Cuando niño
ANTONIO DOMÍNGUEZ HIDALGO
CUANDO
NIÑO...
Poemas
de infancia
y adolescencia
1950-1960
Primera edición 1986
“ Da bambino
il bene più grande
che c´è
è l´ingenuità,
ma poi...
se ne va.” *
- “Cuando niño,
el bien más grande
que hay
es la ingenuidad,
pero después...
se nos va.”
Canción del Festival de la Canción Italiana de San Remo 1968.
CUASI-JUSTIFICACIÓN
En este libro reúno la mayoría de los escritos que mi madre conservó afanosa como si hubieran sido sus joyas más preciadas, cual aquella célebre matrona romana.
Asombrada y asombrosamente coleccionó con amoroso cuidado, lo que su hijo, desde por lo menos los siete años de edad, cantaba, borroneaba o dibujaba en papelillos y libretas.
Gracias a su sensibilidad innata, no obstante la humildad de su cultura, el ahínco que ella depositó al ir reuniéndolos poco a poco con maternal paciencia, permitió que no cayeran en una irremediable destrucción.
No son otra cosa más que muestras de los inicios de mi vocación comunicativa a través de la palabra hablada, escrita o cantada que permanecían ya amarillentas en un viejo arcón guardado celosamente en el ropero materno.
Nacieron acaso de mis canturreos, de mis monólogos o de mis diálogos con la aún frescura urbana de entonces o de mis asombros ante la Naturaleza aún no opacada por la insolencia de la ambición y el humo.
En ellos se encuentran las emociones de mis hallazgos con la gente que veía desde la azotea de mi casa: los escribanos y su público en la nostálgica Plaza de Santo Domingo en la ciudad de México donde nací. Luego, cuando pude escaparme hasta ellos, comencé a enterarme de las historias que las personas les narraban para que les dieran formato de carta. Era como encontrarme con hacedores de mundos.
Allí, calle de Brasil 29 esquina con Luis González Obregón, en otros tiempos, calle de la Encarnación, y en otros todavía más lejanos, parte del espacio que ocupaba la gran escuela de la unión y de la disciplina, el Calmecac de mis abuelos tenochcas, había nacido y hacia 1950 ya podía leer y escribir. Sobre todo escribir.
Navegan así por sus versos naïve las sorpresas de mis escapes al más allá... el Zócalo, la Lagunilla, Tepito, la Alameda, San Juan de Letrán... el centro histórico; o Santiago Tlatelolco, Chapultepec, Xochimilco, Teotihuacan. Y las viejas librerías de mis ensueños, entre laberintos de estanterías: Robredo, Navarro, Porrúa, Zaplana.
Desde mi solitaria unicidad infantil las palabras constituían mis divertimientos, mis juguetes de imaginación, las concreciones de mi fantasía y de mis experiencias crecientes.
Me he atrevido a publicarlos ante la insistencia constante de muchos apreciados amigos y discípulos que vieron en ellos, cuando se los descubrí con gratitud filial, textos cuyo reflejo bien puede proyectar las inquietudes, las vivencias, las emotividades, de otros niños y adolescentes, quienes también se sientan marginados a la soledad de sus creaciones, como siempre, felizmente por convicción, lo he estado yo.
Acaso, por curiosidad, sobrevivan a sombríos desprecios. Gracias, Nonantzin. Pero también a ti, Totatzin, porque me enseñaste a cantar...y a no quedarme callado cuando se tiene algo que decir.
Entre los siete y los nueve |
Entre los diez y los doce |
Entre los trece y los quince |
Estremecimientos |
Sonetos para desenamorarse |
Epílogo |
ENTRE
LOS SIETE
Y
LOS NUEVE...
POEMAS DE LA AZOTEA
I
Salgo a la azotea.
Es como una sábana
de ladrillos
donde la alegría
me espera.
II
Me asomo a la plaza...
tanta gente se pasea
y yo sin alas.
III
Desde una esquina
miro la fuente...
cantando me saluda
y baila para mí.
IV
Con el pelo recogido
Doña Josefa suspira:
Este Domínguez
también todo mira.
V
Qué iglesia
la de Santo Domingo...
Se me pone en frente
y no me deja ver más allá.
VI
Las palomas se caen
sobre los prados
y buscan de comer con ansias.
¡Qué triste vida
la de recoger migajas!
VII
Como los gorriones
que revolotean,
brinco y salto
en mi azotea.
Ellos como que me ven
y yo dejo que me vean.
VIII
Comerás, comerás,
gallinita, comerás
el maicito que en el suelo
tirado está,
porque si no te lo comes,
los pajaritos te lo quitarán
y cuando quieras comerlo,
ya nada tendrás.
IX.
En la pileta del lavadero
yo me siento marinero.
Con mi lancha de papel
pienso el mundo recorrer.
X
Allí está tan misteriosa
la escalera hacia la calle
y como víbora me dice:
anda niño, escápate.
XI
Me quedo quieto, muy quieto,
como pensándolo mucho,
y aunque ninguno me crea,
yo prefiero mi azotea.
XII
Desde mi azotea se mira
mucha gente que no mira
y mientras la voy mirando
me gusta adivinar cantando
lo que les está pasando.
XIII
Ese gran señor de gris
se siente la gran lombriz.
Y esa señora de verde
parece rata que muerde.
XIV
El hombre del camisón
de seguro es muy panzón.
La dama de gran sombrero
es hija de un maromero.
XV
Y la señora que llora
al lado del maquinista,
de seguro está contándole
toda su historia.
XVI
Y allí llega el pescadero
al pocito del zaguán.
¡Cuántos pescados bonitos!
¡Quién los pudiera comprar!
XVII
Un jardín se va moviendo
entre el asfalto.
Es la florera que llega
carga y carga sus canastos.
XVIII
El bolero de la esquina
limpia y limpia los zapatos.
Lo único que me preocupa:
¿Por que él siempre anda descalzo?
XIX
Qué tortas las del tortero
con su canastón de mimbre.
Parece el bueno Jesús
que a todos tortas les sirve.
XX
Aquí en mi azotea
hay un mundo
que me habla
a cada momento
y no es cuento.
XXI
En los ladrillos
de la azotea
descubrí
un hormiguero.
Las hormigas
desfilando
parecen
un hilo negro.
XXII
Entre las sábanas
de los tendederos
juego al teatro
y soy un títere
que bailo
y canto.
XXIII
Entre tanta tubería
salto y salto.
Si tropiezo pierdo
y si no, gano.
XXIV
Lava y lava
la lavandera.
Siempre lava
y lava y lava.
¿Cuál será su día de fiesta?
XXV
Qué escándalo en la calle.
Me asomo y veo un desfile.
Muchachos sin camisa
se burlan y se ríen.
XXVI
¡Cuántas carcajadas
lanza la gente!
Un chico va encadenado.
Como un perro se defiende.
XXVII
Desde la ventana
una señora les grita
y les lanza muy furiosa
agua podrida.
XXVIII
Tanto gentío
me asombra y me asusta.
Parece con sus rugidos
un dragón que zumba y zumba.
XXIX
Desde mi azotea
todo se ve mejor.
Está uno cerca del cielo
y a un ladito del sol.
XXX
Mariposa de colores
enséñame cómo vuelas
y cómo llegaste jugando
a mi azotea.
XXXI
En todos los rincones
de mi azotea
juego y juego;
hago castillos con piedras
o carreteras con gis;
cochecitos con cartones
donde paseo a una lombriz.
XXXII
Debajo de un lavadero
hago mi escondite
y espero a que me rescaten
como en el cine.
XXXIII
En mi selva de macetas
soy Sabú el aventurero
y entre las ramas me escondo
de ese malvado arenero.
XXXIV
Hoy lavaron una alfombra
y a secarse la tendieron;
a volar dijo una voz
y cuando yo me subía
que despierto de mi sueño.
XXXV
Querida azotea,
tú eres mi amiga;
nunca te enojas
con mi alegría.
XXXVI
¡Qué azotea bonita!
Tú eres mi compañera
en el otoño
o en primavera
XXXVII
Corro a todo lo ancho,
corro a todo lo largo
salto a todo lo alto
y aún me sobra espacio.
XXXVIII
Desde la cocina
mi madre dice a comer.
Yo le digo a mi azotea
al rato te vuelvo a ver.
POEMAS DE LOS COLORES
I
El cielo sin estrellas
es muy negro.
Cierro los ojos
y todo lo miro negro.
Negro, negro; sin color.
¡Qué negrura de carbón!
II
Azul es el cielo.
El mar es azul.
Con tantos azules,
me visto de azul.
III
Amarillo es el pajarillo.
Amarillo es un canarillo.
Amarillo es el platanillo
que come con un bolillo.
IV
Al verde lo miro muy verde
y más verde lo quiero yo ver
Tan verde como un arbolito
y como el pasto también.
V
Roja es la manzana.
Roja es la sandía
y rojos mis labios
en cada mordida.
VI
Blanco el algodón.
Blanquita la nieve.
La lunita blanca
y mis limpios dientes.
VII
Rosa es un rosa.
Rosa es un clavel.
Si pinto mi cara,
de rosa es la piel.
VIII
Quiero un poquito de café
para dejar de tomar té
o un chocolate que también,
es color café.
Quiero un café,
café café,
café con leche
me tomaré.
IX
Naranjita anaranjadita
de color naranja es
tu juguito anaranjado
con que me quitas la sed.
X
Morada es la ciruela;
morado es un listón.
Si llego tarde a la escuela,
muy demorado estoy.
XI
Una nube gris
más otra nube gris
anuncia que la lluvia
no tarda en venir.
XII
Guinda es la ciruela;
guinda el pantalón.
Es el rojo fuego
que se chamuscó.
XIII
Coloreando, coloreando
todo se hace de color
con colores colorines
rojo, verde, amarilló;
azul, guinda, anaranjado,
cafecito o moradó:
rosa, negro, gris o blanco
coloreando pinto yo.
Coloreando, coloreando
dibujo yo esta canción
y aquí se acaba cantando,
colorín, coloradó.
XIV
Le doy color,
lo pinto bien
y así no sale
nada al revés.
XV
Si perdiera mis pinturas
ya no dibujaría,
pero tendría las palabras
y con ellas cantaría;
así no me aburriría.
POEMAS DE LAS ESTACIONES
I
La mañana está muy pálida
y como el sol no salió
parece que está asustada,
pues le falta su calor.
II
Aquí en invierno no hay nieve
como en lo demás del mundo.
Me da risa Santa Clos:
forrado, mientras yo sudo.
III
Dicen que hace frío,
pero no lo siento.
Con tanto calor
se me hace que es cuento.
IV
Árboles de navidad
se ven en las tiendas
como que los ponen
para que nos vendan.
V
Las campanas de papel
no suenan
como las de Santo Domingo
Las estrellas de cartón
no brillan
como las del cielo que miro.
VI
La luna cascabelera
repetía una canción:
diciembre está terminando.
Brinca y brinca mi corazón.
VII
Se fue el año viejo.
Llegó el año nuevo.
y vistió con gorro
al niño de enero
VIII
El diez de febrero
cumpleaños la Guille.
Le doy un abrazo
y una flor que brille.
IX
Una cancioncita
me viene a los labios
y me va diciendo
que ya llega marzo.
X
Hoy es seis de marzo.
Nació mi mamá.
Le da de regalo
un beso papá.
XI
Cuando se abrazan,
cuando se besan,
Sé por qué me aman.
Sé por qué rezan.
XII
Enero loco,
marzo otro poco,
es lo que digo
en esta canción.
Mi papá es de enero,
mi mamá de marzo;
ahora comprendo
porqué así soy.
XIII
Ya va pasando
el mes de abril
y la maceta
se ve feliz.
XIV
Ya no hay ensayo
en el mes de mayo
la primavera bailando está
entre las flores del festival.
XV
Un solo día
para las madres.
Es muy injusto
una fiesta así.
Toda la vida
y diario diario,
porque sin ellas
quién va a vivir.
XVI
Entre mañanitas
va mi cumpleaños,
el trece de junio,
cerca del verano.
XVII
Qué felicidad
porque va a llover,
porque voy a ver
mil gotas caer.
XVIII
Corre agüita cristalina
por el desagüe
que las gotas saltarinas
siguen de baile.
XIX
Sobre las láminas
de la cocina
cae el aguacero.
Yo me acurruco
junto al bracero.
XX
Las gotas cristalinas
alegres bailotean
y con sus crinolinas
el aire las pasea.
XXI
Oh Toño, oh Toño,
me grita mi abuela.
Otoño, otoño
se acaba la escuela.
XXII
Caen las hojas
en la plaza.
Las calles
se llenan de hojas.
El viento
mueve la ramas
y arrulla
a las mariposas.
XXIII
Las noches
se hacen más largas
y se va sintiendo frío.
Pobrecitas de las flores
no hay quien pueda cobijarlas
XXIV
Octubre se va.
Noviembre aquí está
y el día de los muertos
su ofrenda tendrá.
XXV
Flaca la calaca
la calaca flaca
como nada come
ya no hace ni caca.
XXVI
Esta calavera
perdió la mollera
mejor la convierto
en mi azucarera.
XXVII
Otra vez llegó diciembre
y el invierno regresó.
Todos se visten de fiesta
por el niño que nació.
POEMAS DE LAS PALABRAS
I
Yo no les pido juguetes
a los Santos Reyes.
Tengo muchas palabras
con las que juego.
II
Hago nudos de palabras
y las desato de nuevo.
