Discurso: 1 de marzo de 2008
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Buenos Días.
Hoy mi Administración está divulgando nuestra Estrategia Nacional para el Control de las Drogas para el año 2008. Este informe muestra los métodos que estamos usando para combatir el abuso de las drogas en Estados Unidos. Y destaca el progreso prometedor que estamos logrando en la lucha contra la adicción.
Cuando asumí la Presidencia en el 2001, nuestro país enfrentaba una tasa alarmante de abuso de drogas, particularmente entre las personas jóvenes. A lo largo de Estados Unidos, hombres y mujeres jóvenes vieron derrumbarse sus sueños por el ciclo destructivo de la adicción. Por lo tanto, comprometí nuestra Nación a una meta ambiciosa: en el 2002 comenzamos esfuerzos para reducir el uso de drogas entre los jóvenes en un 25 por ciento en cinco años.
Nuestra estrategia tiene tres elementos claves. Primero, estamos trabajando para desbaratar la oferta de drogas mediante un refuerzo de las agencias del orden público y asociándonos con otros países para mantener las drogas fuera de Estados Unidos. Segundo, estamos trabajando para reducir la demanda de drogas mediante programas de prevención y educación. Y tercero, estamos ofreciendo opciones de tratamiento para quienes se han convertido en víctimas de la adicción.
Estos esfuerzos han producido resultados que se pueden medir. Desde el 2001 la tasa de abuso juvenil de drogas ha caído en un 24 por ciento. El uso de la marihuana por personas jóvenes ha disminuido en un 25 por ciento. Su uso de Éxtasis ha caído en más del 50 por ciento. Y su uso de metamfetamina ha disminuido en un 64 por ciento. En su conjunto, hay aproximadamente 860,000 jóvenes menos en Estados Unidos usando drogas hoy en día que cuando comenzamos estos esfuerzos.
Nuestra estrategia de control de las drogas seguirá los tres elementos de este enfoque exitoso. También tendrá como objetivo un problema creciente - el abuso por jóvenes de medicamentos recetados. Desafortunadamente, muchos jóvenes estadounidenses no comprenden lo peligroso que puede ser el abuso de los medicamentos. Y en años recientes, el número de estadounidenses que han muerto de sobredosis de medicamentos recetados ha crecido.
Uno de los factores detrás de esta tendencia es la creciente disponibilidad en línea de medicamentos recetados altamente adictivos. El Internet ha traído enormes beneficios para quienes no pueden ir fácilmente a una farmacia en persona. Sin embargo, también ha creado una oportunidad para que médicos y farmacéuticos sin escrúpulos hagan ganancias de la adicción.
Una víctima de un tal médico fue Ryan Haight. El joven de California tenía apenas 18 años cuando tomó una sobredosis de analgésicos ilegalmente recetados por el Internet. Con sólo unos cuantos "clics" del ratón, Ryan logró obtener una receta de un médico que nunca había conocido y conseguir que le entregaran las pastillas a la puerta de su casa. El médico que escribió la receta para Ryan previamente había servido una cadena en prisión por ilegalmente dispensar sustancias controladas.
Tenemos que evitar que tragedias como ésta sucedan en el futuro. Por lo tanto le pido al Congreso que trabaje con mi Administración para poner fin a la venta ilegal por Internet de medicamentos recetados altamente adictivos. Trabajando juntos para alcanzar esta meta, podemos asegurar un futuro más sano para nuestros hijos.
La acción del gobierno es solo una parte de la solución al problema del abuso de las drogas. Otros en nuestra sociedad también tienen un papel importante que desempeñar. Personas en las industrias del entretenimiento y los deportes sirven como modelos de conducta para millones de jóvenes estadounidenses - y eso conlleva la responsabilidad de disipar la noción de que el uso de las drogas es atractivo y libre de consecuencias. Los maestros, pastores y padres también tienen la obligación de ayudar a los jóvenes a desarrollar el carácter y el auto- estima para resistir las drogas. El gobierno federal seguirá haciendo su parte para mantener sanos a nuestros jóvenes y les pido encarecidamente a todos los estadounidenses que hagan lo mismo. Nuestros hijos merecen nada menos.
Gracias por escuchar.
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