Discurso: 23 de febrero de 2008

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Buenos Días.

Este jueves Laura y yo volvimos de una visita inspirada al África. En Benin y Tanzania estuvimos con líderes que están luchando contra VIH/SIDA y malaria - y personas cuyas vidas han sido salvadas por la generosidad del pueblo estadounidense. En Ruanda vimos una nación que está superando el dolor del genocidio con valor y gracia y esperanza. En Ghana conocimos a empresarios que están exportando sus productos y construyendo un futuro más próspero. Y en Liberia, vimos a una nación que se está recuperando de una guerra civil, encabezada por la primera mujer elegida democráticamente en ese continente. Laura y yo regresamos a Washington impresionados por la energía, el optimismo y el potencial del pueblo africano.

Los miembros del Congreso pronto volverán a Washington también, y tienen asuntos urgentes que atender. Se fueron de la ciudad por un receso de 10 días sin aprobar legislación vital dando a nuestros profesionales de inteligencia las herramientas que necesitan para rápida y eficazmente monitorear las comunicaciones de terroristas extranjeros. La falta del Congreso de aprobar esta legislación fue irresponsable. Dejará a nuestra Nación cada vez más vulnerable a ser atacada. Y el Congreso debe reparar de inmediato este perjuicio a nuestra seguridad.

El camino por delante está claro. El Senado ya ha aprobado un buen proyecto de ley por una mayoría bipartita abrumadora. Este proyecto de ley tiene fuerte apoyo bipartito en la Cámara de Representantes, y sería aprobado de ser sometido a un voto sí o no. Pero los líderes de la Cámara están bloqueando esta legislación, y la razón puede resumirse en cuatro palabras: demandas de acción colectiva.

El proyecto de ley del Senado evitaría que los abogados de los demandantes pudieran demandar a compañías que se cree ayudaron a defender a Estados Unidos después de los ataques del 9/11. Más de 40 de estas demandas han sido presentadas, buscando cientos de mil millones de dólares en daños y perjuicios de estas compañías. Es injusto amenazar a estas compañías con ruina financiera sólo porque se cree que hicieron lo correcto y ayudaron a su país.

Pero el mayor costo de todos es para nuestra seguridad nacional. Sin protección contra demandas, las compañías privadas serán cada vez menos dispuestas a asumir el riesgo de ayudarnos con actividades de inteligencia vitales. Después que el Congreso no actuó la semana pasada, el diario Wall Street Journal le preguntó a un ejecutivo de una compañía de telecomunicaciones cómo respondería su compañía a una solicitud de ayuda. Él contestó que debido a la amenaza de demandas, y cito "No lo estaré haciendo. no voy a hacer algo voluntariamente." En otras palabras, la negativa de la Cámara de actuar está socavando nuestra capacidad de obtener ayuda de compañías privadas. Y eso socava nuestros esfuerzos de protegernos contra ataques terroristas.

El Director de Inteligencia Nacional, Mike McConnell recientemente explicó que la gran mayoría de la infraestructura de comunicaciones sobre la cual dependemos en los Estados Unidos es propiedad de y operada por el sector privado. Dice que, en vista de la falta de proporcionar protección contra responsabilidad, compañías privadas que "de buena gana nos han ayudado en el pasado, ahora dicen "No me pueden proteger a mi. ¿Porqué he de ayudarlos a ustedes?" El Senador Jay Rockefeller, Presidente Demócrata del Comité de Inteligencia del Senado, lo expresa así: "El hecho es que si perdemos la cooperación de estas u otras compañías privadas, nuestra seguridad nacional va a sufrir."

Cuando el Congreso se vuelva a reunir el lunes, los Miembros de la Cámara tendrán que tomar una decisión: Pueden dar poderes a los tribunales - o pueden dar poderes a la comunidad de inteligencia. Pueden ayudar a los abogados de demandas de acción popular a presentar demandas por mil millones de dólares - o pueden ayudar a nuestros oficiales de inteligencia a proteger millones de vidas. Pueden poner nuestra seguridad nacional en manos de abogados de demandantes - o pueden confiársela a los hombres y mujeres de nuestro gobierno que trabajan día y noche para mantenernos a salvo. Al tomar su decisión, los Miembros del Congreso no deben jamás olvidar: en alguna parte del mundo en este preciso momento, terroristas están planeando el próximo ataque contra Estados Unidos. Y para proteger a Estados Unidos contra tales ataques, debemos proteger a nuestras compañías de telecomunicaciones contra demandas abusivas.

Gracias por escuchar.


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