Luego las pongo a bailar
con la música del eco.
III
Las palabras son soldados
que las hago combatir
y al final de la batalla
se mueren por escribir.
IV
Las palabras son carruajes
que nos llevan a las ferias
donde un carrusel de cuentos
en vueltas se deletrean.
V
Palabras no estén dormidas.
Ya las quiero despertar.
No sean flojas palabrillas,
vamos, vamos a cantar.
Sálganse del diccionario
para poderlas juntar.
Si no fuera por ustedes,
con quién voy a platicar.
VI
Qué grande amigo eres tú,
mi diccionario Sopena
porque siempre encuentro en ti
las palabras que me suenan.
VII
La luna redonda
parece una esfera
en el árbol negro
de tantas estrellas.
VIII
A lo lejos ladra un perro
y un ferrocarril aúlla,
cómo quisiera viajar,
pero a la luna.
IX
Anoche soñé, soñé,
que la luna me miraba
y entre sonrisas de plata
una perla me obsequiaba.
Desde lo alto del cielo
llegaba hasta mi ventana
y contemplando mis ojos
con voz muy linda cantaba.
Duérmete angelito mío,
duérmete y no temas ya,
porque siempre aquí a tu lado
la vida te cuidará.
Anoche lo soñé, anoche,
pero hoy he despertado ya,
y sé quién era la luna:
¿Quién? Tú, mamá.
X
Muy de mañanita
cuando me levanto
me lavo los dientes
y después me baño.
Solito me visto.
Solito me peino
y cuando estoy listo
me ensucio de nuevo.
XI
Mi padre trabaja y canta
y luego de trabajar
otra vez con su guitarra
a mi madre cantará.
XII
En la fiesta del domingo
mis papás bailaron tangos
y la gente muy contenta
ya se acababa de aplausos.
XIII
Si mi padre toca la guitarra
y junto con mi madre canta,
¿por qué cuando canto yo,
lo que canto les espanta?
XIV
Me gusta La Zarzamora
y también El gato viudo.
Pero cuando oigo a Cri crí,
con él en verdad me aburro.
XV
Los patos sólo hacen cuac
y no cantan tonterías.
Las ranas siempre hacen croac
cuando llegan las lloviznas.
No veo animales que hablen,
sólo en las películas.
XVI
En la tinaja
donde me baño
puse un tezontle
muy colorado
y yo jugaba
a que era un islote
dentro del agua.
Sus habitantes
eran hormigas
y ni una había
con un paraguas
y muchos menos
vestían enaguas.
Con este experimento
acabé con ese cuento.
XVII
Hoy un señor me pidió
que le cantara español
y que me pongo a bailar
un zapateado en su honor
XVIII
Dicen que es un gran poeta
que vino triste de España
porque allá un hombre feroz
se apoderó de su patria.
XIX
Cómo me gustan Los churumbeles
cuando yo escucho sus cascabeles.
Yo me siento la canción
del Gitano señorón.
XX
Hoy me sentí cual Colón.
En la radio descubrí
una graciosa canción
aunque bien no la entendí
su música me gustó.
Hablaba de Canadá
pero en italiano está.
XXI
Había una casita
pequeñita en Canadá
creo que es lo que dice
y es en la hora italiana
donde la repiten.
XXII
Quiero aprender italiano
para entender las canciones
que transmiten por la radio
y me llenan de emociones.
XXIII
Entre tarantelas
y los Churumbeles
me paso tardes enteras
cantando con cascabeles.
XXIV
Hoy el poeta me dijo
que si amaba las palabras
les diera mucho cariño
cada vez que voy a usarlas.
XXV
Hoy que cumplí mis nueve años
me asomé alegre al balcón
y vi pasar por la calle
como muy triste a Don León.
Don León, Don León, aquí estoy;
espéreme un momentito.
Le quiero leer mis versos
y entonces él se sonrió.
XXVI
El cielo que es un gran mago
se ha puesto su traje brujo,
se ha engalanado con joyas
y se ha adornado con lujo.
Luce una capa bordada.
con brillantes lentejuelas,
que cierran y abren los ojos.
Son las sonrientes estrellas
XXVII
Tantas estrellas son rosas
en los jardines del cielo.
Son como alhajas perdidas
en todo el gran universo.
XXVIII
Tienes buen ritmo chiquillo
me dijo el señor Don León
y alegre como un loquillo
me palpitó el corazón.
XXIX
Cuando estoy solo de noche
y siento miedo
las estrellas con sus luces
me dan consuelo;
son los ojitos de Dios...creo.
XXX
Las palabras me ayudan
a salir de dudas
y cuando las combino
me hablan divino.
XXXI
Por las noches
se pasean los gatos
y la luz de la luna
los hace mil garabatos.
Maullando
se les oye un gran rato
hasta que los calla
algún zapato.
XXXII
Miro la ventana:
ya casi es de mañana.
Amanece, amanece
y un gran gusto me aparece.
XXXIII
Buenos días:
¡qué alegría!
Buenos días:
¿cómo está usted?
Buenos días
señora luna,
mire que ha salido
el sol.
Buenos días:
señora flor.
Ya el rocío
le dice adiós.
Buenos días
fantasía;
ya la noche
se nos durmió.
POEMAS DE LA ESCUELA*
I
Esta mañana
me desperté
muy contento
porque yo sé
que a la escuela
por fin iré
y muchas cosas
aprenderé.
II
Anoche cuando me acosté
y al dormir mis ojos yo cerré.
¿Sabes qué es lo que soñé?
¡Que ya sabía leer!
Sabía escribir,
sabía contar,
sabía sumar
y también restar.
Sabía colorear;
también dibujar
y muchas cosillas más.
III
Al ir a la escuela veo:
árboles bonitos, coches feos.
Camiones gruñones,
señores gritones,
la panadería y la lechería;
puestos de revistas
donde miro artistas
y las bicicletas
y motocicletas.
Allí está el mercado,
la juguetería
y a unos cuantos pasos
el cine del barrio.
IV
Cuando en las mañanas
a la escuela vengo,
se ve tanto tránsito
que yo me entretengo.
Hay grandes camiones
y carros pequeños
y unos enojones
que quitan el sueño.
Circula, circula, circula,
se la pasan repitiendo
y las pobres ruedas
no ruedan, no ruedan:
¡Ay qué tarde se va haciendo!
Circula, circula, circula;
ahora sí ya voy corriendo
y con tanto círculo, círculo, círculo,
bizquito me estoy poniendo.
V
Sus trinos me despiertan
muy de mañana
y al irme yo a la escuela
mueven sus alas.
Revoloteando juegan por los jardines
y en la fuente se bañan los chiquilines.
Unos son amarillos; otros rojillos;
algunos picaflores o gorrioncillos.
Sus trinos me despiertan muy de mañana
y al irme yo a la escuela
mueven sus alas.
VI
Mi escuela es así:
grande y chiquita;
muy alta y bajita;
ancha y delgadita.
Tiene sus ventanas
de rombos cuadrados,
de estrellas redondas
y triángulos largos.
Y aunque les parezca
que estoy delirando,
conforme yo crezca
ya la iré ordenando.
VII
Cuando llego a la escuela
me gusta fantasear
y quiero caminar
como quien vuela.
Subir las escaleras
al bajarlas
y todas las pizarras
borronearlas.
Correr por los pasillos
lentamente
y entre los corredores
ser durmiente.
Tocar bellas canciones
con campana.
Hacer con muchos días
la semana
En el jardín sembrar
una sardina
y en la fuente pescar
una gallina.
Cuando llego a la escuela
me gusta fantasear
la bandera me saluda
y su escudo me hace chao.
Cuando llego a la escuela
me gusta fantasear:
Hoy no tengo tarea;
me voy a juguetear.
VIII
Hay niñitos y niñotes
en el patio de mi escuela.
Unos juegan o platican
y muchos se corretean.
En las bancas del jardín
o en algún rincón del patio
comen tortas, toman jugos
o unos exquisitos tacos.
Es la hora de recreo:
cuadernos a descansar,
los libros toman la siesta
y yo voy a imaginar.
Ya suena la campana
es la hora de entrar.
La bandera se mueve
y hay que saludar.
IX
Ya suena la campana.
Es hora del recreo.
Vamos a descansar
de tanto leo y leo.
Ya suena la campana.
Es hora de salir.
Haremos la tarea
y lueguito a dormir.
X
-¡Hey, salón de clases!-
habla el pizarrón-
dile al escritorio
quién es el mejor.
Contesta el estante:
-Sin duda el reloj.
Las bancas aplauden
tanta distinción.
Libros y libretas
sin gran confusión
deciden el triunfo
del televisor.
Entonces el radio
le grita al salón:
-Cállense toditos:
la reina es la flor.
XI
El cuaderno dijo a la mochila:
-Anda, sácame de aquí.
Y los libros aplaudieron:
-Sácanos también, sí, sí.
Comenzó a pedir el lápiz:
-Sacapuntas por favor-
y las pinturas dijeron:
-También salga el borrador.
Con regla, compás y escuadra,
qué figuras de primor.
-Soy estudiante atareado
que domina el dominó.
XII
Alto y alto y alto.
Es un árbol.
Crece y crece el tronco
y el ramaje.
Se llena de hojas:
¡Qué lindo follaje!
Refresca y da sombra
su verde ropaje.
Alto y alto y alto:
Voy cambiando.
Crezco y crezco y crezco:
Soy como árbol.
XIII
Cuantas casitas
se ven por las calles;
algunas grandotas,
otras chaparritas.
Unas, edificios;
otras, vecindades;
unas de ladrillos;
otras de cristales.
Abriendo sus puertas
y sus ventanales
hay muchas historias
que pueden contarnos.
Cuantas casitas
miro por las calles
abundan en cuentos
y curiosidades.
XIV
Por calles y carreteras
por calzadas y callejones;
en invierno o en primavera
nunca paran los camiones.
Van y vienen de a montones;
cargan bultos de madera,
gallinas, botes, limones
y andan por toda la tierra.
XV
Si mueven la cola,
son buenos amigos.
Si ladran y ladran,
son como enemigos.
Y saltan y saltan
y a veces te tiran
y en otras te ayudan
a cuidar tu vida.
Hay perros pintitos,
bonitos, feotes,
blanquitos, negrotes,
graciosos, chiquitos.
Y los hay dientones
furiosos, gruñones,
mechudos, pelones
y salamerones.
XVI
Buenos días,
¿cómo está usted?
Tome leche.
Tome café.
Aquí se vende.
Allí se alquila.
Ganga. Descuento.
¡Qué golosina!
Super refresco.
Ropa divina.
Tenis contentos.
Gran medicina.
Buenas tardes.
Pásela bien
sin salir
de nuestro almacén.
Toque violín.
Toque acordeón.
Hay letrero
hasta en el colchón.
Buenas noches
don locutor,
si no pone otra canción,
apago el radio
por hoy.
XVII
El mundo está lleno de cosas
unas bonitas, otras graciosas.
Hay mesas, relojes y rosas;
muñecas, pelotas y lozas.
Hay platos y vasos y tazas
y dados y libros y casas.
Y clavos, martillos y mazas
y frutas, pasteles y pasas.
El mundo está lleno de cosas;
algunas baratas, otras muy costosas.
XVIII
Panadero, panadero,
panadero ¿ya está el pan?
Abra la panadería
que ya quiero merendar:
ricos cuernos, polvorones,
rejas, huesos y volcanes;
roscas, pasteles, cocoles
y otros sabrositos panes.
¡ Qué gusto me voy a dar!
XIX
Con mi mamá al mercado
vamos por el mandado.
Compramos las verduras
y las frutas maduras.
Me invitan una piña
de prueba o un durazno;
un trozo de sandía
o un jugosito mango.
Por eso yo prefiero
ir al mercado
y no las cosas frías
del supermercado.
Me gustan más los puestos
porque son muy variados.
XX
En la juguetería
hay juguetes noche y día:
redondas pelotas
y trompos que botan:
Hay trenes que en rieles
van caminando
y carreteritas
con coches paseando.
Yo sólo los miro.
No puedo comprarlos.
XXI
Un calcetín
rima con patín;
una paleta
con bicicleta.
Una bota
con la pelota
y una botella
con esa estrella.
Camión y avión
riman en –on;
jarro y carro
rimas son.
En toro y loro
-oro es.
Dado y soldado
-ado ha de ser!
Piña y niña;
ropa y copa;
casa y taza;
rimas son.
El caballo
con el gallo
y el melón
con el pelón.
rima, rima
-on y –on
XXII
Las cosas están llenas de figuras.
La luna como un círculo la ves.
Los pinos que adornan las montañas;
cada uno un triángulo es.
Un rectángulo forma un camión;
un cuadrado un ventanón
y un huevito blanquito o rojito
es, sin duda, un círculo cachetón.
Las cosas están llenas de figuras;
son líneas que se forman muy bien:
derechas, quebradas, redondeadas.
Todo el mundo de figuras es.
Imagino y me imagino cuántas hay
escondidas atrás.
Adivino y adivino lo que es
y mil cosas curiosas voy a ver
XXIII
La luna comelona
se ha comido una tuna
por eso en la laguna
se ve tan cachetona.
La luna comelona
se ha comido un conejo
por eso en el espejo
se ve tan gordinflona.
Del círculo que era
ahora está ovalada,
mas cuando haga la dieta
se va a poner delgada.
XXIV
Cuando la noche
su negro velo
tiende en los pueblos
y en la ciudad
veo como salen
luces muy bellas:
son las estrellas
que luz darán.
