Coplas 2 (Mistral)
Apariencia
A la azul llama del pino que acompaña mi destierro, busco esta noche tu rostro, palpo mi alma y no lo encuentro. ¿Cómo eras cuando sonreías? ¿Cómo eras cuando me amabas? ¿Cómo miraban tus ojos cuando aún tenían alma? ¡Si Dios quisiera volvérteme por un instante tan sólo! ¡Si de mirarme tan pobre me devolviera tu rostro! ·································· Para que tenga mi madre sobre su mesa un pan rubio, vendí mis días lo mismo que el labriego que abre el surco. Pero en las noches, cansada, al dormirme sonreía, porque bajabas al sueño hasta rozar mis mejillas. ¡Si Dios quisiera entregárteme ¡por un instante tan sólo! ¡Si de mirarme tan pobre me devolviera tu rostro! ·································· En mi tierra, los caminos mi corazón ayudaran: tal vez te pintan las tardes o te guarda un cristal de aguas. Pero nada te conoce aquí, en esta tierra extraña: no te han cubierto las nieves ni te han visto las mañanas. Quiero, al resplandor del pino, tener y besar tu cara, y hallarla limpia de tierra, y con amor, y con lágrimas. Araño en la ruin memoria; me desgarro y no te encuentro, ¡y nunca fui más mendiga que ahora sin tu recuerdo! No tengo un palmo de tierra, no tengo un árbol florido... Pero tener tu semblante era cual tenerte un hijo. Era como una fragancia exhalando de mis huesos. ¡Qué noche, mientras dormía, qué noche, me la bebieron! ¿Qué día me la robaron, mientras por sembrar mi trigo, la dejé como brazada de salvias junto al camino? ¡Si Dios quisiera volvérteme por un instante tan sólo! ¡Si de mirarme tan pobre me devolviera tu rostro! ·································· Tal vez lo que yo he perdido no es tu imagen, es mi alma, mi alma en la que yo cavé tu rostro como una llaga. Cuando la vida me hiera, ¿a dónde buscar tu cara, si ahora ya tienes polvo hasta dentro de mi alma?