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Discurso: 10 de marzo de 2007

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Hoy Laura y yo estamos en América Latina visitando cinco países - Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Estos países son parte de una región que ha logrado grandes progresos hacia la libertad y la prosperidad en las últimas tres décadas. Han forjado nuevas democracias. Y han emprendido políticas fiscales que han traído estabilidad a sus economías.

Sin embargo, a pesar del progreso que hemos visto, muchos ciudadanos en nuestro hemisferio siguen atrapados por la pobreza y aislados de la promesa de este nuevo siglo. Cerca de una de cada cuatro personas en América Latina vive con menos de dos dólares al día. Muchos niños nunca terminan la escuela primaria. Muchas madres nunca ven a un médico. El hecho es que decenas de millones de nuestros hermanos y hermanas al Sur aún no ven mejoras en sus vidas diarias. Y esto ha llevado a muchos a poner en duda el valor de la democracia.

Nuestra Nación tiene un interés vital en ayudar a tener éxito a las jóvenes democracias en nuestro vecindario. Cuando nuestros vecinos prosperan, crean mercados más vibrantes para nuestros bienes y servicios. Cuando nuestros vecinos tienen un futuro optimista en sus propios países, pueden encontrar trabajo en su país y es menos probable que emigren a nuestro país ilegalmente. Y cuando nuestros vecinos sienten las bendiciones de la libertad en sus vidas diarias, el atractivo del radicalismo disminuye y nuestro hemisferio se hace más seguro.

Estados Unidos está poniendo de su parte para ayudar a nuestros vecinos en América Latina a crear una mejor vida para ellos y sus familias.

Estamos ayudando a estas jóvenes democracias para que sus gobiernos sean más equitativos, efectivos y transparentes. Estamos apoyando sus esfuerzos para satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos - como la educación, el cuidado de la salud y la vivienda. Y estamos aumentando las oportunidades mediante el alivio de la deuda, la apertura del comercio y el fomento de reformas que crearán economías de mercado donde las personas pueden comenzar con nada y llegar tan lejos como sus talentos y trabajo duro puedan llevarlos.

El lunes me reuniré con un ciudadano guatemalteco que ha vivido el poder del comercio abierto y las economías libres. Se llama Mariano Canú.

Hace veinte años era un agricultor indígena cuya tierra apenas producía suficiente maíz y frijoles para alimentar a su familia. Nadie en su familia había asistido a la universidad y la mayoría de las personas en su aldea nunca habían ida más allá del sexto año de primaria. Y las perspectivas de sus propios hijos para el futuro eran igual de desalentadoras.

Mariano estaba determinado a lograr algo mejor para su familia. De modo que organizó una asociación de pequeños agricultores llamada Labradores Mayas. Convenció a sus colegas agricultores a cambiar sus cultivos a legumbres que pudieran vender en el extranjero - cultivos de alto valor tales como lechuga, zanahorias y apio. Dentro de poco estaban vendiendo a grandes compañías como Wal-Mart Centro América. Hoy en día el negocio que él ayudó a establecer está prosperando y apoya a más de mil empleos. También apoya otra cosa - una educación universitaria para el hijo de Mariano.

Mariano está mostrando lo que las personas de América Latina pueden lograr cuando se les da una oportunidad. Nosotros debemos ayudar a otros como él a obtener la oportunidad para construir una mejor vida para sus familias. La generosidad del pueblo estadounidense está ayudando a nuestros vecinos en América Latina a crear economías libres y vibrantes. Al hacerlo, aumentaremos los niveles de vida para todos nuestros ciudadanos, fortaleceremos la democracia en nuestro hemisferio y avanzaremos la causa de la paz.

Gracias por escuchar.



Este documento pertenece al Gobierno de los Estados Unidos de América y se encuentra en dominio público.