Lindas estrellas
del atardecer
cuando anochezca
brillen otra vez.
Lindas estrellas
del amanecer
cuando el sol salga,
duérmanse bien.
XXV
Una casita
y un gran camión
fácil los dibujo yo;
Unas ventanas
y hasta un tren
me salen
re que te bien.
Con rectángulos
un automóvil haré
y a un castillo
de rectángulos
a todos los llevaré.
Con rectángulos
mi nave espacial tendré
y con mi traje rectángulo
la luna visitaré.
Con rectángulos
la nave manejaré
y vestidos con rectángulos
a todos los pasearé.
XXVI
Ronca y ronca va el autobús:
Carreteras va a recorrer.
Sube cerros y ríos ve.
Va en la ruta de un cielo azul.
Rueda que rueda la rueda,
la rueda del ferrocarril.
Roza la ruta de fierro.
Rodando se ve feliz.
Ruge que ruge, el auto va
entre los barrios de la ciudad
y en cualquier rumbo repetirá
con tanto ruido quién dormirá.
XXVII
Salta y salta la pelota;
corre y corre por ahí.
Brinca y brinca muy burlona
quién la puede detener.
Huye, huye la pelota
de tantas manos y pies.
Pelotita juguetona
cuanto nos haces correr.
Pelotita pelotona
pelotucha pelotón
Pareces una balota
que se siente el gran balón.
XXVIII
En el agua clara
de la fuente clara
se asoma un pescado
que está muy pescado.
Lindo pescadito
que estás pescadito,
¿no quieres salir
conmigo a salir?
Mi mamá me ha dicho
que tu mamá ha dicho
que si tú te sales
te puedes morir;
pero yo te digo
esto que te digo
que si yo me meto
me puedo ahogar.
Pobre pescadito
que estás pescadito:
tú del agua clara;
yo de la ciudad.
XXIX
Si supieras tú, papá;
si supieras tú, mamá,
cuánto me hablan los monitos
cuando ustedes se van a trabajar.
Me cuentan sus aventuras;
mil historias del gran mar;
me pasean por los planetas
en traje de navegar
y ligeros cual cometas
hay tanto qué imaginar.
Las palabras bailotean
y me pongo ya a pensar.
Son mis amiguitos
los monitos que en mis libros hay
y aunque chiquititos
no me canso con ellos de platicar.
Me invitan a tiempos
que no existen ya;
y visito pueblos
en la eternidad.
Y tanto imagino
que en algún camino
de una gran ciudad
entre tanto viaje
los voy a encontrar
y al llegar a casa
al fin ustedes
me comprenderán.
XXX
¿Qué seré, qué seré?
Yo no sé lo que seré:
un minero, un marinero,
carpintero o no se qué.
¿Qué seré, qué seré?
Yo no sé lo que seré:
jardinero, tesorero,
manda poco o manda más.
Por ahora soy un niño
y niño me gusta ser;
fantasioso como Alicia;
valiente cual Peter Pan.
Estos juegos divertidos
algún día crecerán.
POEMAS DE LOS ESCRIBANOS
I
La plaza de Santo Domingo
se está quedando sin árboles.
Ya no tendremos los niños
donde treparnos.
II
Cuando se tarda mi abuela
en llegar por mí a la escuela,
me escapo a oír historietas
que no cuenta la maestra.
III
Dicen que un arenero
por las noches nos atrapa
a los que no nos dormimos
y seguimos dando lata.
IV
Hoy descubrí
una cocina
que dicen fue
de Malinche.
Todavía están
sus metates,
sus ollas,
y otros tiliches.
V
Por las noches se le ve
salir como la llorona
toda vestida de blanco
espantando a las personas.
VI
Cuando amanece,
no tengo miedo.
Cuando anochece,
mejor me duermo.
VII
Don Evaristo
es un señor listo
las señoras le dictan
y él hace el escrito.
Cuando le pagan
mete el dinero
en un cajoncito.
VIII
Me da pena
que lloren
las señoras
de las cartas.
Todas dicen:
regresa pronto
que de esperar
ya están hartas;
yo no entiendo
por qué sufren,
si así nadie
las manda.
IX
¿Cómo le hará el señor
para decir tantas cosas
que nunca le dictaron
las señoras?
¿Escribir será cambiar
unas verdades por otras?
X
Mi prima Elena
con su balanza
me toma el pelo
con la ganancia.
Compramos dulces
y ella los pesa,
luego me dice
que así es la cuenta.
Yo se lo digo al evangelista
y el me responde
qué prima lista.
XI
Mi prima Guille
va por la leche;
yo la acompaño
sin que sospeche
que voy con ella
por escuchar
lo que le cuentan
al evangelista
que inventa todo
como un artista.
XII
Este señor escritor
me sorprende a cada rato;
habla de vida y dolor
o de oficios o contratos;
algo dicen de un amor
o necesita zapatos.
Según quien vaya a contarles
habla de todo bonito
para a sus clientes cobrarles
hasta por poner puntito.
XIII
Al escribir siento gusto,
hoy que ya sé cómo hacerlo;
pero me da mucho susto
si nadie quiere leerlo.
Las letras se me pasean
por la cabeza
y yo quiero que las lean
como quien reza.
XIV
Señor escribano
tome mi mano
y haga que yo escriba
de la vida
como usted lo hace
con gran fantasía
que me da alegría.
XV
La señora Chinta
dicta a Don Simón:
adorado mío;
tierno corazón,
te envío estas palabras
en prueba de amor;
dame luego luego
tu contestación
porque casi muero
de tanto dolor.
Si mandas dinero
será más mejor.
Don Evangelista
que sigue la pista
anota el temblor
con que ella suspira,
solloza y lo mira
de extraño fulgor.
Yo no entiendo mucho
pero los escucho.
Cómo gasta tinta
esta doña Chinta.
POEMAS
DE LAS INUNDACIONES
I
Un diluvio en la ciudad
dicen por la radio hoy.
Me asomo desde mi azotea
y un lago contemplo yo.
Las calles se han vuelto ríos
y la gente va en canoas;
se parece a lo que dice
mi maestra de la historia.
II
Me inundo de agua
hasta las rodillas.
Al fin hay lago
todos los días.
III
Que cerrarán
los negocios,
que nos iremos
de aquí,
que dejaré
mi azotea
que era sólo
para mí.
¿Por qué está pasando esto,
si yo era tan feliz?
IV
Mañana cumpliré nueve años
y no tengo a dónde ir.
Aquí en mi nueva casa
no hay azotea ni plaza
ni librerías ni jardín.
V
La nueva casa en que vivo,
es como una jaula,
pero por suerte me quedan
las palabras.
VI
Vamos palabritas
vamos a cantar,
así no nos damos cuenta
que estamos solos y ya.
VII
Desde este balcón
extraño mi azotea
y miro la lluvia.
Sólo veo una larga calle
que se inunda.
VIII
Hoy el poeta me dijo
sigue cantando
para alejar esos días
de estar callado.
IX
Hoy mi abuela
me ha encerrado
en la zotehuela
y me siento como preso
castigado.
He llorado
y he berreado
porque mi abuela ha gritado
que por no portarme bien
me saldría el diablo malvado.
Pero después de un gran rato
de estar temblando,
esperando y esperando,
me di cuenta
que pensando en Dios
no aparece,
sino mi ángel de la guarda
que me cuenta mil historias
para poder platicarlas.
Así que cuando salgo
no me queda más remedio
que contarlo
a mi abuela que se queda
sorprendida de lo que hablo.
X
No tengo abuela cuentera;
pues yo se los cuento a ella
y le pido que me encierre
en mi cárcel placentera.
Ella llora arrepentida
y no quiere castigarme,
entonces hago maldades
y tiene así que encerrarme.
Y como dice don León
no hay prisiones para el alma;
así comienzo a escribir
lo que una voz me declama.
No sé explicar lo que siento,
pero me llueven palabras.
XI
Todos los domingos
me escapo a la Lagunilla;
allí venden muchos libros
que son una maravilla.
Puestos y puestos y puestos
forman largas filas;
encuentro tantas historias
que me abren la fantasía.
Así descubrí a Sandokan,
héroe de mis aventuras,
y supe que Julio Verne
había viajado a la luna.
Con las Mil y una noches
me he pasado muchos días
gozando con Sherezada
su divertida agonía.
Juan de Pardaillan qué astuto
sorteando la cruel intriga
que Catalina de Médicis
tramaba en cualquier esquina.
Los libros de Paul Feval
me entretienen como pocos
y Xavier de Montepin
casi me vuelve loco.
He descubierto a Dumas
y todos sus mosqueteros,
El conde de Montecristo
y otros cuentos muy amenos
como los del General
que se llamaba Vicente
y sus leyendas en verso
que disfruta tanta gente.
Gracias Lagunilla amiga
que me brindas la emoción
de gastarme mis domingos
en esta gran diversión
de leer y de leer:
el más hermoso placer.
Víctor Hugo quiero ser.
XII
Cuando sea grande
voy a ser un escritor
e inventar muchas historias
de grande imaginación
donde la gente se vea
reflejada por mi voz
y cuando me lea
piensen en un señorón
de grande barba y anteojos
que entre palabras vivió.
Cuantos cuentos contaré,
como esos escribanos
que miraba en los portales
cuando yo tenía siete años.
Por eso comenzaré
a escribir lo que imagino
y cuando cumpla los diez
voy a publicar un libro
con los cuentos que a mi abuela
le parecen un delirio.
Sólo mi papá Pedro
se asombra con lo que escribo
y Luis Octavio Madero
me dice qué niño vivo.
ENTRE
LOS DIEZ
Y
LOS DOCE
CUENTOS PARA MI ABUELA*
Leer historias
es ganar experiencia;
ganar experiencia
es poder vivir
sin cometer
tantos errores.
DH 11 años
El ciprés y la rosa
Ya la tarde iba cayendo
los campos amarilleando;
iba el arroyo cantando
y el viento veloz gimiendo.
A la orilla del camino
que pasa por la montaña,
se encontraba una cabaña
al lado de un verde pino.
En la cabaña habitaba
un buen hombre muy anciano
y todo el pueblo cercano
desde siempre lo escuchaba.
El historias les contaba
siempre cuando atardecía
porque el anciano quería
enseñar al que ignoraba.
Y llegaban los aldeanos
mirándose muy contentos
a escuchar el nuevo cuento
de labios del buen anciano.
-Como todos ya llegaron,
voy a contar una historia
que tengo aquí en mi memoria
desde que me la contaron.
Hace mucho, me decían,
que todos hablar pudieron
que caminaron y rieron
hasta que por fin morían.
En un bosque muy hermoso
muy felices todos eran
porque de la primavera
llegaba su eterno gozo.
Y las flores renacieron
y mil canciones cantaron.
Las mariposas volaron
y en el cielo se perdieron.
Tuvieron nuevo follaje
los árboles y sonrieron
cuando sobre ellos oyeron
cantar las aves salvajes.
Todo siempre era alegría.
Todos contentos estaban
y gracias al Señor daban
por la dicha que tenían.
Mientras todo era amistad,
cerca del lago, orgullosa,
una perfumada rosa
decía con vanidad.
-¿Quién es más bella que yo?
¡Soy la diosa de las flores!
¡A nadie tengo temores!
¡Ni al viento que me sembró!
-Es verdad- todos decían
al contemplar su belleza.
Las flores que la veían
siempre quedaban cual muertas.
Y en lo alto de la montaña
habitaba un gran ciprés.
Todos decían: ¡Bello es!
Esa belleza no engaña.
Ese ciprés se ufanaba
de su hermosura sin par
y a todos llegó a gritar
que ninguno lo igualaba:
-Mi follaje es sin igual.
Miren lo fuerte que estoy.
Como otros yo no soy,
porque no tengo rival.
El tiempo así fue pasando
y en el bosque inmenso, un día,
todos gritaban y huían
y a esconderse iban temblando.
La rosa y el ciprés rieron
al ver que todos sufrían.
Al invierno no temían
y del invierno no huyeron.
La nieve al bosque cubrió
e hízolo una blanca fosa
Sepultó a la bella rosa
y al ciprés lo derrumbó.
El tiempo pasó otra vez.
Los pajarillos cantaron.
Las mariposas volaron
compadeciendo al ciprés.
Nacieron flores hermosas.
Los árboles verdes fueron
y con repugnancia vieron
lo marchito de una rosa.
Así un consejo les doy.
Otro que daré a saber.
Lo tendrás tú que aprender
y un aviso tendrás hoy.
Si te jactas de lo que eres,
un día ya lo verás
de pronto lo perderás
y sabrás que todo muere.
El fantasma y el niño
Ya estando el anochecer
todos estaban oyendo
al abuelito diciendo
de lo sucedido ayer.
- Y como estamos reunidos
contarles voy otra historia
que ha quedado en mi memoria
al hacer un recorrido.
En un pueblo muy hermoso
igual que el de un cuento de hadas;
las mujeres asustadas
y los hombres temerosos,
pues la gente murmuraba
que en las noches de congoja
la luna era siempre roja
y horribles lobos aullaban.
En las montañas, decían,
donde se encuentra un castillo,
no se escuchaban los grillos;
sólo gemidos se oían.
Mas todo esto terminó
cuando un niño entró al castillo
y miró a un fantasma pillo
que al pueblo entero aterró,
porque al haberse metido
tras las paredes grotescas,
seguro dijo unas frescas
al fantasma entrometido.
Para la noche pasar,
porque casa no tenía,
entrado al castillo había
y así poder descansar.
