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Crónica internacional del 2 de diciembre de 1932

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Crónica internacional


El eje de la política europea sigue siendo Alemania.

La gestación laboriosa de su crisis ministerial demuestra lo grave de la solución, que no se encuentra por más afanosamente que se busca.

Hitler exigió —a nuestro juicio, con razón— que se le entregase el Poder sin reservas, para desarrollar íntegramente su programa. El presidente Hindenburg que no se aviene, sin duda, a la parte social de las aspiraciones hitlerianas— intentó desviar la cuestión ofreciendo el Poder primero a von Schleicher y —según las últimas referencias que conozco— otra vez a von Papen.

Se pretende a todo trance impedir la aplicación íntegra del programa de Hitler y ello es por una tozudez burguesa y pangermanista que no quiere hacer concesiones y puede verse en el caso de perderlo todo. ¡Conocemos demasiado bien esta antigua y ciega táctica de los ricos que quieren salvarlo todo, para, en definitiva, todo perderlo!

Si de momento consigue von Papen formar otro Ministerio y disuelve la Cámara por tercera vez, no nos sorprendería que la parte más extremista del partido de Hitler fuese empujada por la desesperación al comunismo y se viera en gravísimo peligro la paz de Alemania y, con ella, la del mundo entero.

Y a todo esto, preguntará el lector; ¿No hay en Alemania un partido católico?

Sí. Hay uno que así se llama, a! menos. Uno de esos partidos, que aquí entusiasman a tantos incautos, que acepta los males menores, que reconoce a los Poderes constituidos y lo fía todo del talismán parlamentario. Aludimos al Centro católico alemán, que ha colaborado en la Constitución de Weimar, de la que es la nuestra copia; que ha formado Gobierno con la social-democracia judía y masónica; que, en fin, al derrumbarse el régimen de la coalición de Weimar —socialistas, católicos y demócratas—, ha preferido protestar de las violaciones constitucionales a unirse al nacionalismo de Hugenberg o de Hitler. Un partido católico que desarrolla una acción popular alemana, cuya eficacia no aparece por ninguna parte.

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Constituyen tema de actualidad las elecciones belgas.

Los católicos han conquistado la mayoría; pero no echemos demasiado a vuelo las campanas porque los socialistas han aumentado en tres sus puestos y los comunistas en dos. La pérdida es a costa de liberales, flamencos e independientes.

Desde luego, en todas partes se dibuja la tendencia a suprimir los partidos intermedios y toman posiciones los ciudadanos para la gran batalla definitiva entre derecha e izquierda.
Aunque esta victoria no sea aplastante, es lo bastante intensa para asegurar a tal partido el disfrute del Poder.
Y se me ocurre preguntar: ¿Qué dirán a esto los cretinos de nuestra demagogia? ¿Que Bélgica es una nación atrasada? Tal vez se conformen con silenciar el resultado de estas elecciones.
Y así se ilustra a las masas ¡Viva la Pepa!


Juan de Toreno Liras


Fuente

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