Diario Oficial de El Salvador/Tomo 18/Número 146
NUM. 146
San Salvador, Lunes 22 de Junio de 1885.Sección Oficial
[editar]Manifiesto dirigido a los Salvadoreños por el Presidente de la República, General don Fernando Figueroa
[editar]El Señor doctor Gallardo indicó que entrando de lleno en la dificultad de la cuestión que hoy divide á los dos bandos, que es el de quién debe ejercer la Presidencia provisoria, suplicaba á los señores mediadores dieran su opinión sobre el mejor medio de zanjarla.
Yúdice dijo, que no cree que sea esa la cuestión, pues insiste en que el objeto de la revolución ha sido derrocar la administración de Zaldívar, y no de elevar á la determinada persona. El doctor Gallardo dijo que habiendo emanado aunque indirectamente el Poder de Figueroa del ilegítimo de Zaldivar, cree que no debe limitarse la revolución á lo hecho, es decir á derrocar á Zaldívar y algunos de los miembros de su partido, sinó á obtener plenas garantías de que se llevará á cabo lo que la revolución se ha propuesto. Yúdice interrogó si el objeto de Menéndez es el ocupar la Presidencia. Gallardo respondió que aunque no sea ese su objeto directo, tiene indudablemente un título á ella, por ser el jefe de esa revolución regeneradora y quien ha sufrido toda clase de privaciones y hecho todo género de sacri ficios para obtener la caída del tirano. Yúdice dijo que al convocarse al pueblo á elecciones, creía que teniendo prestigio y méritos Menéndez, el pueblo lo designaría. Gallardo dijo que así lo creería si hubiese libertad absoluta de sufragio, cosa que está muy léjos de conseguirse en nuestras imperfectas prácticas republicanas. Interpelado por Yúdice, para que propusiera terminante y claramente los deseos del Gobierno de Menéndez, pues él no re conocía discusión legal sobre la legitimidad del poder de Figueroa, Gallardo dijo que colocados en ese terreno también él podría desconocer la legitimidad de Figueroa y no aceptar discusión sobre la de Menéndez; pero que como lo que se trata es la de evitar la efusión de sangre entre hermanos y no de cuestiones legales, se permitía proponer un medio que quizás zanjaría las dificultades, el cual consiste en la formación de un poder Ejecutivo compuesto de los generales Menéndez y Figueroa, quienes para mejor armonizarse nombrarían un tercer colega que ejerciera conjuntamente con ellos el Gobierno provisorio de que se ha hecho referencia en los artículos propuestos.
Yúdice dijo que si se tratase de dos caudillos revolucionarios no encontraría objeción á la proposición del doctor Gallardo; pero que tratándose de un Gobierno establecido y de un caudillo de una revolución, y no puede haber igualdad, y por tanto debe discutirse la proposición hecha. Castellanos dijo que no se debe discutir sobre la legitimidad, ni igualdad de los dos Gobiernos, pues para él, Menéndez es un Gobierno legítimo, aunque de facto y por tanto igual al de Figueroa. Yúdice interrogó si no sería más legítimo un Gobierno como el de Figueroa, reconocido conforme al derecho público, que el de Menéndez que solo lo reconoce una fracción del país. Castellanos dijo que para evitar agrias discusiones cree conveniente pasar esto por alto y tratar el fondo de la cuestión.
Batres dijo que como el objeto es evitar los males de la guerra en la República, cree que lo que debe tratarse es de hacer mutuas cesiones, y que proponía que se aceptaran algunas de las bases propuestas por el Gobierno, y que éste garantizara su cumplimiento de alguna manera segura.
Yúdice dijo que de acuerdo con lo que el señor Batres indica, él ha propuesto...
Oídas estas y otras opiniones, el señor Yúdice preguntó á los tres representan...
El señor Yúdice dijo, que pide que se tengan presentes sus proposiciones am...
No Oficial
[editar]De dos modos se puede mandar á los hombres: por medio del despotismo ó por medio de la ley.
El despotismo funda los poderes personales.
La ley establece poderes en que todo se subordina al prestigio de aquella.
Uno y otro sistema necesitan elementos enteramente distintos. El sistema de la legalidad exige hombres de bién; el despotismo necesita personas sin patriotismo que subordinan su conducta á la voluntad del que manda.
La legalidad exige hombres que comprenden sus deberes.
El despotismo exige gentes venales y osbirros.
En el sistema de la legalidad las órdenes de apalear y de fusilar sin forma de juicio considéranse absurdas é imposibles. Mandad á un hombre que conoce sus deberes que mate ó encarcele sin forma de juicio, y os contestará lo que un prefecto á Cárlos IX cuando éste le mandó matar á los hugonotes. "Señor, en mi departamento no hay un verdugo; todos somos fieles servidores de V. M."—
En el sistema de despotismo, acostumbrados los hombres sin conciencia á obedecer ciegamente al que manda, el palo, la cárcel sin comunicación, el vejamen y la afrenta están á la órden del día.
En la legalidad se hace efectiva la responsabilidad contra el funcionario que se extravía; mientras que en el despotismo hay impunidad y pensiones cuantiosas en favor del esbirro, que por aditamento se hace aparecer en las publicaciones oficiales como un celoso y abnegado patriota.
La legalidad no transige con el abuso y por esta razón son tan pocos los partidarios del órden legal extricto, y son muchos los que impulsados por el medro personal pasan por todo á trueque de obtener las efímeras ventajas que son el resultado de su complicidad en el mal.
El sistema de la legalidad es esencialmente protector; el despotismo es necesariamente opresor.
La legalidad es hija de la virtud; el despotismo es hijo del vicio; aquella estimula al bién, mientras que el despotismo es esencialmente corruptor.
El sistema legal no necesita parecerlo; mientras que en gran número de casos el despotismo se disfraza con el ropaje de la legalidad para engañar al pueblo.
El despotismo ha sido una lepra en todas las nacionalidades de Hispano América, y teniendo por base el interés personal, reune en su favor mas condiciones de permanencia que el partido de la ley que supone virtud y desinterés. Ojalá que entre nosotros quede sólida y definitivamente establecido el partido de la legalidad y que los actos odiosos con que el despotismo va marcando sus pasos no vengan ya á manchar las páginas de nuestra historia.
Reproducciones
[editar]El naufragio del vapor Alfonso XII
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Falsificaciones de los vinos
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Crónica
[editar]El Ejército libertador acaudillado por el General don Francisco Menéndez, Presidente Provisional de la República, ha hecho hoy su ingreso á esta capital en medio del entusiasmo del vecindario.
El General Menéndez pernoctó el dia de ayer en Apopa. Con la debida oportunidad ordenó al General don José María Rivas su aproximación á la capital con las valientes tropas de su mando, y el ejército así compacto hizo su entrada como á las doce del día en el mayor orden. Este es felizmente el último acontecimiento de la guerra que acaba de pasar. Saludamos cordialmente al General Menéndez y á los denodados patriotas que le acompañaron en la santa labor de libertar á la patria, y deseamos á ésta largos dias de paz y de prosperidad.