De súbito aparecióse
el fantasma carcajeando;
hizo muecas manoteando
y el niño no conmovióse.
Pero el fantasma admirado
viendo que no se moría
ni hablaba ni se movía
se dijo muy asustado:
-¡Pobre de mí! ¡Ya no espanto!
Éste ya no se ha asustado.
¡Soy fantasma fracasado!
¿O me estoy volviendo un santo?
¿Y si este niño malvado
jugar conmigo ha querido?
¡Pues éste qué se ha creído!
¿Que de mí ya se ha burlado?
¡Anda! Contesta muchacho.
¿Por qué quieres tú retarme?
Y si no has de contestarme,
de ti no ha de quedar cacho.
El chiquillo aquél, de pronto,
que lo miraba calmado,
le contestó con enfado
al pobre fantasma tonto.
-Piensas que tengo pavor
porque me asustas con ruidos;
yo les tengo más temor
de los muertos, a los vivos.
El fantasma avergonzado
de allí para siempre huyó
y nunca más se le vio
rondar por esos poblados.
Cuando alguien quiera asustarnos
hay que enfrentarnos valientes
y cuenten lo que nos cuenten
la verdad ha de acabarlos.
El campirano mandón.
Mi ángel cuentero
me habló con esmero
y yo muy atento
me aprendí este cuento
que ahora te cuento.
Era un campirano
que siempre temprano
decía a su mujer
quiero mi café
de puro café.
Y es que cada día
apenas los ojos abría
todos tenían que aguantar
sus gritotes al mandar
sin saber mandar.
Sus cinco obedientes hijas
se empujaban entre prisas
para encender las hornillas
y hacer las blancas tortillas
que eran sabrosas tortillas.
Lázaro que era su nombre
lo lucía cual todo un hombre
y ay si no lo obedecían
a manazos las curtía
como a pieles que curtía.
Y es que este buen campirano
a pesar de ser serrano
era un buen trabajador,
mas nunca logró su amor
darle un hijo de su amor.
Cinco mujeres activas,
todas guapas y muy vivas
adoraban a su padre
sin importar que comadres
criticaran por comadres.
Tenía como un gran enojo
que se miraba en sus ojos
por no tener un varón
que alegrara su bastón,
pues ya usaba un gran bastón.
Así que desde las cinco
andaban de brinco en brinco
las cinco chicas solteras
y en su plena primavera
no gozaban primaveras.
Su padre las traía cortitas
y andaban muy derechitas;
hacían labores hombrunas
por no ser hombre ninguna;
sin desobedecer ninguna.
Pero un día que grande gusto
su madre con algún susto
dijo que ya venía
el heredero ese día
y nació un niño ese día.
Don Lázaro alzó su copa
de mezcal y nueva ropa
les compró a las señoritas
que luciendo tan bonitas
al fin se casaron bonitas.
El niño creció cuidado
por seis madres adorado
y cuando estuvo en edad
le fue dada la heredad
de su viejo en heredad.
Lástima que el jovenzuelo
no respondió a los desvelos
y cuando creció voló
a vender lo que heredó
y al final ya no heredó.
Despilfarró toda herencia
en la ciudad sin paciencia
y borracho de pobreza
destruyó tanta riqueza
que se perdió de riqueza
Esta historia nos enseña
que lo fácil nos despeña
y no valoramos
lo que ganamos
y no lo ganamos.
La moza enojona
Ahora, querida abuela,
voy a contarte otra historia
que nació de mi memoria
y al decirla me consuela.
Hubo una vez una moza
que era terrible y furiosa;
de todo siempre molesta
no reía ni en una fiesta.
Por más que sus familiares
la paseaban por los mares
nunca se hallaba contenta
y con ninguno era atenta.
De los lindos ventanales
de su casa palaciega
hacía añicos los cristales
cuando armaba una refriega.
Volaban platos y tazas,
cuchillos y tenedores.
No tenía miedo a las brasas
y agarraba los carbones
para quemar los colchones
o a los gatos o a los perros
y hasta los pobres becerros.
En fin que era una diabólica
que todo el mundo temía;
decían que porque era alcohólica
pero en verdad, no bebía.
Alguna cosa pasaba
en su vida solitaria
y como nadie la amaba
se hizo fiera temeraria.
Sin embargo, era muy bella;
con sus ojazos de estrella
aunque con un vocerón
que parecía un león.
Cierta vez un forastero
pidió asilo en una noche;
viajaba en un lindo coche
y se veía de dinero.
Los padres de la gruñona
lo aceptaron muy amables,
mientras que doña enojona
lo recibió poco afable.
El buen mozo la miró
quedando muy fascinado,
mas cuando la saludó
ella descubrió su enfado.
-Largo de aquí, majadero-
lo corrió con voz tan fuerte
que sin mediar más esmero
huyó como de la muerte.
La odiosa doncella bella
cuando él parecía muy lejos,
furiosa con su querella
rompió todos los espejos.
De pronto se abrió la puerta
y entró el joven despreciado.
La dama quedó cual muerta,
pálida por el osado.
-Soy el dueño de tu alma;
vengo a llevarte conmigo;
al infierno irás sin calma,
por tu soberbia castigo.
Ella quiso defenderse,
pero fue como quemándose
y no pudo desprenderse
desmayándose.
Cuando abrió los ojos
se miró en sus aposentos;
el forastero de hinojos
le decía sus sentimientos:
-Desde siempre yo te he amado,
pero tú ni me veías;
después que te has desmayado
regresé porque sufrías.
Yo no quiero que padezcas;
te ofrezco mi amor eterno,
no te enojes, no te crezcas
en pesadillas de infierno.
Yo colmaré tus anhelos
y llenaré tu vacío
te llevaré hacia los cielos
tuyo será lo que es mío.-
Al sentirse amada al fin
por vez primera en su vida,
desapareció lo ruin
y se curó toda herida.
Si sabemos aguardar
y no nos desesperamos,
un día veremos llegar
lo que amamos.
Y si no hay dos,
ni modo;
tenemos a Dios
y es todo.
Había una vez...
En tardes de primavera
o en las tardes del verano,
también en las del otoño
o en las del invierno helado
al lado de la ventana
como mirando al pasado
el abuelo relataba
historias de sus antaños.
Érase que se era
o había un vez, les decía
y todos entusiasmados
volaban en fantasía.
Hablaba de cien dragones,
de tesoros y de magos
o de castillos enormes
con brujas que hacían estragos.
Merlín y Arturo encantados
con princesas atrapadas
entre duques muy malvados
y libros de grandes magias.
El abuelo les hablaba
de los ogros y los genios,
de calabozos oscuros
y pasadizos secretos.
Así entre todas las hadas
o aventureros sin alma,
entre tesoros perdidos
o desalmados piratas
El buen abuelo narraba
las historias más fantásticas.
Pero de todos sus cuentos
el cuento que más recuerdan
era aquel donde no hablaba
de hechiceras ni doncellas
ni de ogros ni de magas
ni de duendes ni de altezas
ni de alfombras ni de lámparas;
sólo hablaba de una rosa
que llegaba por un río
como mensaje de amor
de una princesa lejana
a un joven trabajador.
Ella le había prometido
que nunca lo olvidaría
y que en lugar de la rosa,
ella hasta él vendría.
Así sonriente guardaba
como si fuera un hechizo
en un arcón de caoba
las flores de aquel cariño.
Los años fueron pasando
y el joven encaneció;
el arcón se fue llenando,
la princesa no llegó.
Sólo recibió una carta
que le hablaba del dolor,
de un matrimonio a la fuerza
y una cruel disposición.
Ya no hubo rosas de pronto
y muy bien él comprendió
que su amada había olvidado
la promesa que le dio
Abrazado del arcón,
que pesaba como cien,
agrandado con sus lágrimas
él al río se arrojó.
Así acababa esta historia
que no sé por qué pasó.
La coqueta
Hoy cumple tres años,
cómo pasa el tiempo,
de cuando en mis brazos,
se fue ella muriendo.
Era una mañana
tan azul como ésta,
de olor a retama,
limpia, clara y fresca.
Reían los lirios,
cantaban los nardos
y mil pajarillos,
contentos volaron.
El sol se miraba
lucir tras los montes;
la luna plateada,
del sol, escondióse.
Al sur se miraba,
cual una gigante,
la laguna clara,
de azules encajes.
El viento soplaba
como acariciando,
desde la pitahaya
hasta el rudo cardo.
Como alfombras verdes
lucían los llanos
y cantando alegres
estaban los gallos.
Las albas palomas
volaban muy alto
y formaban todas
un manto muy blanco.
Yo todo miraba:
el ave y la flor;
la argéntea cascada
y el naciente sol.
Feliz caminaba,
mirando la huerta
aquella mañana,
tan azul como ésta.
De pronto mis ojos
vieron en la tierra,
cubierta de polvo,
sangrante y maltrecha:
la blanca “Coqueta”.
Aún respiraba,
tenía aún vida,
estaba morada
y entre su agonía
triste me miraba.
Intenté curarla,
salvar a “Coqueta”.
Cuando lo intentaba
bajó la cabeza
y allí quedo muerta.
Hoy cumple tres años,
cómo pasa el tiempo,
de cuando en mis brazos,
se fue ella muriendo.
Recuerdo la tarde
en que acá llegó.
Era de ojos grandes
de pardo color.
Su cuerpo vestía
por siempre de blanco,
no usó zapatillas
ni color ni talco.
Caminaba airosa,
cantando contenta,
moviéndose toda
como una coqueta.
Y ése fue su nombre,
nombre muy sonado,
en todos los bosques
y en todos los ranchos.
Mil premios ganó
por sus cualidades
y fue la mejor
de muchos lugares.
Hoy cumple tres años
la blanca “Coqueta”,
de cuando en mis brazos
se quedó muy muerta.
Hoy cumple tres años,
no ha sido suplida,
de todos los ranchos,
la que más ponía.
El güerito lindo
I
-¿De dónde la bella viene?
-De las orillas del río.
-¿Por qué siempre anda llorando?
-Porque su honor ha perdido.
II
-¿Por qué la bella está pálida?
-Porque está sufriendo mucho.
-Entonces ¿por qué sonríe?
-Porque le queda su orgullo.
-¿Quién fue el canalla que lo hizo?
-El hijo menor del amo.
-¿Qué es lo que ha hecho la justicia?
-El dinero la ha callado.
III
-¿Cuánto tiempo ya le falta?
-Muy poquito; muy poquito.
-¿Qué es aquello que se escucha?
-Son lamentos y chillidos.
IV
-¿Qué cómo es el pequeñito?
¡Como un sol! Y no es alarde.
-¿Qué cómo la bella sigue?
¡Ay, amigo! ´Ta muy grave.
V
-La bella joven dormida
más bella y más blanca está.
Algunos le lanzan flores;
otros se hincan a rezar.
Ha salido de su choza,
pues para siempre se va
y la van acompañando
los que la van a enterrar.
VI
El niño, güerito lindo,
nunca la recordará;
jugando cartas y en copas
no entenderá su verdad.
Cántico a la juventud
Cantan contentos los ruiseñores
a la alborada de un nuevo día
y con sus cantos, bella armonía,
renacen pronto todas las flores.
Cantan las campanas lentamente
a la tarde azul, serena y bella
cuando surge en el cielo la estrella
que al ocaso despide sonriente.
Canta el trovador enamorado
a las noches de mágico encanto
y su música aleja el espanto
que la noche por siempre ha causado.
Pero yo no canto a la mañana
de los mil cristalinos fulgores.
Tampoco canto a las bellas flores
ni a la alta cumbre ni a la sabana.
Hoy no alabo a las aguas del río
y tampoco a la tarde dorada.
¡Canto yo a la juventud amada
que hoy despierta en el corazón mío!
Te canto juventud porque tú eres
rayo luminoso de la vida
donde nunca se sufre una herida
donde todo se vuelve placeres.
¡A ti juventud! ¡Oh gran torrente
que a la vida surges impetuosa,
que vas gigantesca y luminosa
del cuerpo, el espíritu y la mente!
¡A ti juventud! Yo te bendigo
por ser el ave de la alegría,
por ser la luz del alma sombría
por estar hoy juventud conmigo.
¡A ti juventud! ¡Símbolo santo!
Nido donde nacen los amores.
Donde nunca existen los temores.
¡A ti juventud! Hoy yo te canto.
¡Canto a la juventud enamorado!
¡Canto a la juventud que es pasajera!
¡Canto a la juventud porque no muera!
¡Porque nunca se aleje de mi lado!*
ENTRE
LOS TRECE
Y
LOS QUINCE
La rosa, el cenzontle y yo.
Ya en el jardín se ha secado
la rosa que estaba en flor;
el invierno no ha pasado;
es que se murió su amor.
El cenzontle ya no canta;
está triste igual que yo.
Ya ningún ruido le espanta;
es que su amor se murió.
Tan triste y sin un consuelo,
así como ellos yo estoy.
Camino mirando al cielo,
pero no sé a dónde voy.
Así iremos por la vida
como el viento que pasó,
sin darnos la despedida
la flor, el cenzontle y yo.
Hay veces...
Hay veces que me siento tan cansado,
sin ganas de cumplir algún destino,
sin querer continuar por el camino
la ruta que yo mismo me he trazado.
Mas ante las huellas de lo pasado
al instante mis pesares declino,
en flores se convierte el cruel espino
y renace en mi ser lo doblegado.
Los gritos de lo injusto mi alma escucha
y entonces me reclama altisonante:
¡No te dejes abatir! Sigue, lucha...
