Dido a Eneas
Apariencia
Y ¡partes y me dejas, enemigo!
Y, por más que a tus plantas en un lago
de lágrimas ardientes me deshago,
¡ablandar tus entrañas no consigo!
¡Oh de tanta merced inicuo pago!
Aquí náufrago y prófugo y mendigo
llegaste, ingrato, y yo partí contigo
mi lecho y el imperio de Cartago.
¡Ah! pues no basta a detenerte nada,
permitan las deidades justicieras
que, al presentarse al fin a tu mirada
de esa tu ansiada Italia las riberas,
súbita tempestad hunda tu armada,
y, como yo, desesperado mueras.
(1861)
Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)