De los labios de Dorila: Oda XII
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La rosa de Citeres, primicia del verano, delicia de los dioses y adorno de los campos, objeto del deseo de las bellas, del llanto del Alba feliz hija, del dulce Amor cuidado, ¡oh, cuán atrás se queda si necio la comparo en púrpura y fragancia, Dorila, con tus labios!, ora el virginal seno al soplo regalado de aura vital desplegue del sol al primer rayo, o inunde en grato aroma tu seno relevado, más feliz si tú inclinas la nariz por gozarlo.