¡Recuerda! ¡No te quedes vacilante!
Tienes fe, voluntad y también mucha
vida plena y fecunda por delante.
Un simple humano
Pensar que si soy como quiero ser,
será mi vida triste soledad.
Si soy como los demás, vanidad
para siempre habrá mi alma de tener.
De ser como quiero siento el deber,
de ver solamente en todos, bondad;
si soy como son, tendré la maldad
en mi existencia como vil placer.
Quiero sentirme lejano de todo;
no ser esclavo de todo lo vano.
Quiero sentirme muy lejos del lodo,
lodo maldito que se siente ufano.
Vivir no quiero de idéntico modo,
mas cómo hacerlo, si soy simple humano.
Triunfar...
Estúpidos aquellos que en la vida
tan sólo viven de ilusiones vanas
y que al surgir de las primeras canas
se quejan de su suerte inmerecida.
Estúpidos aquellos que en la herida
dejada por la vida en su alma enana
se quejan del destino como rana
que nunca deja su charca podrida.
¡Qué pérdida de esfuerzos! No supieron
la breve juventud aprovechar.
Me dicen que yo soy como ellos fueron
y cual hoy son, así me va a pasar.
Pero ellos a pesar de que pudieron,
nunca acaso atreviéronse a triunfar.
Loca ilusión
Loca ilusión que hasta mi vida llegas
a causarme inquietud, mas no por eso
me inclino hasta tus pies y te los beso
ni me causas temor ni me doblegas
De mi espíritu férreo no despegas
la hermosa sensación de estar ileso.
Soy feliz porque no me siento preso
de los falsos fulgores con que ciegas.
Burda riqueza, aún sin ti, yo vivo,
a pesar de que a veces por ti muero.
Placer me causas cuando te recibo;
dolor me otorgas cuando más te quiero.
Y aunque estés a mi lado, seré altivo,
porque nunca seré tu prisionero.
Ave inmortal
Ave inmortal que en luminoso vuelo.
más hermoso que el vuelo de Pegaso,
más potente que el más potente brazo,
nos llegas convertida en grato anhelo.
Ave inmortal que vas dejando el velo
invisible, en el que hago mi regazo,
tristeza me da que en el ocaso
puedas perderte en el oscuro cielo.
Ave inmortal que tantos hombres vieron
cruzar por el espacio presurosa.
Ave inmortal que siempre te tuvieron
por una de sus dotes más preciosas.
¡Cuán dichosos los que te recibieron
y tuvieron visita tan fastuosa!
Señora Alba
Señora Alba de mágica blancura,
blancura inmaculada que yo admiro
entre risas, sonrisas y un suspiro,
dime qué alma tendrá tanta hermosura.
Señora Alba cubierta de ternura,
que todas las mañanas siempre miro
cuando ya del silencio me retiro,
di, qué alma como tú, será tan pura.
Señora Alba infinita de belleza
que arropas los celajes con tu manto,
dale un poco de luz a mi tristeza
diciéndome en un dulce y tierno canto
¿en qué alma encontraré yo la pureza
capaz de asemejarse con tu encanto?
Las voces de los niños...
Las voces de los niños me parecen
cuando hablan, violines en murmullo;
cuando cantan, guitarras en arrullo;
cuando ríen, orquestas que florecen.
Sus diáfanos acordes me estremecen
porque vuelan en gritos sin orgullo
como oleajes de notas en capullo
flotantes en los vientos que las mecen.
Son la sinfonía de una paloma
que remonta su vuelo clamoroso;
o trinos de gorriones que en la loma
dan su concierto sin guardar reposo.
Las voces de los niños son aroma,
aroma musical hecho alborozo.
Para ser poeta
I
¿Quién pudiera hacer un verso
colmado de poesía
en el cual expresaría
de la vida, lo más terso
y también lo más diverso?
Escribirlo yo quisiera
al instante si pudiera
las palabras combinar
y entonces sólo expresar
todo lo que yo sintiera.
II
Quién pudiera hacer un verso
colmado de inspiración;
dicha para el corazón
que se encontrara disperso
vagando en el universo
formado por el amor
que unas veces es dolor
y otras es viva alegría.
Si pudiera escribiría
libre de todo temor.
III
¿Si sólo por un momento
vinieran a mí las musas?
Son esperanzas ilusas
que me causan gran tormento,
pues nunca vendrán presiento
a darme la inspiración
que convierta la ilusión,
en una verdad cercana,
que hoy parece muy lejana,
y alegre mi corazón.
IV
De estilo muy elegante
ser un buen poeta quiero;
compararme con Homero,
o asemejarme con Dante.
Pero soy un principiante;
de poeta vil remedo;
quiero escribir, mas no puedo,
me falta temperamento,
me falta mucho talento
y sin embargo... no cedo.
V
Para ser un buen poeta
muchas cosas necesito:
hacer del saber, un rito;
del estudio, una saeta
que vaya rumbo a la meta
que yo mismo he señalado
y con la que he de vivir
hasta poder escribir
un poema inmaculado.
Décimas
sobre saber o ignorar
I
¡Saber! ¿Para qué saber?
Siempre lo están repitiendo
los humanos, pues creyendo
que lo que importa es tener
cerca del alma el placer
de no mirar la pobreza,
sólo esperar la riqueza
con los brazos extendidos
sin sentirse arrepentidos
ni doblegar la cabeza.
II
¡Saber! ¿Para qué saber?
Es la cuestión que me amaga
y que como viento apaga
la flama que hay en mi ser,
que estoy sintiendo crecer
como un grandioso deseo
que a muchos parece feo
cual una rosa marchita,
como a una imagen bendita
dondequiera yo le veo.
III
¡Saber! ¿Para qué saber?
Si dicen que todo acaba,
que éste afán a nadie alaba,
que nunca habré de poder.
Mas yo quiero comprender
mil cosas que se han escrito,
de saberlas necesito,
porque siento que es mi vida
la que se siente encendida
con el saber infinito.
IV
¡Saber! ¿Para qué saber?
De qué sirve saber tanto
si la vida es como un canto
que pronto ha de fenecer
y todo lo ha de verter,
desde el vino del amor,
hasta sangre del dolor
que siempre habrá de brotar
al morir, que es no tornar,
y eso llena de pavor.
V
Y en ésta angustia incesante
de saber o no saber
quiero todo aborrecer.
Sin embargo, sigo amante
rendido y siempre anhelante
de lo que quisiera odiar,
de lo que quiero dejar
completamente olvidado
en un rincón alejado
de la vista y del pensar.
VI
¿Saber mucho o ignorar todo?,
cuestión que me martiriza.
Saber, para mí, es la brisa;
ignorar, siento que es lodo
y yo estoy en el recodo.
Saber, sólo es sufrimiento
que se siente como el viento
que arrebata, huracanado,
a veces tan complicado
que constituye un tormento.
VII
Dicha y desdicha, es al hombre
toda la vida, incesantes,
jamás quedan vacilantes,
de ellas siempre brota el nombre,
sin que a ninguno le asombre;
ora están otros gimiendo
y los que estaban gozando
después estarán llorando
y los que lloraban, riendo.
VIII
¡Saber! ¿Para qué saber?
Si esta vida es tan pequeña...
quien no piensa en ello, sueña
en tener sólo el poder
para así todo ofrecer
sin pensar que lo que han hecho
pronto quedará desecho
por la flama del morir
que llega sin prevenir,
sin importarle el derecho.
IX
Sueñan todos en llegar
a cumbres tan elevadas
que al mirarlas no alcanzadas,
llegan a desesperar
y dicen sin aguardar
la llegada del consuelo,
que no hay nada allá en el cielo,
que hay que matar o matarse,
hay que hacer mal y vengarse
sin que se infunda recelo.
X
¡Saber! ¿Para qué saber
si el universo grandioso
fue creado por un coloso
que nunca nadie ha de ver
pero en el que hay que creer
y decir que es lo más puro
lo más perfecto y seguro
de lo que, Él ha realizado
y decir que se le ha amado
hasta en el sufrir más duro?
XI
Y Sócrates, gran sapiente
que dijo no saber nada
con la frente levantada
como aquél que nunca miente,
mientras que con furia ardiente
el enemigo mentía
al saber que no podía
de otro modo derribarlo
porque tan sólo al nombrarlo
el odio contra él surgía.
XII
¿Murió sintiendo placer?
¿Dónde estará? No sabemos,
pero esto si comprendemos
que con todo y su saber
nunca ya podrá volver
del lugar desconocido
que para unos es temido
y para otros deseado
tanto como a un ser amado
que nunca antes se ha sentido.
XIII
Y Shakespeare, Goethe y Cervantes
que crearon obras tan bellas
que lucen aún. Estrellas
luminosas y brillantes,
apreciadas cual diamantes
que ya no se han de encontrar,
muertos sólo habrán de estar,
mientras tanto que sus obras,
de ellos las únicas sobras,
por siempre han de perdurar.
XIV
Y sabéis que a Napoleón
el saber no satisfizo
y tanto triunfar el quiso
que no le importó razón
alguna del corazón
para emprender la subida
hasta la esfera escondida
del vanidoso poder.
¿De qué le sirvió el placer
si pronto perdió la vida?
XV
Se sufre para saber
lo que después causa pena;
y al sentir el alma llena
de inapreciable placer,
solo podrá aborrecer
lo que los demás no saben,
pues al sentir que no caben
dentro del mundo que habita,
sólo gritará ¡maldita!
¡Deja que en la cruz te claven!
XVI
Saber, ¿para qué saber?,
si Kant que lo supo todo
no pudo dejar el modo
al que hubo siempre de ser.
Qué objeto tiene entender
el mecanismo del alma
si no se encuentra la calma
al vivir entre lo incierto,
pues todo ha de quedar muerto:
golondrina, flor y palma.
XVII
Hegel, Comte y Nietzsche que fueron
sabios, cual dioses humanos:
¿Dónde han quedado las manos
que mil juicios escribieron?
En polvo se convirtieron;
de sus seres, nada existe.
¡Hegel que tanto escribiste!
¡Nietzsche que tanto razonaste!
¡Comte que en la verdad pensaste,
dime lo que conseguiste!
XVIII
El mundo sigue su ruta,
misma que siempre ha llevado;
piensa en lo sosegado
llevando una vida bruta
que a tantas almas enluta.
¡Sabios! De nada ha servido,
todo lo que habéis urdido
sólo muy pocos lo saben.
Dejad que sus mentes laven
con el agua del olvido.
XIX
Y así se siente cual es
el humano entendimiento;
sólo busca el sentimiento
y la razón a la vez.
La ignorancia es el revés
del saber que tanto añoro;
si soy ignorante, lloro;
si fuera un sabio sufriera
y mi llanto yo quisiera
que formara una mar de oro.
XX
Mas, de qué sirve entender
toda la ciencia y el arte
si el morir se lleva parte
de todo ese conocer.
¡Saber! ¿Para qué saber?
Dejen que de ello me ría;
la flor hermosa de un día
al otro estará marchita.
¿Para qué ha sido bonita
si después ya no sería?
XXI
De qué sirve que la ciencia
nos muestre verdades claras
si hay cosas siempre tan raras
que habitan en la conciencia
arrastrando la paciencia
y abandonando al deber.
¿Para qué vas a aprender
toda la ciencia y el arte?
-Me dicen-Si has de acabarte
Sin embargo... He de saber.
XXII
Y en este discernir raro
que Shakespeare, en Hamlet dijo,
aunque resulte prolijo
siempre resulta muy claro
cuando se vaga en el aro
que nunca ha de terminar:
“Ser o no ser”. Hay que obrar
lo más rápido posible,
llegar a lo inaccesible
o en el abismo quedar.
XXIII
Quiero saber aunque muera.
Aunque la vida se acabe.
Aunque ninguno me alabe.
Aunque nadie me prefiera.
Si por ser así muriera
con los libros moriría,
amigos del alma mía,
amigos a los que quiero,
sobre todo, los prefiero,
pues me dan sabiduría.
XXIV
Con ojos observadores
exploraré el universo;
estudiaré lo perverso
que a la vida da temores.
Y al cantar los ruiseñores
tras de la verde maleza:
Bendita Naturaleza,
exclamaré sollozante,
siempre he de ser yo tu amante
porque me das entereza.
XXV
Y así siempre investigando,
aunque cometa mil yerros;
aunque me ladren cual perros
mil humanos, envidiando
lo que yo estaré estudiando
de técnica, de teoría.
Seguiré hasta ver el día
de encontrarme con la muerte
y entonces decir muy fuerte:
¡Ven, que al fin... yo lo sabía!
ESTREMECIMIENTOS...
1959
A SAFO
A ANACREONTE
A JUANA INÉS
LA ESENCIA DE LA VIDA ES EL AMOR...
Insomnio
¡Qué noches tan negras!
¡Qué noches de angustias!
¡Qué noches de penas
calladas y mustias!
Mil noches oscuras
de crueles tormentos.
Mil noches sin luna
de eternos lamentos.
Todo está en silencio...
¡Cuán grande martirio!
Todo está cual muerto...
¡Qué horrible delirio!
¡Ah! Cruel remolino
de mil pensamientos.
¡Ah! Noches de angustia
de inmensos tormentos.
¿Y en la calle?
Gime adolorido el viento...
Definición
¡Amor!
Lisonja pasajera,
paloma mensajera,
albor.
¡Amor!
Ensueño realizado,
pecado inmaculado,
candor.
