Conde Lucanor:Ejemplo 46

De Wikisource, la biblioteca libre.
Conde Lucanor de Juan Manuel
Ejemplo XLVI


Exemplo XLVIº - De lo que contesçió a un filósofo que por ocasión entró en una calle do moravan malas mugeres[editar]

Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio, su consegero, en esta manera:

-Patronio, vós sabedes que una de las cosas del mundo por que omne más deve trabajar es por aver buena fama et por se guardar que ninguno non le pueda travar en ella. Et porque yo sé que en esto, nin en ál, ninguno non me podría mejor consejar que vos, ruégovos que me consejedes en cuál manera podré mejor encresçentar et levar adelante et guardar la mi fama.

-Señor conde Lucanor -dixo Patronio-, mucho me plaze desto que dezides, et para que vós mejor lo podades fazer, plazerme ía que sopiésedes lo que contesçió a un muy grand filósofo et mucho ançiano.

El conde le preguntó cómo fuera aquello.

-Señor conde -dixo Patronio-, un muy grand filósofo morava en una villa del reino de Marruecos; et aquel filósofo avía una enfermedat: que cuandol’ era mester de se desenbargar de las cosas sobejanas que fincavan de la vianda que avía reçebido, non lo podía fazer sinon con muy grant dolor et con muy grand pena, et tardava muy grand tiempo ante que pudiesse seer desenbargado.

Et por esta enfermedat que avía, mandávanle los físicos que cada quel’ tomasse talante de se desenbargar de aquellas cosas sobejanas, que lo provasse luego, et non lo tardasse; porque cuanto aquella manera más se quemasse, más se desecarié et más endurescrié en guisa quel’ serié grand pena et grand daño para la salud del cuerpo. Et porque esto le mandaron los físicos, fazielo et fallávasse ende bien.

Et acaesçió que un día, yendo por una calle de aquella villa do morava et do tenié muchos discípulos que aprendían del quel’ tomó talante de se desenbargar como es dicho. Et por fazer lo que los físicos le consejavan, et era su pro, entró en una calleja para fazer aquello que non pudié escusar.

Et atal fue su ventura, que en aquella calleja do él entró, que moravan ý las mugeres que públicamente biven en las villas fiziendo daño de sus almas et desonra de sus cuerpos. Et desto non sabía nada el filósofo que tales mugeres moravan en aquel lugar. Et por la manera de la enfermedat que él avía, et por el grant tiempo que se detovo en aquel lugar et por las semejanças que en él paresçieron cuando salió de aquel lugar do aquellas mugeres moravan, comoquier que él non sabía que tal compaña allí morava, con todo esso, cuando ende salió, todas las gentes cuidaron que entrara en aquel logar por otro fecho que era muy desbariado de la vida que él solía et devía fazer. Et porque paresçe muy peor et fablan muy más et muy peor las gentes dello cuando algún omne de grand guisa faze alguna cosa quel’ non pertenesçe et le está peor, por pequeña que sea, que a otro que saben las gentes que es acostumbrado de non se guardar de fazer muchas cosas peores, por ende, fue muy fablado et muy tenido a mal, porque aquel filósofo tan onrado et tan ançiano entrava en aquel lugar quel’ era tan dañoso paral alma et para’l cuerpo et para la fama.

Et cuando fue en su casa, vinieron a él sus discípulos et, con muy grand dolor de sus coraçones et con grand pesar, començaron a dezir qué desaventura o qué pecado fuera aquél porque en tal manera confondiera a sí mismo et a ellos, et perdiera toda su fama que fata entonçe guardara mejor que omne del mundo.

Cuando el filósofo esto oyó, fue tanto espantado et preguntóles que por qué dizían esto o qué mal era éste que él fiziera o cuándo o en qué lugar. Ellos le dixieron que por qué fablava assí en ello, que ya por su desabentura de’l et dellos, que non avía omne en la villa que non fablasse de lo que él fiziera cuando entrara en aquel lugar do aquellas talles mugeres moravan.

Cuando el filósofo esto oyó, ovo muy grand pesar, pero díxoles que les rogava que se non quexassen mucho desto, et que dende a ocho días les daría ende repuesta.

