Contrastes del padrón

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Contrastes del padrón

de Vital Aza


CONTRASTES DEL PADRÓN

Bien merecen la atención
y hasta un estudio especial
por lo curiosos que son,
los contrastes del padrón...
del padrón municipal.

I

Luz Sierra y Paco Aranaz
se unieron en matrimonio;
él tiene un genio incapaz,
y ella un genio del demonio.
Cuando se hablan o se miran
y el uno a reñir empieza,
contesta el otro, y se tiran
los trastos a la cabeza.
Y así la vida se pasa
en un batallar eterno,
y, lector, aquella casa
ya no es casa, ¡es un infierno!
Y de este modo, Luz Sierra
y su marido Aranaz
viven en constante guerra
¡en la CALLE DE LA PAZ!

II

Don Pío, un pobre señor
a quien todos quieren mucho
porque es muy trabajador,
tomó hace tiempo un cuartucho
que es piso quinto exterior.
Por los vientos azotado
está aquel cuartito helado,
y así el infeliz Don Pío
se está muriendo de frío
¡en la CALLE DEL TOSTADO!

III

-«Jamás se cierra mi puerta
(afirma doña Mamerta),
pues toda persona honrada
hallará mi puerta abierta».
¡Y vive en PUERTA CERRADA!

IV

Depende de todos
el pobre Canuto;
depende del suegro,
que es un hombre muy bruto.
Si va a la oficina,
depende del jefe,
que trata a Canuto
como a un mequetrefe.
Su esposa le manda
con muy malos modos.
¡De todos depende!
¡Depende de todos!
El pobre lo sufre
con santa paciencia.
¡Y vive en la PLAZA
DE LA INDEPENDENCIA!

V

Viven con doña Ramona
Rodríguez, viuda de Herrera,
pensionista y pupilera,
o si se quiere patrona,
Estanislao y Ramón,
dos estudiantes tunantes,
aunque son, como estudiantes,
modelo de aplicación.
Para su felicidad,
a los dos les han tocado
mil duros en el pasado
sorteo de Navidad.
Mientras quede una peseta,
nadie allí miserias pasa...
¡Hay que ver aquella casa,
siempre en orgía completa!
¡Qué juergas! ¡Qué comilonas!
¿Qué algazara! ¿Qué alegría!
¡Comen allí cada día
lo menos treinta personas!
¡Contentos y divertidos,
ninguno pesares siente,
y viven alegremente
en la PLAZA DE AFLIGIDOS!

VI

Con unos tres mil duros
de renta, sin apuros
vivía en esta corte
mi amigo Nicanor.
Le aconsejó un tunante;
metiose a comerciante,
y en tres o cuatro meses
aquello fue un horror.
Sin esperanza alguna,
perdida la fortuna,
desesperado y triste
buscó la soledad.
Y en ruina completa,
con la última peseta,
¡se fue a vivir al BARRIO
DE LA PROSPERIDAD!

VII

Hermosilla, veintitrés
triplicado, piso bajo,
vive doña Cleta, que es
por lo fea un espantajo.
¡Es horrible doña Cleta!
Y no ve la pobrecilla
que se llama en su tarjeta:
«Cleta Pérez, HERMOSILLA».

VIII

Tiene en sus quejas razón sobrada
don Saturnino Pérez Reguera.
Creyó a su esposa mujer honrada,
y ha resultado que no lo era.
Tenía el pobre sus ahorrillos;
pero es tan bueno, tan inocente,
que unos vecinos ¡valientes pillos!
se lo timaron tranquilamente.
Estando anoche preocupado
con el recuerdo de su señora,
hubo un incendio, y el desgraciado
quedó sin muebles en media hora.
Era empleado; perdió el destino...
Con él cometen injusticias...
Y vive el pobre don Saturnino
¡en el PASEO DE LAS DELICIAS!