¡Amor”
Ave fugitiva,
mariposa esquiva,
rumor.
¡Amor!
Monstruo intangible,
ángel invisible,
terror.
¡Amor!
Fragmento de luna,
pedazo de cielo,
anhelo,
fortuna,
dolor.
¡Amor!
Gota cristalina,
nube peregrina
y flor...
Deseo
¡Oh! Si amor viniera hasta mis brazos
y en mi pecho su esplendor latiera,
aunque el alma se hiciera pedazos,
no sufriera.
Si amor estuviera aquí a mi lado
y en su cálido manto me envolviera,
aunque en llamas me viera abrazado,
no temiera.
Si amor me mostrara sus encantos
grandiosos, tiernos, sublimes, santos,
feliz fuera.
¡Oh! Si amor viniera, si viniera...
Agitación
¡Yo quiero amar!
Sentir los brazos de la amante
que me estrechan, que me estrujan
y yo también anhelante,
hacer que sus labios rujan
al besar.
¡Yo quiero amar!
Sentirme hundido entre su piel
que al contacto con la mía
se vuelva calor y miel
y candente el alma fría...
¡Ay! ¡Quemar!
¡Yo quiero amar!
Hacer de su cuerpo y el mío
uno solo, hasta triunfar,
y al final... un calor frío...
y morir... vivir... soñar...
y caer sobre su pecho...
¡Oh! ¡Cuán mullido lecho
para reposar!
Percepción
Y la miré pasar...
y en su talle cimbreño se miraba
la hermosura deificada
y sin igual.
Absorto quedé ante su mirada,
ingenua llamarada
de noches adornada
y mar.
Y la miré pasar...
y el alma sublimada
de mí quiso escapar.
Un calor
terrible
por mi cuerpo corrió invisible
y un temblor...
Dicha
¡Cuán hermosa la mañana gris
de lánguidos matices!
Soy feliz
porque siento que todos son felices.
¡Cantar...!
¡Correr...!
¡Volar...!
Comienza a llover...
¡Qué bella la lluvia!
¡Qué lluvia tan bella!
¡Qué hermosas las gotas
qué cayendo están!
¡Qué bella la lluvia!
¡Qué bella! ¡Qué bella!
¡Oh! Cuánta frescura
y felicidad...
Espera
Bellos tus ojos
de extraño encanto
que nunca el llanto
podrá opacar.
Tus labios rojos
como una rosa
que ni una diosa
jamás tendrá.
Tu piel tan suave,
tu piel tan bella,
como una estrella
del cielo azul.
Nadie lo sabe,
cómo te quiero
y cómo espero
que me ames tú.
Razonamiento
Y fuiste para mí, tú, una quimera
y hoy eres la razón por la que vivo.
Si desencanto alguna vez recibo,
serás tú la razón por la que muera.
Sin ti el sol para mí ya no existiera,
triste y seco quedaría el olivo,
el mar bravo se vería pasivo
y la oveja tornaríase fiera.
Mis ojos empeñados por el llanto
sólo verían la azucena inerte,
sin su exótico aroma, sin su encanto
porque nunca ya podría tenerte.
Y entonces por haberte amado tanto,
pronto a mi alma llegaría la muerte.
Armonía
Tu risa me despierta la alegría
y tu mirada me cobija tierno
cuando tu cuerpo cobija el invierno
donde navega mi melancolía
y entre tus brazos plenos de armonía
me hace tu pecho parecerme eterno,
lejos, distante del horrendo infierno
donde me ataba una loca agonía.
Por eso tu llanto inunda tristeza
a la soledad que siento en el alma.
Déjame hacer de tu vida proeza
con que resurja en mi mente la calma
para que unidos en gran fortaleza
juntos cantemos al amor que ensalma
Narciso
¡Oh! Qué hermoso es saberse amado
y alcanzar la esbelta cumbre
de lo no alcanzado.
¡Oh! Qué hermoso es saberse amado,
sentirse como en la lumbre
de lo deseado.
Y erguirse triunfante,
sonriente y confiado,
mirar las estrellas que han adornado
al celaje inmenso de oscuro semblante
bañado.
Creer que la noche se convierte en día,
que el día es más hermoso y más bello el sol,
que todo se vuelve inmortal alegría,
que mucho se torna divina canción.
Me siento cual nunca,
porque en mí está amor.
Pasional
Yo te amo con la fuerza de las nubes
envolviéndome en tu cuerpo infinito
donde calmo el tronido de mi grito
con el fuego de amor con que me subes.
Y a pesar del dolor que cruel me incubes,
te labro la oquedad en alto mito,
mientras cubro tu piel con exquisito
perfume pasional de castos pubes.
Nada temas si quieres ser la entrega
que me mueva de barcas y de mares.
Iremos a alcanzar la nueva omega
que te rompa cansados esperares.
Comienza a fecundar la tierna vega
que ha de darnos felices espigares
Mía
Te vi desde el espejo, tras las sombras,
gozando las serpientes de tu aurora
y en medio de ese cuerpo que devora,
te arrasa la pasión que nunca nombras.
Y al mirarte en la penumbra con que asombras
mi tristeza voraz que a ti te añora,
comprendí tu inocencia de canora
cayendo en la sábana que escombras.
Allí estaba la huella de tu miedo
solitaria fingiéndose alegría
como un grito de sabor acedo
que gozaba perfecta su agonía
estrujando el placer entre mis dedos
que ajaron tu virtud y se hizo mía
Arrullos
Bellas palabras al oído murmuradas
que llevaban el temblor acongojado
de mil gotas de cristal formadas...
Tenue repetir de lo callado
que invisible en lo inefable se ocultaba
y era tierno esclarecer de lo soñado...
Murmurio deleitoso a mi llegado
que en lo oscuro intangible de la noche
brillaba cual diamante en áureo broche
de perlas incrustado.
Culminación
¿Qué te pasa mi bien?
¿Por qué estas triste?
¿Por qué lloras? ¿Por qué sufres?
¿Y no ríes?
Mira de esa golondrina el vuelo
que de azul se viste.
¿Qué te pasa mi bien?
¿Por qué estás triste?
¿Acaso no ves los mil primores
que natura en mil colores
nos ha dado?
¿Qué te pasa mi bien?
¿Por qué has llorado?
¿Qué no sientes el aire fresco y puro,
que todo invade, a pesar de cualquier muro?
¿Acaso alguna pena te ha invadido
y en dolor toda tu alma ha convertido?
¿Acaso para ti todo ha acabado?
Si es así, me has olvidado...
¿Qué te pasa mi bien?
¿Te da miedo lo que hiciste?
Si estás creyendo que amor ya te ha burlado,
te has equivocado.
¡Sonríe como antes sonreíste!
¡Y llénate de luz y de armonía!
¡Siente la tierna lozanía
de amar y de vivir!
¡Y sé feliz!
Adiós
Adiós —dijo de pronto
y el alma volvióseme negrura.
Llegó a mi corazón pavura,
quedéme convertido en tonto.
Nada pude preguntarle.
Ira y pena mi espíritu invadieron.
Las horas dichosas de mi lado huyeron.
Nada quise reprocharle.
La vi perderse en la distancia,
lo inefable e indescriptible me invadía.
¡Adiós felicidad! ¡Locura mía!
¡Adiós felicidad! ¡Adiós fragancia!.
Desesperación
Se fue...
y se fue como ave errante
a vagar por lo sombrío...
mustio el semblante
y el cuerpo frío,
sin fe.
Y como un desgarramiento
en lo profundo de mi ser sentí...
Y me quedé sin aliento...
sufrí.
Mis ojos se volvieron de cristal...
de un cristal brillante y transparente...
y después...
y después muy lentamente...
triste manantial.
Y su imagen regresó hasta mi pensar
como extraño delirio de mi mente...
y mis labios se oprimieron bruscamente
para no gritar.
Tristeza
Después que te fuiste...
vino con su capa de blancura marchita...
cubierta con su máscara de lágrimas...
llegó desde la ignota región en la que habita...
bañada de amargura...
Después que ya no pude verte...
llegó hasta el alma una espina lacerante...
y se hundió hasta quedar en lo más hondo...
donde sólo se miraba ya triunfante...
la tétrica sonrisa de la muerte...
Vacío
Vacío...
sin nada que llene las inmensidades
insondables de lo intangible...
Vacío...
como el cielo despejado
del otoño...
Sin aliento de vivir ni de luchar...
Vacío...
sin amor y sin amar...
sin la hermosa excitación de la esperanza...
sin lo atractivo de la ilusión...
¡Vacío!
Sin alma... sin corazón..
Sumido en las tinieblas del olvido...
envuelto en las frialdades del invierno...
¡Perdido!
Vacío...
sin algo..
sin poco...
sin nada...
Pregunta
Estando ante el señor arrodillado
cuando de pronto quedé pensativo,
y sentíme de todos cautivo,
y sentíme de todos esclavo.
No sé que poder tan extraño
de mi mente se apoderó;
pues mi boca no siguió
aquel rezo que era en vano.
Mi implorar no escuchaba
Dios, que en él yo creía,
sufrir me veía
y no me ayudaba.
Mi ardiente fe
que en él confiaba.
Preguntaba;
¿Por qué?
Transformación
Han las aves sus cantos cesado
y el arroyo calló su murmullo.
Quedó muerto el naciente capullo
y el verde árbol quedó destrozado.
Y ya el cielo de gris se ha teñido,
tras las nubes el sol se ha ocultado,
todo ya en la penumbra ha quedado,
todo ya en el silencio se ha hundido.
Todo en negro color se ha cambiado,
solitaria y marchita está el alma,
ya no hay luna, ni sol, ya no hay calma
porque amor en dolor se ha tornado.
Reflexión
Ninguno habrá de amarla como yo,
lo sabrá en el transcurso de su vida.
Ninguno ha de mostrarle la pasión
por mi sentida.
Verá que los amores que ella encuentre,
serán vanos instantes de alegría.
Ninguno ha de brindarle los placeres
dl alma mía.
Y si quiere cuando llegue hasta al ocaso
y su vida como el sol se esté ocultando,
si le place, que regrese hasta mi lado,
que yo estaré esperando.
Desilusión
Hubo un jardín perfumado y florido,
cubierto de orquídeas, dalias y rosas.
Formado de azucenas olorosas
que invitaban al reino del olvido.
Hubo un jardín para mí muy querido,
el más amado entre todas las cosas,
abundante en flores, flores preciosas
que nunca antes habían existido.
Pero de pronto en la gris mañana,
sin saber cómo se quedó marchito.
Y se esfumó el verde. Y se esfumó el grana.
Y el fértil jardín se volvió granito.
Aquella ilusión se quedó lejana
como un recuerdo transformado en mito.
Semblanza
Y tuve un amor
que alejó de mi toda esperanza,
amor que pareció semblanza
del dolor.
Y tuve un amor...
y lo amaba
como se ama al sol que nunca acaba,
como se ama al agua cristalina,
como se ama a la vida peregrina,
pero se fue,
como golondrina.
¿Hacia dónde? No lo sé.
Sólo recuerdo el perfumado aliento
que brotaba de su boca purpurina,
sólo recuerdo el roce de su piel tan fina
como el viento.
Y tuve un amor...
y lo veía,
en mis sueños de noche,
en mis sueños de día.
Lo sentía,
lo tenía,
lo perdí...
Hoy,
sólo tengo una ilusión,
un gran consuelo:
mi anhelo.
Sin embargo,
yo tuve un gran amor,
que se fue...
¿Hacia dónde?
No lo sé.
Amor que fue semblanza del dolor.
Añoranza
Gratos momentos del amor pasado.
Dulces recuerdos del amor sentido.
Débil sonrisa por haber vivido.
Tiernos instantes que no se han borrado.
Bellos minutos que serán soñados
y en esos sueños serán revividos.
Amorosos momentos recibidos
que honda huella en lo interno habéis dejado.
Amor, hoy que te has ido a lo lejano,
tu recuerdo perdura aquí en mi ser,
porque siento que en mí sigues cercano
como en gratos instantes del ayer.
Permanece callado en el arcano
que pronto, pronto he de volver a ver.
Tranquilidad
Hubo una vez que la muerte deseaba
que a mi vida llegara destructora.
Hubo una vez que a la dorada aurora
mirar ya no quería ¡Loco estaba!
Si una vez la torpeza me obligaba
a pensar que la vida era incolora,
que arribaba hacia mí la terrible hora
de dormir para siempre, ¡Deliraba!
Si hubo ese amargo momento, hoy no existe.
Ya su recuerdo quedó en lontananza.
Adiós torpe locura. ¡Al fin te fuiste!
He roto con mis risas tu cruel lanza.
¡No pienso más en ti! ¡Ya no estoy triste!
¡Porque tengo a mi lado esperanza!
Paz
Del monte y del valle se desvanecieron
después de la lluvia los temores.
Comenzaron a cantar los ruiseñores
y sus cantos más hermosos fueron.
La pradera se cubrió de bellas flores.
Los pastos también reverdecieron.
Y allá en el cielo las nubes se perdieron
y el arco lució de mil colores...
SONETOS
PARA
DESENAMORARSE
Para ti...
...sombra que creces...
1960
I
Camina viendo al frente siempre sueños
de vestirte ropajes diferentes
que te hagan olvidar a aquellas gentes
que juzgaron tus pasos muy pequeños
y verás en los senderos risueños
cómo acaban maldades inclementes
donde quedan aisladas las pendientes
que derrumban a los seres pequeños
No dejes la ternura que libera;
permanece volando en el camino;
recuerda que se va la primavera
y cumple la misión de tu destino:
llegar a hacer verdad toda quimera.
y olvidar las heridas del espino.
