Desde mi estancia
Al eminente crítico y poeta argentino don Calixto Oyuela
Mi ventana, que se abre a la campiña
do se extiende fantástico paisaje,
cubre del huerto trepadora viña
con la tupida red de su ramaje;
entre su fronda, hasta la oscura estancia
filtra su blanca luz la luna llena
que, alumbrando los campos a distancia,
surge en el cielo fúlgida y serena;
dando tregua a misérrimas congojas,
contemplo yo, de la penumbra opaca,
el arabesco de las negras hojas
que en argentado fondo se destaca;
de la cumbre de próxima montaña
desciende el aura y el follaje agita;
¡y siento entonces emoción extraña,
ansiedad soñadora e infinita!...
¡Afuera, allá, las mágicas florestas,
dormidos valles, encantados montes!...
¡Y esos hierros, y ramas interpuestas
ante aquellos grandiosos horizontes!...
De la terrena cárcel tras la reja,
mira así el alma con dolor profundo
el infinito que su luz refleja
en los oscuros ámbitos del mundo;
¡y así contempla en la penumbra hundida,
el lejano ideal de su ventura,
por entre las malezas de la vida,
donde, a veces, de lo alto descendida,
la divina pasión sólo murmura!...