Codro, el temor con la piedad venciendo
Apariencia
- Soneto 116
Codro, el temor con la piedad venciendo, el tronco helado de Pompeyo espera, que, impelido del mar, a la ribera sacó en los brazos y lloró diciendo: «No está soberbio túmulo pidiendo el gran Pompeyo aquí, Fortuna fiera, ni que en la llama funeral postrera suba aroma oriental el sol cubriendo». No pide el hombre a su familia y gente. Sepultura común y honor plebeyo sin fuego y triunfo a sus desdichas basta. «Ya basta, dioses, que, del cuerpo ausente, no cubra las heridas de Pompeyo el tierno llanto de Cornelia casta».