II
Nunca temas perderte en el camino
donde alguna piltrafa te acorrale,
pues sabrás que así el alma nunca sale
si se encierra en la cárcel de su sino
como muchos ahogados por el vino
que el hambre y la miseria no te iguale
a morir como bestia que equivale
a extraviar la misión de lo divino
Sé muy bien que tú eliges la grandeza
y quieres superar la podredumbre
del gusano que loco en su torpeza
sólo marcha tras de la muchedumbre
sin saber que la auténtica belleza
renace sin quedarse en la costumbre.
III
Viste cuerpos moverse en el deseo
de encontrar el paraíso perdido
en una ansia de fuego florecido
que a veces en tu mirada yo veo
Vi esa avidez de eterno que ahora leo
en las letras empañadas de olvido
donde esconde el misterio conocido
intentos de librarte del mareo
Y en el brusco movimiento de las pieles
se deshizo el encanto de tu infancia,
porque sólo te dejaron las hieles
de un pasado provisto de fragancia
donde nada ha quedado de las mieles
sólo el sabor de insólita constancia.
IV
Nunca caigas al lumpen tan podrido
amando a esas imbéciles serpientes
que clavan el veneno de sus dientes
en tu ser obcecado, envanecido.
No sigas más la ruta del olvido
que te empuja a momentos inclementes
cuando sepas que todas esas gentes
tan solo han de volverte vil bandido.
Rompe ya tus cadenas con el odio
disfrazado de amores cada noche
que te acaba y destruye el episodio
de alzarte a la cultura con derroche.
Elévate a esa altura. Sube al podio
donde el sol del saber será tu broche.
V
No mires esa rosa ennegrecida.
No pienses que te va a brindar consuelo.
Te quiere de rodillas en el suelo
pisándote y domándote homicida.
Date cuenta que ruegas tu caída
creyendo que te diriges al cielo
y no piensas que todo tu desvelo
es cadena que cuelgas a tu vida.
Si la buscas, te pierdes por cobarde
y te humillas rogándole caricias.
Te trae perro faldero por la tarde
royendo un tonto hueso sin delicias.
Reflexiona y elige con alarde
vivir en libertad sin sus ardicias.
VI
No merece tu llanto derramarse
por causa de esa arena tan desierta
que sólo vive entre mentira, muerta,
haciendo nuestros pasos estancarse.
No merece la pena fatigarse
por quien siempre se debe estar alerta
de su vil carnaval y de su puerta
que nos usa y después ha de cerrarse.
Aprende a distinguir en los amores
a aquél que es de verdad y que te llama;
el que lucha por no darte dolores;
aquel que no termina en una cama;
sino a tu lado te brinda los colores
para ser grandioso y siempre te ama.
VII
No caigas otra vez en la locura
de creer en la víbora que oprime
después de prometerte lo sublime
te desprecia y te llena de amargura.
Date cuenta: es falsa su ternura
que en mimos y sonriente te reprime;
fingiéndote feliz, sólo suprime
tus sueños de volar a gran altura.
Es la trampa, la red que te destruye;
es cadena que te ata y que te ciega;
es enferma ansiedad que te derruye
y esclaviza tu vida en torpe entrega.
El amor de verdad siempre te influye
a ser creación; no lazo que doblega.
VIII
Olvida ya la tonta mascarada
que enredó con su baile de traiciones
tu débil corazón entre emociones
y después te clavó la puñalada.
No insistas en buscar esa mirada
que hipócrita te vende tentaciones
ni esa boca podrida en sus pasiones
que te agacha la frente levantada.
Sólo piensa en amar lo verdadero
de tus caminos que te ofrecen alas
y llevándote a vuelos duraderos,
te elevan sobre inmundas antesalas,
do humillado te corren por dinero
sin saber apreciar todas tus galas.
IX
No te duela que no te amen los microbios;
nada valen junto al fuego que te cerca
y te vuelve una estrella que no merca
con tan pequeños gusanales obvios.
No te hieran las tonteras de novios
del vacío con su existencia puerca,
porque tú no necesitas de su alberca
donde quieren ahogarte en mil oprobios.
Sonríe y agradécele a la vida
que a salvo te quedaste de bajezas;
libera el corazón de aquella herida
y olvida el falso amor con sus vilezas,
porque tienes en manos la subida
al gran paraíso de riquezas.
X
Si vas con el señuelo de algún beso
de esa boca que muerde tus palabras
y desprecia con burlas tan macabras
las horas que le brindas por obseso.
¿Qué te dice esa máscara sin seso?
Su imbécil esqueleto descalabras
con los altos vocablos con que labras
su verdad de ignorante flor sin hueso.
Ya comprende que poca inteligencia
tiene. Se aferra a seguir en su basura
y quiere convertir a conveniencia
a aquel que se eleva a la cultura.
Si en todo contradice tu paciencia,
mejor será dejar su sepultura.
XI
Si te quedas esclavo de ese sexo,
no podrás continuar altos caminos,
pues sus flores son solamente espinos
que harán todo tu cuerpo un ser convexo
y el dolor, cuando caigas, será anexo
al infierno, fracaso de destinos
que pudiendo tener mandos divinos
terminan de frustrados sin un nexo.
A través de las bellezas, el arte
te libra de caricias carnavales
y a fuerza de razón, siempre a tu parte,
te ayuda a vencer todos esos males
que doblegan tu triunfo hasta matarte.
No seas más piltrafa de bestiales.
XII
Desoye las sirenas que te envuelven
en promesas de falsos paraísos
y recuerda que todos sus hechizos
tus ganas de triunfar siempre revuelven.
Acaban esperanzas, las disuelven;
a tus pasos los tornan indecisos;
se aprovechan de ti y hacen sumisos
tus sueños de grandezas que no vuelven.
Qué son cinco minutos de la entrega
donde sientes tan breves los placeres;
después vienen las hambres; la refriega;
vendes tu ropa, enfermas, los deberes
y la súplica en llanto que reniega
por creer en esa clase de mujeres.
XIII
Si quieres una vida de grandeza
desprecia la ruindad de la manada
que vive a lo animal, enajenada,
y sólo te fomenta su pereza.
La sierpe que te acecha, descabeza;
arrójala al infierno de su nada
y siente cómo queda eliminada
la gana que te aferra a la torpeza.
Recuerda que sus cuerpos excitantes
tan sólo son pretextos de la doma
programada por los amenazantes
en busca de vender el vil aroma
que acabe con tus fuerzas liberantes
de ese fuego creativo que te asoma.
XIV
De noche, cuando caes en su mentira
y ruegas humillado y muy sonriente,
y escuchas idioteces muy paciente,
se destruye tu mente que delira.
Tu carne esclavizada, ciega admira
la vulgar tentación de vil serpiente
que acaba tu grandeza y que te miente,
pues usa tu placer; luego te tira.
Acaba de una vez con el engaño
donde tú empecinado te colocas,
porque sólo te buscas un cruel daño:
desprecios que te dejan esas locas,
pues un día no encontrarás el paño
que seque tu llanto estrellado en rocas.
XV
No, no temas perderte en el camino
donde alguna piltrafa te acorrale
porque sé que ahora sabes lo que vale
encerrarse en la cárcel de ese sino
y quedar doblegado por un vino
donde el hambre y la miseria te iguale
a morir como bestia, que equivale,
a perder la nobleza de divino.
Hoy sé bien que tú eliges la grandeza
y quieres superar la podredumbre
del gusano que loco en su torpeza,
sólo marcha como la muchedumbre
sin saber que la auténtica belleza
renace cuando rompes la costumbre.
XVI
Una piedra se queda siempre piedra.
Una planta se queda siempre planta,
pero un hombre verdadero se levanta
rompiendo las cadenas de la hiedra.
Una bestia, de bestia sólo medra
y se queda en la jaula que lo encanta.
Un hombre vuela a lo alto y no se espanta
en volverse distinto a lo que empiedra.
Piensa bien y a animal no te abandones,
que un hombre no se queda dominado
en la baja vulgar de sus pasiones.
Vence al mal y quedando liberado,
elige la cultura y sus razones
como lo único digno en ser amado.
XVII
Camina hacia regiones transparentes
donde un nuevo vigor ya te ilumine
y la gloria de la vida destine
tu vuelo por las nubes muy sonrientes.
Verás que tus temores inocentes
no tendrán más el miedo que te espine
porque en lugar de que el placer te arruine,
te dará sus virtudes florecientes.
Decide que el celaje está aguardando
para explorarlo en sus grandezas bellas
y olvida tantos ratos que llorando
quedaste fulminado por las huellas
de esa torpe emoción que va minando
el sueño de llegar a las estrellas.
XVIII
No te duela que no te amen los microbios.
Nada valen junto al fuego que te cerca
y te vuelve una estrella que no merca
con grises gusanales de los obvios.
No te hieran tonteras de esos novios
del vacío con su existencia puerca
porque tú no necesitas de esa alberca
donde nadan sus cuerpos en oprobios.
Tú sonríe lo bello de la vida
que a salvo te dejó de las bajezas;
libera el corazón de aquella herida
y olvida el amor falso en sus vilezas
porque tienes a mano la subida
al vero paraíso de riquezas.
XIX
Donde aún quede un rincón atormentado,
de inmediato haz tu limpia de azucenas
y rompiendo locuras y cadenas
domina al corazón enamorado.
Y aunque exista la herida del tornado
que le ató su violencia de condenas,
cúralo, transformándole las penas
en bella ensoñación de lo olvidado.
Serás tú la esperanza que se eleva
a enjoyadas regiones sin temores
donde sientas la fuerza que te lleva
a otro tiempo desprovisto de dolores
y con tu sed de ternura releva
el campo del ayer con más fulgores.
EPÍLOGO
A los 18 años
escribí mi primer libro de cuentos:
CUENTOS PROMISCUOS
una obra satírico burlesca donde las voces van dando vida a los personajes de un mundo adorador del vacío,
publicado en 1964 cuando yo tenía veinte
...pero para entonces distaban ya cuatro años
en que había dejado de ser niño.
Antes, en 1962, había escrito sobre tal experiencia:
IMÁGENES OCULTAS*
que di a conocer en 1963.
Lo incluyo aquí como un apéndice, porque en algo representa la pérdida de mi niñez.
DOMÍNGUEZ
HIDALGO
IMÁGENES
OCULTAS...
1963
A los que sufrieron...
A los que sufran...
A los que sufrirán...
lo inaudito...
lo inefable...
?
Flama inapagable que agiganta
los infiernos interiores...
lumbre que va creciendo...
aterradora...
como el incendio de un bosque...
destructora...
Ardor impetuoso...
tétrico fuego...
vas dejando mis llanuras devastadas...
sucumbo...
como hierba...
ante tu paso...
nada resiste tu cálido vigor...
todo cae doblegado...
en cenizas convertido...
Flama inapagable que agiganta
los infiernos interiores...
y creces...
sin la esperanza de volverse sol...
?
Eterno dolor callado...
que navega en los recónditos mares...
indecible para siempre...
escondido en lo más hondo...
pavorosamente trémulo...
Eterno dolor eterno...
sufrir callado...
padecer ignoto...
indefinidamente melancólico...
consecuentemente triste...
Voces enmudecidas...
de temor petrificadas,
nunca dirán lo verdadero...
y se desangran por callar lo oculto...
y se desgarran en lamentos mudos...
Voces que quieren escapar del yugo...
al que se hallan prisioneras...
casi muertas...
sujetas a pesados hierros...
Voces que intentan profanar el aire...
mas no pueden...
Quién sabrá lo que encubren...
lo que quieren proclamar abiertamente...
carcajadas lacerantes...
lágrimas mortíferas...
maléfico rugir de tempestades...
Quién entenderá los tristes ayes...
quién podrá compenetrarse con las voces
que aparecen en lo inmenso...
imágenes ocultas...
transformadas en símbolos dolientes...
sublimes de dolor...
del eterno dolor del mundo eterno...
del profundo palpitar de lo profundo...
?
Fue cayendo lentamente...
del celaje indefinible...
y se introdujo en alma
sin estrépito ni ruido...
Y cuando estaba en lo interno...
e imperaba entre lo incierto...
como las aguas que invaden
en marejadas terribles
las playas más apacibles...
la purpúrea materia...
quedó prisionera...
y aunque agitándose estaba...
marchita permaneció...
Y en la inmensa nebulosa
que formaba la tristeza...
una lánguida sonrisa...
por el llanto humedecida...
mueca densa y dolorosa
brotó...
?
En esta soledad agonizante...
de pétreos murmurios angustiosos...
de nítidas congojas...
rodeado por la bruma del dolor...
lloro...
En esta soledad...
en cuyos brazos...
me deslizo como hórrida serpiente...
sin peligro amenazante...
exuberante de veneno...
sonrío...
En este remanso de quietud desnuda...
de espectral y terrorífico silencio...
de monstruosos y fantásticos hechizos...
embriagado de elíxir sensorial...
sufro...
En el seno de la paz atormentada...
por horrendas y terríficas visiones...
que aparecen...
cual la niebla matutina...
y se pierden...
como el humo en lo intangible...
así estoy en amoroso abrazo...
con lo imposible...
?
Se extiende lastimera por los aires...
borrasca anímica del mundo...
extraños temblores diamantinos...
resultantes de quiméricos ensueños...
recorren los funéreos valles...
y se convierte en sollozar sin lágrimas...
flores ausentes de inmortal perfume...
crisálidas agonizantes...
luciérnagas sin luz...
