

(Sale CÉFALO con el venablo, y CLARÍN.)
CÉFALO

Sí, pues mi destino, a solo seguir
hoy voz de mujer perdido me trae.

CLARÍN

Tente, señor.

CÉFALO

No temáis,
que solo para este trance
no en vano perdió su venablo Diana,
y tú le dejaste en mi mano no en balde.

CLARÍN

¿Que quieras con un hambriento
lobo meterte en combate?

RÚSTICO

Aún más lisonjero el delirio es de aqueste,
pues lobo, animal de su especie me hace.

CÉFALO

Manchado tigre, conmigo
embiste; puesto delante
me hallarás de la dama, por quien
ya intento este acero bañar con tu sangre.

RÚSTICO

Vive Dios, que va de veras,
y si se le antoja darme
con el venablo, lo hará. Mientras pasa
su frenesí, mejor es que yo escape.

(Vase.)
CÉFALO

Sin el trofeo de haber
llegado a aquesta ocasión,
no has de irte.

POCRIS

No le sigas,
pues vuelve huyendo veloz.

CÉFALO

Aunque vengarte del susto
fuera mi aplauso mayor,
me para tu vista, más
imperiosa que tu voz,
a que entre aparte el cuidado
de aquel pasado dolor.

POCRIS

No le tengas, y dejando
el acaso y la ilusión,
no el haberte detenido
atribuyas a favor,
que es bien, si tú un riesgo impides,
que impida otro riesgo yo,
por eso que no siguieses
dije a esa fiera.

CÉFALO

Aunque son
piedades, y no caricias,
perdóneme tu rigor,
que yo me he de persuadir
a lo que me está mejor.
Y ya que no soy dichoso,
darme a entender que lo soy.

POCRIS

Persuadirte a lo imposible
es una gloriosa acción.

CÉFALO

Darse por vencido antes
del riesgo, poco valor.

POCRIS

El que su bien anticipa,
peligra en la presunción.

CÉFALO

¿Qué importa que no lo sea,
para que lo piense yo?

CLARÍN

Y usted en aqueste alcázar,
¿no me dirá quién es?

FLORETA

Soy
ninfa de escalera abajo.

CLARÍN

La norabuena me doy.

FLORETA

¿La norabuena de qué?

CLARÍN

De que por lo menos no
llegara a sus acesorias
desalentado mi amor.

FLORETA

Antes sí, que en las sirvientes
corre contraria razón,
que las de escalera abajo
de desván arriba son.

(AURA sale en lo alto sobre un águila.)
AURA

Ya que alada hija de Venus,
dejando en nuestra mansión
de ser de los bosques ninfa,
ninfa de los vientos soy,
a cuyo suave aliento
han de vivir desde hoy,
de Aura inspirados, la planta,
la ave, el cristal y la flor,
en flor, cristal, ave y planta,
no haya música o verdor
que amor no publique; y pues
debí a Céfalo el favor,
y el rencor le debí a Pocris,
y se hallan juntos los dos,
a lograr los dos asumptos
del favor y del rigor,
inspire suave el aura de amor.

POCRIS

¡Qué muerta voz! ¡Ay de mí!

CÉFALO

¡Ay de mí! ¡Qué viva voz!

LOS DOS

Hacia la parte del alma
hablando está al corazón.

POCRIS

Mas con cerrar al encanto
el oído, libre estoy.

CÉFALO

Mas con mirar al hechizo,
cumpliré mi obligación.

POCRIS

¿Dónde vas?

CÉFALO

Asegurando
el pasado riesgo voy.

POCRIS

No, no has de pasar de aquí.

CÉFALO

Perdone esta vez tu voz,
que no la he de obedecer
como antes.

POCRIS

¿Por qué no?

CÉFALO

Porque mandarme quedar
en la pasada ocasión,
cuando a no mirarte iba
tras aquel bruto feroz,
no es lo mismo que mandarme
quedar, cuando a verte voy.

POCRIS

Quien solo al riesgo obedece,
poco debe a su pasión,
que obedecer contra el gusto
es la fineza mayor.

CÉFALO

Porque veas que no es
interés, sino atención,
vete en paz.

POCRIS

En paz te queda.

(Hace que se va.)
AURA

Aunque se aparten los dos,
inspire suave el aura de amor.

POCRIS

¿Porque digo que se quede
no más, se queda? ¿Quién vio
tan mal mandada obediencia?

CÉFALO

¿Porque me diga que no
la siga, temo? ¿Quién, cielos,
vio en la ciega confusión
del temor y la osadía
tan bien mandado al temor?

AURA

Inspire suave el aura de amor.

POCRIS

Pero si se fue, veré.

CÉFALO

Mas veré si se ausentó.

POCRIS

¿A qué vuelves?

CÉFALO

¡Yo qué sé!
¿Tú a qué vuelves?

POCRIS

¡Qué sé yo!

AURA

Inspire suave el aura de amor.

POCRIS

Yo a decirte que si quedas
en toda aquesta región,
supuesto que de estranjero
ya el indulto se acabó,
corre peligro tu vida.

CÉFALO

Yo a decirte que corrió
ya, pues le tengo a dos luces,
si me quedo y si me voy.

POCRIS

Pues si te dan a escoger,
ausentarte es el mejor.

CÉFALO

Si el mejor es ausentarme,
¡ay Dios!, ¿cuál será el peor?

POCRIS

A mí, que el que fuere sea.
Vete pues; no vuelva yo
a hallarte aquí cuando vuelva.

CÉFALO

Esto es decirme que no
me vaya, si has de volver.

POCRIS

Esa es locura.

CÉFALO

Yo doy
que sea locura, pero
locura puesta en razón.

POCRIS

¿No te vas?

CÉFALO

Si tú te vas.

POCRIS

¡Qué pena!

CÉFALO

¡Qué confusión!

POCRIS

Pero yo sabré vencerla...

CÉFALO

Más sabré seguirla yo...

POCRIS

Por más que ignorado acento...

CÉFALO

Por más que ignorada voz...

POCRIS

En mi oprobio...

CÉFALO

En mi desdicha...

POCRIS

En mi injuria...

CÉFALO

En mi temor...

POCRIS

En mi ofensa...

CÉFALO

En mi fortuna...

POCRIS

En mi agravio..

CÉFALO

En mi favor...

POCRIS

Me este diciendo al oído...

CÉFALO

Diciendo esté al corazón...

LOS DOS y AURA

Inspire suave el aura de amor.

(Vanse los dos.)
CLARÍN

¿Y los dos en qué quedamos?

FLORETA

En que los dos a otros dos.

CLARÍN

Con que diremos cantando
de nuestros amos al son.

LOS DOS

Inspire suave el aura de amor.