Del sentimiento trágico de la vida: Conclusión
--Consta de los cinco artículos de Miguel de Unamuno publicados por la revista “La España moderna” entre febrero y junio de 1895. En verdad el libro no es más que una recopilación hecha por el autor de los mismos 7 años después de que se publicasen. Como en esos siete años ocurrieron muchos acontecimientos, como la Guerra de Cuba y la pérdida de las últimas colonias españolas de Cuba y Filipinas, el autor incluyó un prólogo en el que explicaba las razones y sentimientos que le empujaron a escribir aquellos artículos. El objetivo principal del autor es hacernos entender la situación contemporánea al libro, según su punto de vista claro, y para ello se valdrá de una exposición de sus ideas solamente interrumpida por descripciones subjetivas, comparaciones aleccionadoras y que aportan claridad, y por las opiniones de otros personajes. Se vale de muchas de las ideas de filósofos, políticos, escritores, intelectuales en general, personajes literarios, etc. El tema central gira entorno al fenómeno de la invasión europea, y de la postura de los españoles frente a él. Y hay muchas posturas: los que rechazan sistemáticamente, los que deciden absorber, los que protegen lo suyo, los que rechazan lo propio, los que se dejan “conquistar”, para civilizarse, etc. En definitiva, no tenemos término medio porque o somos amos o somos esclavos. En cuanto a la caracterización nacional, defiende que, como cada hombre, cada pueblo tiene su representación propia, aunque esto no implica que esa caracterización sea aplicable a todos los campos. Por ejemplo, para él no hay ciencia nacional y la explicación que nos da es que la ciencia tiene una parte intra-científica teñida de “materia nacional”. El tema de la tradición eterna es fundamental entenderlo pues juega un papel principal en la red de ideas del libro. El autor cree que para encontrar la tradición eterna hay que buscar al hombre en nuestra alma, pero en la sociedad contemporánea buscamos en lo exterior y llamamos humano a lo que no lo es. Los tradicionalistas buscan en la sombra de la tradición eterna, aunque destaca la importancia de los desenterradores de lo olvidado pues lo olvidado se hunde hasta lo eterno y cuando es desenterrado, junto con ello surge parte de ese aspecto eterno del que se ha empapado en el fondo. Unamuno deja ideas al aire libre que prefiere que sea el lector quien las rellene porque si lo hace él se perdería en digresiones y divagaciones. Pone sus esperanzas en las manos de una posible juventud verdadera que avive el real espíritu colectivo intra-castizo.