Lamento inmaculado de los vientos...
gritad la pesadumbre que me invade...
gritad imperturbable mis angustias...
estériles anhelos...
inútiles deseos...
Lamento inmaculado de los vientos...
extiende el incógnito dolor perpetuo...
zozobra de la interior nave...
nave que va siempre en busca
de lo irrealizable.
?
Supersónicos aviones...
pensamientos...
agitan las atmósferas secretas...
alma, corazón...
rugen con fiereza inescuchada...
pavoroso estertor...
Supersónicos aviones...
cruzan las barreras de los tiempos...
y en su vuelo metafísico...
van más allá del más allá...
La atmósferas prorrumpen afligidas...
quieren fundirse con las aves gigantescas...
pero están para siempre condenadas...
serán las estáticas materias...
Se agitan las atmósferas inmóviles...
y más se ahondan en quietud...
porque sólo supersónicos aviones...
han de arribar hasta el insólito planeta...
enigma indescifrable de mi llanto...
de mi interno llanto...
?
La noche se acerca en lentitud serena...
trauma desgarrante...
nido en el que se acumulan los pesares...
lecho con espinas adornado...
negras fauces hambrientas de las sombras...
Solemne malestar...
congoja sin sentido...
ansiedad suprema...
desamor eterno...
abierta vehemencia...
soliloquio interno...
Ya la noche se aproxima...
terrífico parto de miedo...
infierno de llamas oscuras...
grito estentóreo de muerte...
La noche que da pavura...
la noche que da pavura...
la noche que da pavura...
en la soledad...
?
Las almas se impregnan de tristeza
cuando arriba la noche y están solas...
quisieran remontarse a un indeleble
e infinito paraje sensorial...
Mas no pueden en su intento...
frustrado por callados gritos
y se asfixian en constantes luchas
por sobrevivir al fuego interno...
averno que con alas remontado
se transforma en fantasías...
refulgentes paraísos...
Invisible tirano de la vida...
que en segundos que parecen siglos...
pugnan por volverse sempiternos...
?
Laberíntico sendero lacrimoso...
frenético surgir de perlas...
formado entre vértices terribles...
abrupto... escarpado... montañoso...
Laberíntico sendero tormentoso...
cúmulo de anhelos imposibles...
enigmático desorden de campanas...
intranquilo sollozar del alma triste...
A dónde... hacia dónde dirigirse...
por la ruta de las Flamas...
por la senda de la nieve...
por el rumbo de los vientos...
Laberíntico sendero lacrimoso...
déjame ver tu conclusión...
?
Todo fue como un ensueño...
con los deseos apresados
en lo interno de lo vivo...
Fantasías, volcadas todas,
en frenéticos disturbios
que encerraban lo agitado
de lo siempre concebido...
Tétricas sombras...
reflejo de lo inconmensurable...
de lo reprimido
que en bella realidad palpable
de la mente fue naciendo...
Todo fue como un ensueño
de lo mil veces deseado
y perpetuamente oculto...
?
Cuando todo haya llegado al gran final...
y absorto ante el dolor me inclino,
entonces ya no habrá más esperanza...
ni ilusión...
Cuando todo se convierta en invisible
y nada a los sentidos llegue,
entonces surcarán dentro del alma
aromas de jardines celestiales...
sonar de los sacros campanarios...
Cuando todo se convierta en nada...
cesarán los espasmos angustiosos...
no habrá más cristal en las ventanas...
ni más ruido en los castillos interiores...
Cuando todo haya llegado al gran final...
la eterna majestad omnipotente...
dirá si merezco bien o mal...
?
Escucho el eco de una voz lejana...
se oculta invisible en los espacios...
y dulce... melodiosa... en mí penetra...
como el canto de fantástica sirena...
misteriosa invitación...
Vibra el corazón con entusiasmo palpitante...
cómo lámparas de prismas cristalinos...
como el aire candente del desierto...
como gota al resbalarse en una hoja...
Y quiere liberarse...
huir de su prisión...
en donde la voz extraña habita...
lugar desconocido...
paraje misterioso...
perdido en lo distante...
inaccesible apartado...
?
Tal vez algún maravilloso día...
palparé las blandas durezas de tu desnudez...
y la tierra y el cielo se perderán en infinito abrazo...
hecatombe sensorial...
éxtasis sublime...
dos trémulas mariposas recorrerán tus llanos...
tus montañas palpitantes...
y tus tropicales valles...
Tal vez...
algún maravilloso día...
me adueñaré de tu silvestre lozanía...
revolveré con ansiedad la tersura de tus selvas...
y cortaré las flores tus primaverales jardines.
Tal vez...
algún maravilloso día...
en diabólico gemido...
nuestros volcanes harán erupción...
torbellinos de fuego saldrán
por nuestros cráteres...
fuego interno que surgirá soberano...
Todo habrá de transformarse
en bermellón paisaje...
Tal vez...
algún maravilloso día...
las llamas y los ríos...
uno solo serán...
?
He llegado hasta el final del horizonte...
envuelto entre sedas invisibles...
El viento trató de desasirlas...
mas no pudo el furor que puso en ello...
Un fuerte afán me protegía...
Surco la estratósfera ignorada...
Llego al punto más lejano del oriente...
Me encuentro con el sol frente con frente...
y un furioso combate principiamos...
Con puñales de marfil lo hiero...
En lúbrico vaivén lo venzo...
Mis carnes se confunden con el sol...
Candente me llaga todo el cuerpo...
y en sus cálidos rayos muy envuelto...
feliz perezco...
?
De libertad inflamada...
el alma se remonta por los aires
y llega a las esferas más remotas
de la felicidad...
Se cubre con los mantos polvoreados
de plata... de perlas... de diamantes...
Se envuelve voluptuosa en mil placeres...
sin temor a sucumbir...
Y en esa conmoción inolvidable...
todo se pierde... nada existe...
ni el recuerdo terrible de la vida...
ni el soplo indomable de la muerte...
?
Cuando ya el virgíneo cuerpo de la aurora
se eleva a las alturas arrogante...
y surca los confines luminosos
que preludian la llegada del gran rey...
Cuando el alba soñolienta...
los blancos ojos abre lenta...
las flores extienden sus perfumes...
los pétalos recobran su color...
Cuando al cielo llegan las primeras luces...
a las sombras sin piedad ni rencor hieren...
brota el anhelo... enigma majestuoso...
seguir en el mundo de Morfeo...
Cuando ya el fragante heliótropo...
busca sonriente a su amor...
lo profundo quisiera continuar...
feliz...
en las tierras invisibles de lo irreal...
¿Para qué despertar...
si no se tiene
la dicha de estrecharse entre los brazos...
que amorosos se tiendan...
y en inmensas caricias nos envuelvan?
Para qué regresar de lo soñado...
para qué retornar de lo feliz...
para qué alejarse de lo inusitado...
de la fantasía...
sombras fecundas...
delirante alegría...
Cuando ya el virgíneo cuerpo de la aurora
nos invita a despertar...
quisiera soñando continuar...
con lo inadmisible...
Soñar... soñar...
Siempre soñar.
¿Despertar...?
Para qué tener que despertar...
Ambiciono continuar en el mutismo del arcano...
misterioso...
misterioso...
fascinante...
fascinante...
Alba y aurora...
luces y sol...
detened vuestros pasos luminosos...
No avancéis arrogantes por los cielos...
No apresuren el dolor de abrir los ojos...
Permitan que disfrute...
los sensoriales goces...
?
Quizá llegará el instante...
el viento pregonará por doquiera...
los gritos reprimidos de las almas...
Y lo oculto ha de tornarse descubierto...
Nadie ha de ignorar el eterno dolor
del sufrimiento...
que callado...
en silencio convertido...
navega en los océanos más remotos
de lo desconocido...
Tal vez surgirá de los abismos...
como un árbol gigante que a las nubes...
sin fiereza...
hiere...
Tal vez brotará compenetrado
del furor y del odio reprimidos...
de la angustia...
de la injusticia...
y destrozará a la cotidiana hipocresía...
?
Ardiente de tristeza...inmaculada...
presa de las internas soledades...
hundida en los abismos el averno...
recóndito gemido del océano...
Arena virgen del desierto inmenso...
nieve impecable de polares valles...
cuando dejarás de ser vorágine...
red asfixiante... lava incandescente...
cuándo surcarás la estratósfera lejana...
y morirás... como la vida...
?
Necesito la vehemencia de un suspiro...
sutil estremecer de un pensamiento...
ligero sosegar de la nostalgia...
orden en la interna confusión...
fuente inagotable de tristeza...
de mustia tristeza solitaria...
Necesito la vehemencia de un suspiro...
desahogo al asfixiante yugo...
alivio al invisible desasosiego...
Necesito el agua que a mis sedes calme...
necesito el blanco para herir lo negro...
necesito un llanto para hacerlo mío...
y una senda marchita...
para hacerla fértil...
?
Un lamento escalofriante...
brotó de una garganta adormecida...
Era un lamento angustioso...
como el potente gemido
del viento enfurecido...
Y con vibrante estruendor...
se extendió por la espesura...
como el trágico rumor de un huracán...
Era el lamento escondido
del eterno pensamiento
por la existencia infinita...
que cual vibrar de cristales...
como tronar de explosivos...
surgió en desgarrador aliento
por llegar hasta lo ignoto...
la eternidad...
Era el grito reprimido...
en los instantes de angustia...
por enfrentarse a la mustia
y deleznable verdad...
de lo conocido...
Era el grito doloroso
de la individualidad
por no poder comprender...
lo incomprensible...
Eran los ayes sonoros...
brotaban de un abismo...
llegaban hasta las cumbres...
residuos de triunfo...
Era el dolor vuelto voces...
Era el dolor vuelto ruido...
Era el dolor vuelto lluvia...
Era el morir vuelto gritos...
Y el lamento se apagó...
como luces...
y se tornó eco lejano...
meditación...
suspiro...
?
Cruzó por el espacio presurosa...
Fue perdiéndose en el horizonte...
como la frenética sonrisa
que brota de un espíritu marchito...
Rápidamente vino... y se alejó...
En el lapso pequeño transcurrido...
mil destrozos causó en la vida incierta...
la blancura fue opacada en su belleza...
los puntos luminosos se apagaron...
acabó con los verdes y tranquilos prados...
En la materia de existencia casi muerta...
con su débil palpitar de núbil cuerpo...
un suspiro se elevó hasta el cielo...
y huyeron con él... las sensaciones...
?
Difícil olvidar lo placentero...
difícil olvidar lo doloroso...
constante fatiga de la mente...
hercúleo esfuerzo...imprescindible...
olvidar...
ascender al nirvana apetecido...
desprenderse de la angustia férrea...
que mata lentamente...como el fuego...
olvidar... lo dulcemente bello...
alejarse por senderos misteriosos...
perderse entre las nieblas invernales...
confundirse entre la jungla amenazante...
olvidar lo inolvidable a los sentidos...
hundir en las tinieblas los recuerdos...
olvidar lo placentero... olvidar lo doloroso...
olvidar para siempre... olvidar... olvidar...
?
Vuela celeste mariposa...
busca lo anhelado siempre...
y goza...
qué importa el huracán
y la marea
el humo fatuo
o la miseria
todo queda en los hilos de la nada
y pasa...
Ama cuanto puedas amar y amada ser...
vuela sin temor...
sin vana duda...
hazlo tú...
libre eres...
a ninguna cárcel te sometas
ni a las luces
ni a las sombras.
Vuela sublime lepidóptero...
recoge el néctar de todas las flores...
no importa que después
en polvo te transformes...
Vuela...
divina mariposa...
Vuela...
mariposa diva...
?
Una hermosa agitación siento en el alma...
conmueve los mundos invisibles...
augurios deleitosos aparecen...
renace la marchita primavera...
exento de inquietudes hoy me encuentro...
brotan de mí transparentes manantiales...
contemplo el horizonte frente a frente...
todo es luz...claridad..
no hay presagio de tormenta...
todo es claro... luminoso... refulgente...
Nuevo afán de mi pecho se apodera...
y se acrecienta...
Recónditos anhelos hoy me invaden...
cesaron los espasmos dolorosos...
un nuevo vigor impregna el cuerpo...
torno a la existencia... recobro el ánimo...
presiento nueva vida... renazco...
La prisión se convierte en un palacio...
gigantes llaves a mis manos llegan...
abro dolorosas puertas...
y me remonto por los aires...
por los aires...me remonto...
y vuelo
en pos de ti.
?
Desde la cumbre de la serenidad...
contemplo el caminar de los espíritus...
Se agitan en constante lucha por sobrevivir...
Desde la cumbre apacible...
vislumbro los tormentos de las almas...
En terribles convulsiones
se deshacen por vencer...
Desde alturas infinitas...
veo el constante desfile de pasiones...
en perenne movimiento...
Van muriendo en los escombros...
de lo inservible...
Desde lo más remoto de la cumbre...
me invade una apacible felicidad...
?
Peregrino...
si no hay luz en el camino...
y se ha ido el gran farol...
si no hay sol...
no te muestres vacilante...
caminante...
ante lo negro intangible...
invisible de la noche...
Muéstrate arrogante...
al dolor has de vencer...
y no temas al espino
que en los campos pisarás...
No te muestres titubeante.
Lucha... vence...
Sé triunfante...
sé sonrisa...
¿Fin?
O intermedio...
1962