Et metiósse luego en su estudio, et conpuso un librete pequeño et muy bueno et muy aprovechoso. Et entre muchas cosas buenas que en él se contienen, fabla ý de la buena bentura et de la desabentura, et como en manera de departimiento que departe con sus discípulos, dize assí:

-Fijos, en la buena ventura et en la desaventura contesçe assí: a las vegadas es fallada et buscada, et algunas vegadas es fallada et non buscada. La fallada et buscada es cuando algund omne faze bien, et por aquel buen fecho que faze, le biene alguna buena ventura; et esso mismo cuando por algún fecho malo que faze, le viene alguna mala ventura; esto tal es ventura, buena o mala, fallada et buscada, que él busca et faz porquel’ venga aquel bien o aquel mal.

Otrosí, la fallada et non buscada es cuando un omne, non faziendo nada por ello, le viene alguna pro o algún bien: así como si omne fuesse por algún lugar et fallasse muy grand aver o otra cosa muy aprovechosa por que él non oviesse nada fecho; et esso mismo, cuando un omne, non faziendo nada por ello, le viene algún mal o algún daño, assí como si omne fuesse por una calle et lançasse otro una piedra a un páxaro et descalabrasse a él en la cabeça: ésta es desabentura fallada et non buscada, ca él nunca fizo nin buscó cosa porquel’ deviesse venir aquella desaventura. Et, fijos, devedes saber que en la buena ventura o desabentura fallada et buscada ay meester dos cosas: la una, que se ayude el omne faziendo bien para aver bien o faziendo mal para aver mal; et la otra, que le galardone Dios segund las obras buenas et malas que el omne oviere fecho.

Otrosí, en la ventura buena o mala, fallada et non buscada, ay meester otras dos cosas: la una, que se guarde omne cuanto pudiere de non fazer nin meterse en sospecha nin en semejança porquel’ deva venir alguna desaventura o mala fama; la otra, es pedir merçed et rogar a Dios que, pues él se guarda cuanto puede porquel’ nol’ venga desaventura nin mala fama, quel’ guarde Dios que non le venga ninguna desaventura como vino a mí el otro día que entré en una calleja por fazer lo que non podía escusar para la salud del mi cuerpo et que era sin pecado et sin ninguna mala fama, et por mi desaventura moravan ý tales compañas, porque maguer yo era sin culpa, finqué mal enfamado.

Et vós, señor conde Lucanor, si queredes acrescentar et levar adelante vuestra buena fama, conviene que fagades tres cosas: la primera, que fagades muy buenas obras a plazer de Dios, et esto guardado, después, en lo que pudierdes, a plazer de las gentes, et guardando vuestra onra et vuestro estado, et que non cuidedes que por buena fama que ayades, que la non perderedes si dexasedes de fazer buenas obras et fiziéredes las contrarias; ca muchos omnes fizieron bien un tiempo et porque depués non lo levaron adelante, perdieron el bien que avían fecho et fincaron con la mala fama postrimera. La otra es que roguedes a Dios que vos endereçe que fagades tales cosas porque la vuestra buena fama se acresçiente et vaya sienpre adelante et que vos guarde de fazer nin de dezir cosa porque la perdades.

La terçera cosa es que por fecho, nin por dicho, nin por semejança, nunca fagades cosa porque las gentes puedan tomar sospecha, porque la vuestra fama vos sea guardada como deve. Ca muchas vezes faze omne buenas obras et por algunas malas semejanças que faze, las gentes toman tal sospecha, que enpeeçe poco menos para’l mundo et para’l dicho de las gentes como si fiziesse la mala obra. Et devedes saber que en las cosas que tañen a la fama, que tanto aprovecha o enpeçe lo que las gentes tienen et dizen como lo que es verdat en sí; mas cuanto para Dios et para’l alma non aprovecha nin enpeçe sinon las obras que el omne faze et a cuál entención son fechas.

Et el conde tovo éste por buen exiemplo et rogó a Dios quel’ dexasse fazer tales obras cuales entendía que cumplen para salvamiento de su alma et para guarda de su fama et de su onra et de su estado.

Et porque don Johan tovo éste por muy buen enxiemplo, fízolo escrivir en este libro, et fizo estos viessos que dizen assí:

Faz sienpre bien et guárdate de sospecha,
et siempre será la tu fama derecha.


Et la estoria deste exiemplo es ésta que se sigue: