Dios, Patria, Rey
Al veterano y eminente periodista de la Causa, Dr. D. Francisco Oller
Nuestro lema es altamente comprensivo; a todo corazón cristiano, sumamente simpático; a todo pecho sinceramente español, con entusiasmo querido.
Representa grandes epopeyas, sacrificios heróicos, hazañas gloriosísimas, sangre generosamente vertida, vidas enteras consagradas al trabajo, sin más recompensa que el consuelo de haberse sacrificado por Dios y el aplauso de la conciencia satisfecha por el deber cumplido.
¡Dios! No es sólo la afirmación de su existencia contra el loco ateísmo; sino la confesión rotunda de que sin Dios no puede vivir la Patria, ni sostenerse la autonomía del Rey.
¡Dios! Esto, es, Cristo, porque sin Cristo ignoramos a Dios, ya que nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquellos a quienes el Hijo lo revela.
¡Dios! Esto es, la Iglesia Católica; porque fuera de la Iglesia, y sin su mediación, nadie conoce convenientemente a Cristo.
¡Dios! Esto es, su fe, su moral, su culto, su autoridad suprema, dominando en las leyes, en las costumbres, en las tradiciones, en toda actuación del gobierno de la Patria; y en la mente, el corazón y el brazo del Rey.
¡La Patria! La tierra bendita en que el Señor ha querido que hiciéramos nuestra peregrinación a la Casa Solariega de la Gloria.
¡La Patria! Ese organismo viviente, siempre el mismo a través de los tiempos, idéntico a sí mismo en lo sustancial, que vive de su pasado, de su presente, mirando lo porvenir.
¡La Patria! Con su tradicional modo de ser, que no puede cambiar ni perder, sin perecer.
¡La Patria española! De gloriosísima tradición, esto es, de gloriosísima vida, porque la tradición es la vida. Y la tradición es la fe de Santiago y la Pilarica, de San Leandro y San Isidoro, de Santo Domingo y Teresa de Jesús e Ignacio de Loyola; de los Concilios de Toledo y Cortes representativas de Castilla y Aragón. La España de Dios, de Cristo, de la Iglesia; la España católica, independiente y libre.
¡El Rey! porque España es monárquica y quiere Rey. Un rey que reine y gobierne, respetando, acatando y fundándose en las legítimas libertades de los pueblos.
¡Rey! El que la nación se dió por medio de la Ley da sucesión de la Monarquía española.
¡El Rey! identificado con la Patria, que sea su alma, su corazón, su cabeza y su voz.
¡El Rey! sumiso a Dios y a su Iglesia; tradicional, católico de cabeza, de corazón, en su gobierno.
Dios está en la Patria y el Rey. La Patria vive de Dios y gobernada por el Rey. El Rey es la viva representación de la Patria, sometido a la autoridad de Dios.
Glorioso es vivir, luchar y morir por este ideal.
El Magistral de Sevilla.
Fuente
[editar]- La Verdad (21 de junio de 1928): Dios, Patria, Rey; página 1.