Discurso: 11 de septiembre de 2001
<Discursos del Presidente George W. Bush
Buenas noches. Hoy, conciudadanos, nuestro modo de vivir, nuestra propia libertad han sido atacados en una serie de actos terroristas deliberados y mortíferos. Las víctimas se encontraban en aviones o en sus oficinas: secretarias, empresarios y empresarias, empleados, personal militar, y federal. Madres y padres. Amigos y vecinos. Miles de vidas terminaron súbitamente debido a actos de terrorismos perversos y viles. Las imágenes de los aviones que chocaban contra los edificios, los incendios que ardían, las estructuras enormes que se desplomaban, nos han llenado de tristeza, terrible tristeza y una ira callada e inflexible. Estos actos de asesinato masivo se propusieron amedrentar a nuestra nación hasta llevarla al caos y la huida. Pero han fracasado. Nuestro país es fuerte. Un gran pueblo ha sido impulsado a defender una gran nación. Los ataques terroristas pueden sacudir los cimientos de nuestros edificios mas grandes, pero no pueden tocar los cimientos de los Estados Unidos. Estos actos hacen añicos el acero, pero no pueden hacer mella en el acero de la resolución estadounidense. Estados Unidos fue tomado como blanco porque somos la luz de la libertad y una oportunidad brillante del mundo. Y nadie va a impedir que esa luz brille. Hoy, nuestra nación contempló el mal, lo peor de la naturaleza humana, y respondimos con lo mejor de Estados Unidos, con el arrojo de nuestros socorristas, con la simpatía afectuosa de extraños y vecinos que vinieron a donar sangre y ayudar en todo lo que podían. Inmediatamente después del primer ataque, puse en vigor los planes de emergencia de nuestro gobierno. Nuestras fuerzas armadas son poderosas, y están preparadas.
Nuestros equipos de emergencia trabajan en la ciudad de Nueva York y en Washington D. C. para colaborar con los esfuerzos de rescate locales. Nuestra prioridad es ayudar a aquellos que han sido heridos y tomar todas las precauciones para proteger de otros ataques a nuestros ciudadanos, en el país y en todo el mundo.
Las funciones del gobierno continúan sin interrupción. Las agencias federales en Washington que tuvieron que ser evacuadas hoy, reabren esta noche con el personal esencial y estarán abiertas mañana. Nuestras instituciones financieras siguen siendo fuertes y la economía estadounidense también estará abierta para trabajar. Está en marcha la búsqueda de los que están atrás de estos actos malvados. He asignado la totalidad de los recursos de nuestras comunidades de inteligencia y ejecución de la ley a encontrar a los responsables y llevarlos ante la justicia. No distinguiremos entre los terroristas que cometen estos actos y aquellos que los acogen. Les agradezco mucho a los miembros del congreso que se han unido a mí para condenar vigorosamente estos ataques, y en nombre del pueblo norteamericano agradezco a los muchos líderes mundiales que han llamado para ofrecer sus condolencias y ayuda. Estados Unidos y nuestros amigos y aliados se unen a todos aquellos que desean la paz y la seguridad en el mundo, y estamos juntos para ganar la guerra contra el terrorismo.
Esta noche, les pido que recen por aquellos que padecen aflicción, por los niños cuyo mundo ha quedado destrozado, por todos aquellos cuyo sentido de seguridad se ha visto amenazado. Y ruego para que sean confortados por un poder más grande que cualquiera de nosotros, que habla a través de los tiempos en el Salmo 23: “Aunque camine por el valle de la sombra, no temeré porque tú estás conmigo”.
Este es un día en el que todos los estadounidenses de todas las clases sociales nos unimos en nuestra resolución de alcanzar la justicia y la paz. Estados Unidos ha derribado antes a sus enemigos, y lo haremos así esta vez. Nadie debe olvidar este día, pero seguiremos adelante para defender la libertad y todo lo que es bueno y justo en nuestro mundo.
Gracias, buenas noches y que Dios bendiga a Estados Unidos.
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